Aquella se suponía será una noche cualquiera de patrulla, una como las muchas que viví durante más de un siglo de servicio: moverme por los tejados de los edificios más altos, solo observando, esperando, evitando me alguien me viese hasta que los primeros rayos del alba llegarán.
Por muy rutinario que se volviera mi tarea era una que disfrutaba cómo si cada rondará fuera la primera. Estar en las partes altas de los puentes, incluso en el Big Bang. Lugares desde los cuales podía deleitarme mientras apreciaba la huella que cada generación en nuestro tierra habían dejado, tan atrás pero tan cerca, la época de los carruajes se asomaba, escondida detrás de los tiempos de cielos negros por la revolución industrial, dónde teníamos que hacer el doble trabajo, cuidando a los nuestros y a ellos: tiempos pesados, tiempos ajetreados, peligrosos, molestos por el torreón de plomo que nos bañaba cada que poníamos un pie fuera de las casas. Y aún con todo ello: como atesoraba los recuerdos de aquellos tiempos.
Mi hoja de ruta era clara, me tocaba vigilar por una zona bastante tranquila del Londres a pesar de estar cerca del centro, unas cuadras a la redonda de la universidad de Londres, varios kilómetros cuadros que se hacían muy sencillos de vigilar cuando eres un ser con las habilidades de mi especie.
Las noches de luna llena eran las más peligrosos al tiempo que las más agradables, el aire cargado con todo un espectro diferente a lo normal, la magia fluyendo en el ambiente, brotando de cada pequeño ser. Sabía que si me concentraba lo suficiente podría sentir cada pequeña luz que saludaba por primera vez a la vida, al igual que cada una de las que se despedía del mundo. Un espectáculo de tristezas y alegrías.
Pero desafortunadamente no me podía quedar a meditar, tenía que trabajar.
Moviéndose como una hoja que lleva el viento por los tejados, saltando de uno en otro dejándome caer sin importar la altura, escalando trepando, descendiendo, aterrizando; la noche de hace corta.
Ya comenzaba a asimilar que sería una noche sin ninguna emoción cuando me volví a asentar sobre un elevado tejado, mi vista fija en una calle casi desierta y entonces, la encontré: fue como si el tiempo unos segundos se detuviera, sus cabellos moviéndose encontrá el viento, suaves, rizados, desde la distancia parecían estar hechos en oro, su piel pálida resplandecía por la luz de las farolas porcelana fina sacada del mismísimo Buckingham, pequeña, frágil, el aura dorada que le rodeaba no hacía más que elevarla, acercándola a lo divino.
Mi piel caliente, corazón desbordando pasiones, pero día sentir algo nuevo dentro mía.
¿Qué hace una chica tan linda caminando tan sola? — Me pregunté en voz alta. Conocía el barrio como la palma de mi mano, tras más de cien años sería un insulto que no conociera su fama, por lo cual, sabía que era uno bastante seguro, pero eso no me parecía suficiente, aún así existía la posibilidad de que algo malo le ocurriera a la hermosa chica.
Como un vil acosadora la fui siguiendo a una distancia prudente, pasando de edificio en edificio aprovechando las sombras para que no me viera. Ya estaba pensando en la manera en la cual acercarme a la humana, quizás tomaría la pócima e intentaría encontrarla en el día, no era buena forma de ligue el aparecerle de un callejón en media noche.
Todo iba de forma normal hasta que llegamos a medio camino, mi afinado oido escucho en la cercanía el inequívoco sonido de tres apariciones. Cerré mis ojos durante unos instantes, mis otros sentidos se volvieron más afinados, pude identificar el aroma de tres de mi especie, peligro, es lo que de ellos emanaba.
Cruce los dedos para que no estuvieran acechando a mí humana. La situación era diferente, debía de ir con cuidado, mientras seguia cuidando de la humana no pude evitar caer en todas las apariciones que de forma constante se realizaban en la misma calle que la chica quien parecía no enterarse de lo que pasaba.
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Pansmione [One-Shots].
FanfictionPequeñas historias inconexas entre ellas, abiertas a quien se inspire en una para crear su propia historia, solo esperando que no se molesten si yo también decido desarrollar una de estas historias.