7 » joseph quinn

xv.

—Así que te vas...

—Escucha, Joe...sé que debí contártelo pero, no he querido acercarme demasiado porque no sabía el tipo de reacción que podrías tener...— Joe pasó la mano su cabeza y suspiró.

Joe yacía sentado frente a donde solía estar presente el cerezo. Este había sido cortado hacía un par de días, ya que sin explicación se había secado completamente.

Aunque...

Lily sabía la razón.

La dolorosa razón.

—Todo cambió el día que él apareció en tu vida, Lily...

Lily bajó su mirada.

—Yo...

—Déjame terminar, Lily...— Joe miraba un punto fijo del paisaje y negó — Todo cambió pero, aunque suene extraño...te veo más feliz, es como si él te hubiera sacado del pozo sin pensarlo...— Joe soltó una risa cargada de dolor — Me alegra que...él haya podido hacerlo al menos — Joe lamió su propio labio — Me hubiera encantado poder hacerlo pero, cada vez nos comenzamos a distanciar...y de pronto, pasábamos por los pasillos del hospital y no nos mirábamos Lily...

Lily sintió sus ojos picar.

—Lo siento mucho, Joe... nunca fue mi intención herirte

Joe asintió.

— Lo sé, demonios...podría decir que eres prácticamente la única persona en el mundo que no hace las cosas queriendo herir al otro — Joe fijó su vista en su amiga y sonrió de lado — Fue por eso que te conté lo que sentía, Lily...porque sabía que tú no querrías lastimarme, y eso te lo agradezco...eres jodidamente maravillosa, Ryder...

Lily se acercó al chico y lo abrazó.

—Te agradezco cada una de las cosas que hiciste por mí estos seis años. Alegraste mi vida y la de Winona...— Lily mordió su labio ínfimo y cerró sus ojos— Cada día me llenaste de alegría estando en este hospital, las sesiones se esfumaban cuando tú estabas aquí conmigo y eso siempre te lo agradeceré — Lily acarició su cabello y se apegó más a él — Gracias por formar parte de mi vida, gracias por darle los mejores últimos días a mi mamá...espero y sigamos siempre en contacto porque a ti jamás querré perderte, Keery.

Joe soltó una risita y besó suavemente la mejilla de su amiga.

—Me debes la última carrera, Ryder.

—Y como siempre, está la ganaré yo, Keery.

Lily esbozó una sonrisa y se puso de pie mientras le guiñaba un ojo a su mejor amigo.

Finalmente, el sol estaba saliendo entre las nubes...

(...)

—Así que por fin te vas — Gruñó el paciente que prácticamente discutía siempre con Lily.

Lily asintió y esbozó una sonrisa.

—Ya no me tendrá que ver la cara, señor...

El hombre asintió y de pronto, esbozó una sonrisa.

— Me alegra que finalmente salgas de aquí, niña. Este lugar nunca ha sido adecuado para ti, mereces ser feliz y vivir como nunca antes.

Lily se sorprendió.

Sintió su pecho arder.

Y en ese instante, tomó la mano del paciente y la apretó delicadamente.

—Muchas gracias por todo, señor.