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Estábamos en la sala de espera esperando noticias de David, cuando a la sala entró una mujer mayor, parecía un maestra, llevaba puesto un uniforme.

—Buenas ¿Como están? ¿Cómo sigue David?

Saludo esta a los padres de David.

—Se puede morir...

Contestó su padre fríamente.

—Y usted lo dice así nomas.

—El nunca me importó en lo absoluto...

—Se puede saber... ¿Que le hizo este pobre ser para que usted lo trate y lo desprecie de esa manera?

—Que fuera un marico.

—¿Solo por eso?

El solo asintió.

—Entonces ¿Que hace usted aquí si no le importa la vida ni la salud de su hijo?

—Acompañando a esta que anda de dolida.

Señaló a su esposa quién estaba dormida a su lado.

Luego en la sala entró el doctor que estaba al tanto de la salud de David.

Mis amigos y yo nos pusimos de pie para escuchar lo que tenía que decir.

—¿Como está doctor? —pregunté lentamente.

—No se como responder esa pregunta con exactitud —explicó—. le hemos dado muchos medicamentos para que reaccione y nada, sige sin decir nada, sin comer, no tengo nuevas ni buenas noticias.

—Entonces eso quiere decir que ¿puede morir dentro de poco?

—No señorita, al menos le hemos dado comida por un tuvo mientras duerme, y su pulso se ha fortalecido exitosamente, pero temo que si sigue así no dure mucho...

—¿Podemos ir a verlo? —Preguntó uno de mis amigos detrás de mi.

—Queremos verlo —agrego la novia de mi amigo.

—¿Ustedes si que lo quieren mucho cierto? —preguntó el doctor.

—Es como un hermano para nosotros.

— Bueno, pueden ir a verlo, pero uno por uno, no queremos que tenga complicaciones con su corazón.

Cierto, David sufría del corazón y un montón de personas en un solo cuarto con el podría exaltarse y luego complicarse las cosas.

—Está bien.

—Me gustaría ir yo primero —agregó la que podía ser una maestra alzando la mano.

Mis amigos y yo la dejamos entrar primero, total tendríamos todo el día para ir a verlo uno por uno y al menos despedirnos si era lo último que podríamos hacer.

—Está bien, pero primero debo preguntarles algo.

—Diga doctor... —dije.

—¿algunos de ustedes saben si David sufría de un trastorno?

Silencio...

—Yo si se —la madre de David rompió silencio.

—Pase por aquí señora... —dijo el doctor señalando un pasillo.

La vida de David ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora