—¿Entonces que debo hacer? —Pregunté lentamente.
—Ella dijo que vendría dentro de poco a rezar para ver si te puede ayudar —respondió mi madre.
—¡Buenas noches! —Interrumpo alguien en la puerta.
Canela comenzó a ladrar a la persona que estaba afuera.
—¡Canela silencio! —Gritó mi madre desde el comedor.
Yo me puse de pie y fui a la puerta aver de quién se trataba.
—¡Buenas! —dije—. Canela silencio.
Canela no hacía caso, en la entrada pude ver a dos hombres uno de ellos lucia mayor que otro, parecían padre e hijo.
—¿A quien busca? —Dije un poco cortante.
—David —Gritó mi madre—. ¿Quién es?
—No sé —Respondí—. son dos hombres...
Mi madre se puso de pie y se paró a mi lado para ver quiénes eran.
—¡Es Cheo! — gritó uno de ellos.
—¡Ah! ¿Cómo estás? —dijo mi madre acercándose a la puerta.
Mi padre también se puso de pie y siguió a mi mamá.
Canela seguía ladrando, intenté callarla pero fue en vano, pude notar que el chico más joven me observaba de una manera algo ¿Indecente?
—Pasen —ofreció mi madre—. ¿David cómo es posible que tú no hayas dejado entrar a Cheo?, Él es el dueño de la casa
—¿Disculpa? Para tu información yo no conozco al señor, ustedes nunca me lo presentaron.
—Disculpa a mi hijo él es patético —dijo mi madre a Cheo.
Al oír eso me dirigí a la habitación lleno de ira.
¿Patético?
Calmate hombre, tú sabes cómo son ellos.
Salí de la habitación, me dirigí al comedor a terminar de comer.
—Acabamos de llegar —informó Cheo tomando asiento en uno de los muebles de la sala—. Perdon por no haber avisado que vendríamos.
—No tienen porque disculparse —dijo mi madre—. Esta es su casa.
—Este es mi hijo —dijo Cheo señalando a su hijo entrando con unas maletas—. se llama Honey.
—¿Miel? —solté desde el comedor.
—Sí —afirmó Honey mirándome—. Suena muy femenino ¿No crees?
—Femenino no sería el término que usaría.
Al siguiente día me sentía muy incómodo, Honey me miraba muy extraño.
O quiere contigo o sabe algo de ti o le llamas la atención.
A lo mejor me habrá visto por Facebook tengo muchas personas agregadas que son de Caracas y todos son desconocidos.
Será eso.
Por mi mente pasaban imágenes extrañas, siempre eh dicho que yo a lo mejor tengo un don, que me hace ver las intenciones de los que me rodean, y casi siempre esas imágenes eran ciertas.
Al pasar los días me sentía más incómodo hasta que hice un plan para que me hablara, la casa tenía dos plantas, pero la segunda no estaba terminada, ese era mi lugar solitario de relajación cuando iba a estudiar, dibujar, escuchar música o pensar cualquier cosa.
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La vida de David ©
RandomTenía tan solo 9 años cuando me di cuenta de lo que quería en realidad, aunque desde muy pequeño lo sentía, solo que para esa edad estaba muy pequeño para saber las cosas. Mi vida desde los 9 tuvo un cambio radical, muchas cosas pasaron desde que cu...