Capítulo III En una fotografía

346 35 12
                                    

Albert~

Semanas antes

—¡Que loco! Iba a confesarle mis sentimientos a mi propio suegro —dice Terry mientras abre su apartamento—, es que casi me da un infarto cuando mi pecosa me dijo que tú eras el famoso tío abuelo William.

—Bueno es que si lo narras así suena muy feo —bromeo mientras entro al apartamento de mi amigo.

—Sea como sea, es mejor así —asegura el castaño dejando su abrigo en una silla—, prefiero pedirle la mano de Candy a ti, que a tu tía, ya que con todo respeto, pero da más miedo que una momia.

Me río por su comentario. Tiene razón la tía Elroy es capaz de atemorizar hasta el más valiente. Puede que hace poco haya recuperado la memoria, pero recuerdo a la perfección como me sentí de perdido cuando murieron mis padres y me quede al cuidado de ella.

—¿Quieres algo? ¿Café, agua, té, whisky? —me ofrece Terry.

—Café está bien, gracias —le digo.
Mientras Terry prepara el café, me pongo a curiosear por su apartamento.

Es interesante ver como a pesar de que el muchacho nació en cuna de oro al igual que yo, se ha adaptando muy bien a la vida sencilla y sin tantas comodidades a las cuales estaba acostumbrado.

Veo algo que me llama realmente la atención y es un afiche que tiene pegado en la pared. En el está Terry caracterizado de Romeo junto a una bella señorita de cabello castaño al igual que él.

—¿Quién es? —pregunto movido por la curiosidad que esa señorita a despertado en mí.

—¿Quién es quién? —pregunta volteando a ver—, ah. Es Julieta.

—Eso ya lo sé. A lo que me refiero es, ¿cómo se llama la actriz? —digo con algo de enojo, porque Terry se haga el chistosito en este momento.

—Se llama Karen Kleiss —dice y me da la taza de café—, es con quien comparto el protagónico, y por más raro que te parezca es mi mejor amiga.

—¿Tu mejor amiga? —digo asombrado—, tú no eres de amigos, así que la señorita te debió de haber agradado mucho para nombrarla como mejor amiga.

—Bueno, al principio me pareció bastante extraña. Karen es de esas personas que tienen un sexto sentido y lo utilizan bastante —explica Terry—, la conocí cuando los dos audicionámos para Romeo y Julieta. No la escogieron desde el principio, pero después del accidente vino a sustituir a Susana en el papel de Julieta y desde entonces nos hemos hecho grandes amigos.

—Ya veo —digo sin quitarle la vista a la imagen de la joven actriz—, ¿tiene novio?

—¿Te interesa? —pregunta Terry y cuando lo volteo a ver tiene las cejas alzadas y la cara llena de diversión.

—Simple curiosidad —le digo una mentira mientras le doy un sorbo al café.

—No, Karen Kleiss está libre y sin compromiso —responde Terry. Por la sonrisa que tiene sé que no creyó que solo tengo curiosidad—. No te preocupes hermano, un día de estos te la voy a presentar. Mientras tanto —Terry se aleja de mi lado y va a buscar algo en un cajón—, que esto te acompañe.

Me tiende algo que no sé que es, pero cuando lo tomo me doy cuenta que es una fotografía de Karen donde se encuentra ella sola con un vestido azul.

Se ve linda, muy linda. No sé, pero al igual que la señorita sonríe en la foto yo también le sonrió.

—Tiene su autógrafo, atrás -comenta Terry. Le doy vuelta a la foto y encuentro el autógrafo de Karen ahí—, de nada.

Y así pasan los días entre ocupaciones de la boda "de mi hija" y mi deber con el clan Andley. A penas y tengo tiempo para pensar en la castaña, pero en la noche, siempre saco su fotografía y la contemplo hasta quedarme dormido.

Entre el amor y el deber Donde viven las historias. Descúbrelo ahora