Pansy Parkinson era uno de los más grandes atractivos existentes dentro de la casa de Slytherin, con esa aura tan extraña a su alrededor, nada similar a los estereotipos de las serpientes, se la pasaba gran parte del tiempo con una reluciente sonrisa en aquellos rosados labios, siempre dispuesta a ayudar y están siempre al borde de una aparente sobredosis de azúcar.
Sus atuendos coloridos era otro de sus motivos de fama, utilizando los tonos más vivos de sus colores favoritos, aunque existían ciertas excepciones a esta norma (como lo puede ser el morado o el verde). Su capacidad en los deportes era otra cosa que le caracterizaba, en el quidditch ella era la mayor amenaza dentro del equipo de las serpientes, una buscadora sin igual que con absurda facilidad podría ser profesional. Dentro del ámbito académico la cosa era un tanto contradictoria pues en las clases se le podía observar perdida en la inmensidad de la existencia, alejada del mundo y la realidad, pero, aun así, siempre era la primera en levantar la mano para contestar cualquier pregunta que se le lanzara y siempre se podría encontrar su nombre en lo alto de las listas de promedios.
Toda esta situación que a la mayoría de alumnos le generaría cuanto menos una genuina curiosidad, en una leona en particular la sola existencia de la llamada princesa de las serpientes le generaba una profunda irritación y exasperación.
Hermione Granger, bruja nacida de muggles, considerada una sino es que la mejor bruja de su generación. Diferente a la serpiente al no tener apenas habilidades en ninguna de las actividades físicas existentes dentro del mundo mágico; siempre serena reservada y de vestimenta que casi siempre estaba rozando el extremo de la formalidad.
Ambas chicas nunca cruzaron palabras, la leona siempre se encargaba de tratar de evitar a la otra pues no quería acercarse a alguien a quien consideraba una falsa que seguro se mostraba agradable con todos para luego viborear a sus espaldas; Pansy, por su parte, nunca se acerco pues estaba bastante ocupada con todas las actividades como para poder ir tras la enigmática chica que le había llamado la atención desde el primer día en el colegio.
Esta nula interacción, el alejamiento que parecía sería para toda la eternidad, encontraría su final llegado el sexto año, cuando una carta llegara a la casa de ambas con una noticia más que esperada y deseada en ambos jóvenes corazones. Unas cuantas palabras serían más que suficientes para encarrilar dos almas, revelar secretos, crear confidentes y dulces amores.
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Hermione estaba en un vagón con sus dos mejores amigos, había llegado el momento de regresar al colegio después de una más que merecidas vacaciones, hablaban los tres sobre las cosas que habían hecho en sus respectivos hogares, una agradable manera para aprovechar el tiempo. Unos golpes en la puerta capturaron la atención del trio dorado, antes de que alguno se pudiera levantar para abrir, la acción fue realizada del otro lado, la visión de la jefa de casa de los leones apareció.
Buenas tardes jóvenes, lamento molestarles, pero necesito hablar con usted, señorita Granger — Observo entonces como ninguno de los tres se movió ni un milímetro, expectantes ante la información que se había anunciado estaba por llegar; un suspiro de frustración por la falta de comprensión en sus alumnos —. A solas, señorita.
Los labios de la aludida se volvieron un circulo perfecto al tiempo que las mejillas se volvían rojas de vergüenza — Los veré luego chicos — Los muchachos se despidieron no sin antes desearle suerte de forma silenciosa. Maestra y alumna caminaron un tanto para quedar lo más alejadas que pudieran estar del resto de alumnos — ¿Es grave lo que debe decirme? — Interrogo al ver la privacidad que su jefa buscaba.
No es nada de lo que deba temer — Se apresuro a indicar, matando de raíz toda la ansiedad que parecía querer aparecer —. Tuvimos un pequeño problema con la correspondencia este año, algunas cartas no llegaron a su destino esperado y, entre todas, usted es una de las afectadas — De entre sus ropajes, en uno de los bolsillos escondidos de la túnica, un sobre muy parecido al que había resguardado la carta que cambio la vida de la castaña hizo acto de presencia y fue ofrecido a la destinataria; con desespero fue abierto, el pergamino desdoblado y las letras esmeralda devoradas con la voracidad de un dragón hambriento; los ojos acaramelados se fueron volviendo brillantes, reluciendo en una emoción que estaba a nada de explotar. Cuando los labios comenzaron a temblar la maestra supo que había llegado al final de la carta — Muchas felicidades, Hermione, te mereces como pocos este titulo.
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Pansmione [One-Shots].
FanfictionPequeñas historias inconexas entre ellas, abiertas a quien se inspire en una para crear su propia historia, solo esperando que no se molesten si yo también decido desarrollar una de estas historias.