Se habían separado nada más llegar, por lo que no sabía nada de él desde hacía dos horas.
Se encontraba en clase de español, y casualmente la habían juntado con una chica que no conocía para hacer un trabajo en parejas. Al principio fue algo incómodo, pues ambas eran bastante tímidas y no sabían como empezar la conversación. Pero de repente, la castaña se presentó, impaciente por el silencio. De todo lo que soltó solo pudo entender que se llamaba Robin. Parecía que no podía dejar de hablar, dejando atrás a la tímida chica del principio. Aunque le sorprendió, Jude no pudo encontrarla más adorable.
Resultó que se llevaron realmente bien. La tal Robin formaba parte de la orquesta, por lo que supo que la vería más seguido en los partidos. Estuvieron charlando la mayor parte de la clase.
-¿Sabes?- Robin solía exageran mucho sus expresiones, recordándole a cierto rizado-. Pensé que serías diferente. Hasta me solías dar miedo cuando te veía en los pasillos.
-¿Miedo?- soltó una gran risa-. Dios, eso es lo más raro que alguien me ha dicho nunca.
-Lo digo enserio- insistió-. Aunque tal vez sea por tu novio, el que juega a baloncesto. Suele estar bastante serio, y eso intimida bastante.
Volvió a reírse, esta vez un poco menos que la última vez. Por un segundo su cerebro había relacionado la palabra novio a Eddie, pero rápidamente se corrigió, proyectando la imagen del atleta castaño.
Esto la aturdió un poco.
Igualmente, fingió una sonrisa y volvió a mirar a su compañera.
Resultó que como habían perdido el tiempo hablando de trivialidades, tuvieron que quedar esa misma tarde para hacer el trabajo. Discutieron el lugar, decidiendo al fin hacerlo durante el horario laboral de ella, en alguna sala de estudio de la biblioteca.
Se despidió en la puerta de ella, pues Cardan ya estaba allí esperándola para ir a la cafetería. Robin tenía razón en lo que siempre andaba con la misma expresión, aunque esa mañana parecía estar aún más acentuada, asustándola un poco.
-¿Que tal?- dijo, notando como tomaba su mano, apretando hasta dejarla entumecida. Parecía estar muy tenso, pero igualmente le siguió por los pasillos.
-Bien, cariño- dijo de manera borde.
Decidió guardar silencio, no parecía estar de humor y no quería molestarle más. Esperaba que se tratara tan solo de algún cabreo en el entrenamiento.
Por otra parte, Eddie aún tenía ganas de volver a la cama. Le dolía el cuello y se sentía totalmente agotado. Se levantó tan solo diez minutos después de verla marchar por la ventana, quedándose totalmente embobado con sus pensamientos, que giraban únicamente en torno a ella. Se vistió rápidamente con unos vaqueros algo sucios y una camiseta vieja de Metallica.
Decidió saltarse el desayuno, pues no quería llegar tarde. Aunque al que no pudo evitar fue a su tío, que le miraba como intentando leer su mente.
-Así que...- empezó, sirviéndose una taza de café despreocupadamente mientras Eddie se lavaba los dientes en el aseo. Estaba con la puerta abierta, por lo que podía verle en el reflejo del espejo-. ¿Jude y tú ahora tenéis algo?
-¿Qué?- sonó incrédulo, manchando sin darse cuenta la parte de arriba de su vestimenta con pasta dental-. ¿Has entrado a mi cuarto mientras dormíamos?
A pesar de la sorpresa, Eddie no estaba cabreado o algo así. No era ese tipo de persona, pues solía tomárselo todo con mucha calma. De hecho, le avergonzaba pelear con gente.
ESTÁS LEYENDO
ANGEL | Eddie Munson
FanfictionJude está segura de que no soporta a su vecino. A Eddie le da igual.