Capítulo 11

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Entramos a la mina en uno de los recorridos que hacían en la tarde y después de mucha insistencia por parte Sander, acepté entrar al bar, el cual tenía pocas personas, ya que aún era temprano. Tomé la bebida que Sander pidió por mí y me pareció genial, pero me preocupaba si cobraban hasta por observar la impresionante remodelación que le habían dado a ese lugar. Me sentía como en una gran cueva rodeada de luces neón.

—¿Es asombrosa, cierto? —preguntó Sander mientras pagaba por las bebidas y caminábamos fuera.

—Diablos, es genial —asentí.

—Me agrada saber que te está complaciendo todo —Mi corazón dio un latido errante, porque me sentí un idiota por usarlo así —¿Qué ocurre? —frunció el ceño.

—Uh... yo —Miré hacia la fuente de antes —Solo pensé en cosas.

—¿Qué cosas?

—Estoy siendo injusto contigo —Lo miré de nuevo, pero sentía demasiada vergüenza —Me gusta... me gusta categorizarme como alguien que reconoce sus errores, al menos la mayoría de las veces —Me reí —Y bueno, siento que estoy cometiendo un error contigo.

Me observó varios segundos antes de asentir. Tomó mi mano e hizo que camináramos hacia un extremo apartado del lugar. La brisa comenzaba a rodearnos por la noche que se acercaba.

—Explícate mejor. Creo entenderte, pero quiero que lo digas tú.

Tragué duro.

—Yo... estoy... bueno, enamorado de Julián  —Tomé su brazo rápidamente —Pero me siento atraído por ti, en verdad. Es solo que... —Miré su pecho —Tal vez no debería intentar algo contigo si siento algo aún por él. No debo lastimarte de esta manera.

—Me gustas, me gustas mucho Mauricio —Tomó mi barbilla para verme a los ojos —Y sé perfectamente tus sentimientos por tu amigo, siempre lo he sabido, desde que te conocí cuando tenías 16, siempre supe que había alguien —Se rió levemente —Pero te seguí viendo. Tú puedes elegir retirarte y lo respeto, pero no puedes elegir sobre mí. No puedes escoger a quién permito entrar y a quién no. Quiero arriesgarme, porque de eso se trata la vida, ¿cierto? Arriesgarnos. No estoy enamorado de ti, pero me gustas y te gusto a ti. Quiero ver si esto funciona y si realmente no nos lleva a ningún lado, pues entonces nos detenemos. ¿De acuerdo? En el momento en el que estés convencido en que no llegas a ningún lado, me lo dices. Solo te pido eso, sinceridad. Ahora, en este momento aquí, sé que no me amas e igual sabes que yo tampoco a ti. Pero si seguimos viéndonos y en unos meses ese sentimiento se vuelve real, te lo diré y quiero que me lo digas si es así.

Mi pecho se apretó fuertemente, pero asentí, porque él tenía un muy buen punto.

—Podrías ser un consejero motivacional.

Se rió.

—No, pero digamos que soy una persona con una mente muy abierta —Se encogió de hombros —Y me gusta comprender más allá de lo que ven mis ojos o mi vida. Me gusta comprender que no todos en este mundo somos iguales. Y si para ti ahora te es complicado porque tu corazón se está aferrando a alguien, lo entiendo, pero también sé que eso puede llegar a cambiar.

Sonreí, sonreí abiertamente y esta vez fue mi turno de besarlo, siendo solo nosotros dos los dueños de mis sensaciones.

Me sentí más ligero después de eso. Terminamos de recorrer todo justo a tiempo para regresar a la hora que había mencionado, por lo que, llegué a mi dormitorio poco después de las 10:00 p.m. Mi compañero de cuarto estaba dormido, así que me cambié intentando hacer el menor ruido posible y me acosté a dormir, ya que mañana tendría clases.

En medio de ambos (Serie amigos #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora