xiii.

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—No puede ser posible, Lily...

Lily estaba en estado de shock.

—No lo es...Charlie, J-Joseph despertó — Lily soltó un jadeo y sonrió tristemente.

De un momento a otro, Lily se había roto.

Y fue lo ocurrido con Joseph que la hizo cambiar.

Charlie estaba anonadado.

Los casos como los de Joseph eran uno en un millón.

La mayoría no despertaba y eso sí que era jodido.

—Es increíble...

Lily esbozó una débil sonrisa.

En ese momento, Joe apareció con la ficha de Joseph, de inmediato Lily se puso de pie y se acercó a zancadas.

—¡Joe! ¿Cómo está él? — Lily mordió su labio ínfimo.

Joe dio una bocanada de aire y sonrió.

—Él ha despertado...le hemos dado unos minutos para que acostumbre a la luz, para que pueda darse un respiro, él lo necesitaba...

Lily sonrío y una lágrima cayó por su mejilla.

—¿Puedo pasar a verle? — Lily jugueteó con sus dedos y soltó un chillido cuando Joe asintió con su cabeza.

Lily salió prácticamente disparada del pasillo.

La castaña se acercó al pomo de la puerta y lo giró lentamente. Vio que Joseph estaba recostado y apoyando su cabeza en la almohada.

A Lily le temblaban las manos.

Finalmente lo podría ver.

Frente a frente.

—J-Joseph...— Murmuró apenas Lily, en ese instante Joseph giró su cabeza y esbozó una sonrisa.

Lily se paralizó.

Su sonrisa era jodidamente preciosa.

—Lily...

Lily se acercó hasta la silla y tomó asiento, negaba con su cabeza y soltó una risita.

—No puedo creerlo...has despertado...

Joseph sonrió y movió su cabeza asintiendo.

—Yo tampoco lo creía, Lily...pero de alguna u otra manera, aquí estoy...

Lily pasó las manos por su cabello y mordió su labio.

—Es increíble, demonios es que estuve aquí desde el principio, y después de unos meses...finalmente despertaste.

Joseph pasó las manos por su frente y sonrió.

—Todo te lo debo a ti, Lily Ryder. Desde el principio, tú estuviste conmigo acompañándome, pedías que despertara, y esa canción...joder, cada una de tus acciones hicieron que yo quisiera quedarme.

Lily estaba embelesada.

Su acento era precioso.

Su voz pausada.

Sus ojos le cautivaban en demasía.

Al escucharlo, soltó una risita y sintió sus mejillas sonrojarse.

— Sabía que lo lograrías, Joseph...y también te lo agradezco...

Joseph enarcó una ceja confundido.

—¿A mí? ¿Por qué?

Lily sonrió tristemente.

—A pesar de todo, me escuchaste...y ahora estás aquí, viví el peor momento de mi vida, y de un momento a otro...me salvaste.

7 » joseph quinnDonde viven las historias. Descúbrelo ahora