Capítulo XXXVII Deceso

144 29 6
                                    

Albert~

Unos toques insistentes a la puerta hacen que me despierte de mi agradable sueño.

Por Dios, desde que Elroy me hizo víctima de su trampa no he podido dormir bien. Y dormir después de haber hecho el amor con la mujer de mi vida, solo me ha devuelto a ser quien era antes.

Lastima que quién toca a la puerta no piensa igual que yo.

—Albert, por favor sal —pide mi primo Bruce—. Yo sé que seguramente estarás muy ocupado, pero esto es demasiado importante.

A regañadientes y odiando a Bruce me levanto de la cama y me coloco mi ropa a toda prisa para que Bruce no siga fastidiando.

—¿Qué es lo que sucede Bruce? —pregunto enojado. Levanto la mirada para encontrarme a tía Lorna y Stear con cara de pocos amigos.

—Elroy —responde tía Lorna—. Karen ayer nos dijo que había visto a Elroy rondar cerca del castillo Grandchester.

—Imposible, Elroy está en Estados Unidos, no puede salir del país por el juicio que…

—Es cierto, Elroy estaba aquí —explica Bruce interrumpiendo a mi afirmación.

—¿Estaba? Eso quiere decir que ya n…?

—La tía abuela ha muerto —dice Stear y la primera reacción de mi cuerpo es la taquicardia y abrir los ojos.

—¿Qué? ¿Cómo es eso posible? —pregunto aún sintiéndome conmocionado por lo que acabo de escuchar.

—El doctor que era muy amigo de mi padre y tu abuelo nos avisó anoche mientras estábamos cenando con los Grandchester —esclarece tía Lorna—. Al parecer le dio un infarto.

—Pero es que no entiendo, ¿cómo salió de Estados Unidos? Se supone que por su juicio no podía salir —digo indignado porque Elroy estuvo cerca y bien pudo haberle hecho daño a mi hija o Karen, ya que me consta que odia por igual a las dos por igual—. ¿Y Silvia? ¿Dónde está mi hija?

—Nosotros queríamos traerla, pero Terry se ha negado diciendo que él es responsable de cuidar a Silvia —expresa Stear.

A pesar de que mi amistad con Terry Grandchester se ha ido al demonio me tranquiliza que él este al pendiente de Silvia. Me consta que la quiere como a una hija más y la protegerá de todo.

—Elroy dejo esto —indica tía Lorna dándome un papel—. No la dejo para nadie en específico así que la leímos todos.

La abro y la leo.

Vine porque todos los acontecimientos que he vivido solo me han debilitado el corazón y un juicio y una condena solo me llevaran a la muerte, por lo que yo misma he decidido morir en la tierra que me vio nacer.

Quiero ser enterrada en el mausoleo de los Andley en Escocia y deseo llevar el vestido novia que utilicé en mi boda el que está guardado en mi recámara de la villa.

E. Elroy Andly

—Es la ultima voluntad de Elroy, pero si tú no quieres hacerlo lo comprendernos y…

—Háganlo —sentencio—. Pueden llevar sus restos a Escocia para dejarlos donde ella indicó.

—¿Eso quiere decir que tú no irás con nosotros, Albert? —cuestiona Stear.

—Correcto —respondo con severidad— Mi tía nos hizo demasiado daño a Karen y a mí. No soy capaz de pedirle a Karen que me acompañe a Escocia a enterrar a la mujer que le causo tantas lágrimas y no quiero ni puedo separarme nuevamente de Karen y Silvia.

Entre el amor y el deber Donde viven las historias. Descúbrelo ahora