—¡Lily, a la cuenta de tres...uno...dos...tres!
—¡La ganadora se hizo presente chicos, nuevamente la joven muchacha de 22 años ha ganado contra los dos enfermeros menos reconocidos del lugar— La castaña comenzó a reír con fuerza mientras que los dos enfermeros empujaban al chico que hablaba por el altavoz.
—Es la octava vez que nos gana la carrera.
—Y próximamente será la novena—Habló Lily mientras soltaba una carcajada.
—No entiendo, ¿cómo es posible que nunca hayas sido corredora? ¿Te imaginas, Keery? Sería toda una millonaria — Bromeó uno de los enfermeros que compitieron contra Lily.
—No lo sé, quizá porque mi mamá se pasó toda mi vida en este hospital, pero siempre me gustó correr...
Joe Keery, una de las personas más cercanas a la castaña, se acercó y desordenó su cabello mientras esbozaba una sonrisa.
—Ten confianza, la quimioterapia está funcionando, confía en que saldrán de esta.
Lily tan sólo esbozó una sonrisa.
—Hey, Lily. Perdona que te los robe un momento pero, Keery y Heaton, los necesitamos inmediatamente en la sala 37, llegó un paciente herido de gravedad, producto de un accidente de auto— Exclamó Madelyn, otra de las funcionarias del hospital.
La castaña únicamente asintió de forma efusiva mientras que los dos enfermeros salían tras Madelyn.
Nuevamente...Lily estaba sola.
Y es que así se la pasaba la mayor parte de su tiempo.
Solía vivir en el hospital.
Por supuesto que tenían una casa, pero es que siempre había vivido con su madre. La jodida enfermedad les había arrebatado todo lo que ellas más amaban.
La casa.
Una familia.
Sus vidas.
Y por un segundo, Lily pensó que perdería a su madre.
Winona siempre había estado al borde de la muerte.
Cada operación, cada quimioterapia era siempre igual.
Lily vivía constantemente con una bomba de tiempo.
Y por muy feo que sonara...era así.
Jamás había querido decírselo a alguien, pero presentía que en cualquier momento perdería a su madre, y es que la idea de perderla, a pesar de tenerlo siempre presente, siempre dolía.
Dolía el simple hecho de imaginarse una vida sin ella.
Porque sí.
Lily no tenía a nadie más.
Joe y Charlie la habían acompañado por mucho tiempo, ellos solían mantener la esperanza viva.
Y es que no había nada como el lema que acompañaba a Keery, su mejor amigo.
—Lily, mientras sigamos vivos, la esperanza crece. Sé que podrán salir de esto, por favor no te rindas.
Él la conocía desde hace algunos años y es que comenzó siendo un estudiante cumpliendo su labor y de un momento a otro, ambos chocaron caminos y se convirtieron en familia.
Sin embargo, Lily no dejaba de pensar en la idea de perder a su madre.
Sabía perfectamente que perder a su madre, sería dejar todo atrás.
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7 » joseph quinn
Fanfiction"-El día en que ese árbol deje de florecer, será el día en el que yo ya no estaré aquí. -Mamá... -Hija...ese cerezo siempre vivirá." Lily es una chica de 22 años que ha pasado toda su vida en el hospital. Constantemente ve a su madre con una delica...