CAPÍTULO 4

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Los días posteriores pasaron a la velocidad del rayo. 

Había establecido una rutina que la dejaba sin apenas tiempo libre. Pensaba que así, si mantenía a su cuerpo ocupado, su mente podría descansar. Pero estaba totalmente equivocada. 

Ignoró a Noah cuando le exigió respuestas. En realidad, ignoró todo a su alrededor. 

Quedaban tan solo cuatro días para que las clases comenzaran, y por lo tanto, sus horas en la biblioteca se habían vuelto más ajetreadas. 

Se encontraba en la sección de historia, ordenando algunos libros de manera perezosa cuando una mano se posó con suavidad en su hombro. 

-Perdone- habló una voz suave-, ¿podría ayudarme con algo, si no es molestia?

Se llevó una sorpresa al encontrarse a la misma Susan Mayfield esperando con una sonrisa algo impaciente. 

No había establecido muchas palabras con ella más allá de la bienvenida que le dio cuando, casi un mes atrás, se había mudado con su hija a la caravana de enfrente. 

La observó rápidamente, percatándose de su apariencia desaliñada y el tic nervioso de sus manos. 

-Señora Mayfield- habló tras un carraspeo-. Claro, ¿Qué necesita?

-¿Jude?- un timbre de alegría mezclado con sorpresa inundó su rostro-. Perdona, cariño, no te había reconocido. ¿Cómo estás?

Apretó su brazo tal vez un poco demasiado fuerte, pero decidió pasarlo por alto, teniendo en cuenta que la mujer trataba de ser amable a pesar de su claro estado de nerviosismo. Jude se preguntó por que estaba tan acelerada. 

-Bien- respondió. 

-Genial, genial- bajó de golpe la mano de su brazo, sobresaltándola-. Verás, estaba buscando un libro para la clase de literatura de Maxine, ¿puedes ayudarme?

Con que así de llamaba la pequeña pelirroja. 

-Claro, ¿cuál es?

Le extendió un pequeño papel. En él, con letra apresurada, pudo reconocer el título de la obra. 

"La vuelta al mundo en ochenta días"

Sonrío por la elección. 

-Sígame- dijo comenzando a andar. 

Sintió a la mujer dar pasos detrás de ella, caminando casi a su par. Giró por un pasillo y paró abruptamente, provocando que chocaran. 

-Perdón- dijo con nerviosismo la joven-, casi lo paso desapercibido. Aquí tiene. 

Le extendió un libro bastante viejo. Se notaba su evidente uso, teniendo las páginas amarillas y el lomo bastante maltratado. Los bordes parecían haber sido comidos, y unas manchas de humedad se extendían por la cubierta. Aún así, ambas supieron que no iban a encontrar otro en mejor estado.  

-Gracias, cariño- dijo con una sonrisa honesta. 

Se la devolvió, girando sobre sus talones. Estaba a punto de marcharse cuando escuchó de nuevo la voz de Susan. Esta vez, sonaba algo indecisa, como si se hubiera pensado mucho si hablar o no.

-¿Jude?

-Dime- dijo confundida. 

-Escucha, tesoro- volvió a sentir su mano sobre su hombro-. No sabía si decirte esto o no, pero teniendo en cuenta que a mi me hubiera gustado que alguien lo hiciera...- tomó aire, mirando a cualquier parte menos a ella-. Mira, vi lo que ocurrió la otra noche. Se que ha veces es difícil, pero si me permites darte un consejo, aléjate de él. Hazme caso, estas mejor sola. Que le arruine la vida a otra. El no te va a hacer feliz y lo sabes bien, no malgastes tu tiempo en alguien así, por favor.   

ANGEL | Eddie MunsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora