Capítulo XXVI Liberación

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Albert~

—Y creo que nos casaremos pronto —comenta Stear tomando la mano de Patricia O'brien, su novia o más bien debería de decir su futura esposa—. Bueno, falta que Patty me de el sí.

Patty le da un codazo a mi sobrino y ambos se ríen.

—Sabes que soy yo la que ha estado esperando para que sea tu esposa —reclama un tanto enojada.

—Bueno, si no hay nada que lo impida nos podemos casar en cuanto tu familia venga a Estados Unidos —afirma, Stear—. No hay ningún motivo por tu parte para que me case con Patty, ¿o sí, Albert?

—Por supuesto que no —digo sonriéndoles—. Si ambos quieren unir su vida, son libres de hacerlo y cuentan con todo mi apoyo.

—Gracias —agradecen al unísono para luego tomarse la manos y besarse.

Hoy es 24 de Diciembre, no hubo cena navideña llena de lujos y gente finísima como las fiestas que solía hacer tía Elroy.

Ella ya está en su cuarto, al igual que Tamara y tía Lorna. Supongo que tía Elroy estará deseando mi muerte por negarle hacer la gran fiesta que tenía planeada desde hace un año.

A pesar de que le dije a Alistear, que no iba a ver una celebración este año para celebrar la navidad, se ha empecinado a venir a verme y trajo con él a su novia Patty.

Mientras mi sobrino y su prometida se demuestran cuanto se aman, me pregunto si la mujer que amo, ya me ha superado y ya está feliz al lado de otra persona.

Sé que el solo pensarlo, significa que mi corazón se parta, pero prefiero mi dolor a que ella siga sufriendo por mi culpa.

—Bueno, cambiando de tema. Candy, Terry y Aidan se han ido a Londres a visitar a su familia —comenta Stear luego de prestarle atención a su novia—. Su plan era irse la semana pasada, pero por sus respectivos trabajos no se ha podido.

Candy, la dulce y tierna Candice. Ha seguido intentando acercarse a mí, pero no lo he permitido, porque eso significaría poner en peligro a Karen.

—Espero que se la pasen bien —digo sin ánimos. En realidad quisiera ser yo él que estuviera en un barco rumbo a Londres.

—¡¡¡Dame mis joyas!!! —un grito hace que deje mis pensamientos tristes y me ponga alerta—. ¡Te estoy hablando, Tamara! ¡¡¡Dámelas!!!

Son las 12 de la noche y lo que veo en las escaleras es la cosa más absurda que he visto en los últimos meses.
Tamara está vestida con una capa negra que le cubre la cabeza y la parte trasera de su espalda. Y mi tía Elroy, está con un camisón holgado y blanco que le cubre todo el cuerpo y también lleva un gorro a juego con el camisón.

Lo raro no es la vestimenta con la que están las dos, si no más bien que es tía Elroy que persigue a Tamara.

—¡¿Qué es lo que les ocurre a ustedes dos?! —pregunto enojado. Lo que menos quiero es saber de peleas entre Tamara y mi tía.

—¡Te he dicho que me devuelvas mis joyas Tamara! —ordena tía Elroy cuando ambas ya bajaron por completo las escaleras.

Ahora que las veo mejor, observo que Tamara tiene un sobre  en su mano izquierda, y una maleta la cual deja en el suelo.

¿Acaso piensa en irse de vacaciones?

Tía Elroy se acerca a Tamara con intensiones de tomar la maleta, pero antes de que pueda poner una mano encima de ella, Tamara saca una pistola, con la cual apunta a mi tía.

—Un paso más y aquí te quedas Elroy Andly —dice Tamara quitando el seguro de su arma—. Vamos a sincéranos y de paso le voy a dar mi regalo de navidad a los Andley.

Entre el amor y el deber Donde viven las historias. Descúbrelo ahora