—¡Mamá! Despertaste, ¿cómo te encuentras? ¿necesitas algo?— Preguntó Lily mientras mantenía la mirada en su madre.
Luego de la quimioterapia el rostro de su madre lucía de lo peor.
Sus ojos poseían unas grandes bolsas debajo de ellos.
Sus manos temblaban.
Su cuerpo cada vez estaba más delgado.
Lily odiaba las quimioterapias.
Pero por sobre todo...
Lily odiaba el cáncer.
—Estoy bien hija...esta vez no fue tan destructivo...
Lily sabía que mentía.
Sin embargo, sabía que su madre hacía lo posible para levantar el ánimo de Lily.
Mientras que la castaña...únicamente debía aceptarlo.
—Mamá, hoy le tomé fotografías al cerezo, no sabes lo precioso que se ve...quizá cuando te sientas mejor...podríamos ir a dar un paseo.
Las salidas ocurrían muy rara vez al año, pero cada vez que Lily podía, buscaba la manera de llevarla.
Winona sonrió débilmente y asintió.
Tosió un poco y Lily rápidamente le acercó el vaso de agua.
Winona soltó un jadeo cuando el líquido pasó por su garganta.
Aún estaba muy débil.
—Y dime..¿Qué fue lo que ocurrió ayer? Escuché algunos ruidos en la habitación de al lado, pensé que eras tú colocando esa canción otra vez.
Lily comenzó a reír.
7.
7 era su canción favorita.
Sabía que Catfish and the bottlemen habían hecho un trabajo increíble.
Lily solía poner aquella canción cada vez que podía.
De hecho, en su reproductor únicamente tenía esa canción.
Y le encantaba.
—La verdad es que llegó un paciente nuevo...sólo sé que tiene 29 años y su nombre es Joseph.
—Lindo nombre, ¿no crees hija?— Lily frunció su ceño y asintió sin más.
¿Qué pretendía?
—Sí, suena bien...
Lily intentó no prestarle atención a ello.
Pero aquel chico de la habitación 37 le intrigaba.
Sabía sólo tres cosas.
Su nombre.
Su edad.
Y que poseía la habitación más linda de todo el hospital.
Winona cerró sus ojos y Lily comprendió que era momento de dejarla sola.
Su madre tomaba largas siestas y es que luego de cada sesión siempre quedaba exhausta.
Es por eso que Lily prefería dejarla sola y así no molestar su dormir.
Además...
Debía que confesar que cada vez que la observaba, mil cuchillos se enterraban en su pecho.
Le dolía verla así.
Le dolía ver a su madre apagarse poco a poco.
Salió de la habitación y dirigió su vista disimuladamente hacia la sala 37, intentó observar por el rabillo de la puerta.
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7 » joseph quinn
Fanfiction"-El día en que ese árbol deje de florecer, será el día en el que yo ya no estaré aquí. -Mamá... -Hija...ese cerezo siempre vivirá." Lily es una chica de 22 años que ha pasado toda su vida en el hospital. Constantemente ve a su madre con una delica...