LUCES CAMARA Y AMOR 2.

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De nuevo metida en el tráfico Hermione al volante se encontraba un poco más tranquila, en el asiento tracero llevaba al pequeño retoño de su pelinegra quién había puesto casi nula resistencia para aceptar al auto entrar, principalmente, porque la nenita quedó fascinada con el interior del mismo (los primeros cinco o diez minutos de viaje en el interior solo escuchaba el subir y bajar de la ventanilla tracera, la pequeña Fiore estaba fascinada con los botones que hacían ese trabajo), la actriz por un instante se había sentido tentada en bloquear las ventanas, el sonido tras unos segundo le había comenzado a poner los nervios de punta, pero solo hizo falta ver por el retrovisor para encontrarse con la brillante mirada de la niña para que desistiera de su intento, no pensaba cortar la felicidad de la pequeña.

Las intenciones/recomendaciones/órdenes que el agente de la ley le había dado una vez la niña recogida, fueron claras:

Llevar a la niña a un domicilio fijo.

Espera hasta que le lleguen noticias de la madre de la niña.

Si todo salió bien, llevar a la niña con su madre.

Tres pasos tan sencillos que incluso una paloma podría entender. Pero las cosas a Hermione se le complicaron desde el primer punto, pues una interrogante en su mente había aparecido: ¿A dónde debo llevarla? — En silencio se había cuestionado la actriz. Primero que nada había pensado en ir a su departamento, descartó la idea, pues concidero que no era la mejor idea del mundo el tener a una niña tan pequeña en un minúsculo departamento en el piso 16 de un gran edificio del centro de Londres, peor le parecía la idea si pensaba en los paparazzi que siempre le esperaban en la entrada del edificio, en la insistencia adicional que tendrían los medios para hablar con ella después de que se supiera el tema del accidente y mejor era ni tocar el tema del balcón de su departamento, perfecto para que un accidente ocurriera. La opción de ir a la pequeña finca que tenía a unas cuantas horas de Londres tampoco le pareció buena idea, pues si consideraba la distancia, temía la situación se diera para mal interpretaciones, y Hermione tenía muy pocas ganas de volver a pasar por los juzgados.

Finalmente tras intentar buscar cualquier otra alternativa, decidió que la mejor idea era ir a la casa de sus padres, dónde ella se crío: una agradable y reconfortante casa de los suburbios de la clase media londinenses, quizás un poco más grande que el resto; un lugar perfecto para que una niña se pudiera distraer hasta que con su madre pudiera volver.

Ya teniendo en mente su destino, no necesito usar el GPS, conocía el camino de tan perfecta manera que sería perfectamente capaz de manejar con los ojos cerrados hasta allá. Pero no lo hizo por cuestiones de seguridad. Afortunadamente, estaban relativamente cerca, a cosa de unos 10 minutos si el maldito tráfico no fuera tan insoportable, como si ninguno de los conductores realmente supiera conducir.

Señorita Granger — La dulce voz de la infante le trajo de vuelta a la realidad, arrebatándole la furia que había nacido en la actriz cuando el pedazo de animal del Nissan multiplaza trato de cambiar de carril en un tráfico totalmente detenido — ¿Puedo quitarme mis zapatos? Ya están viejitos y me lastima mis deditos.

Una sonrisa sincera apareció en los rosados labios de la actriz — Claro que puedes, pequeña. — Le aseguro con amabilidad, ligeramente sorprendida por la forma tan educada que la niña tenía para hablar — ¿Puedes hacerlo tu sola?

Mamá me ha enseñado. — Respondió al instante — Ya soy una niña grande, puedo yo solita. — Los pequeños dedos de la niña entonces de fueron a sus zapatos, afortunadamente eran de velcro, lo cual hacía el trabajo más que sencillo — ¡Ouh!

Ese pequeño quejido le aceleró el corazón a la actriz que preocupada se giró para ver a la niña — ¿Paso algo, princesa?

Se volvió a romper. — Un puchero en sus labios apareció, sus mejillas se inflaron por, sus labios se aplastaron y su nariz se arrugó, a Hermione casi se le va el corazón. En una de sus manitas la tira de velcro colgaba, el zapato casi se le había caído del pie — Mamá se pondrá triste, lo había arreglado ayer.

Pansmione [One-Shots].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora