Capítulo 30

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El viernes por la tarde, Julián entro a nuestra habitación mientras yo terminaba de realizar la última tarea para el día de mañana que sería el paseo.

— ¿Mauricio? —Me hablo sentándose junto a mí.

— ¿Si? —Despegue mi vista de la laptop.

—Alguien te busca —Sonrió levemente.

— ¿Quién es? —Fruncí el ceño confundido.

—Un buen amigo —Quito la laptop de mis piernas y me cobijo bien hasta la cintura —Ya verás —Dio media vuelta y se acercó a la puerta —Puedes entrar.

Miré expectante la puerta y fue cuando mire a Sander acercarse con un ramo de rosas blancas. Me observó por varios segundos con una leve sonrisa en sus ojos, entonces miró a Julián quien lo observaba y este asintió.

—Hola Mauricio —Sander se acercó mirándome de nuevo —Te traje esto —Me entrego las flores, así que las tome y las observé unos segundo.

—Sander... —Lo miré de nuevo bajando las flores para situarlas junto a mí — ¿Qué... qué haces aquí?

—Yo... me encontré con Julián el día de ayer en el centro comercial, así que hablamos un rato.

Miré a Julián y asintió.

—Me preguntó por ti, así que cuando le dije de tu accidente quiso verte —Nos miró a ambos —Ustedes tuvieron una historia, no puedo borrar eso —Se enfocó en Sander —Te lo dije ayer, te agradezco que estuviste para Mauricio cuando yo no estuve...

—Julián...

—No —Me miro con una triste sonrisa en su rostro —Esa en la verdad Mauricio. Él estuvo ahí para ti y... aunque me duele admitirlo, es la verdad.

—No se preocupen —Sander habló fuertemente —Sé que los dos están en una relación, lo que menos quiero es provocar una pelea. Solo... quería verte —Me observó —Recuérdalo. Eres mi amigo y me preocupo por ti. Se lo dije a Julián. No debe de preocuparse porque intente separarlos o algo parecido. Es más... —Miró a Julián —Deberías quedarte aquí para que estén más tranquilos.

—No. Les daré su espacio —Asintió desde el umbral de la puerta —Confío en Mauricio.

Sander sonrió divertido y asintió.

—Claro.

Julián me observo y señalo sobre su hombro.

—Estaré en la estancia por si necesitas algo. ¿Bien?

—Sí, gracias.

Sonrió entonces cerró la puerta. Miré a Sander aun de pie junto a mí, así que golpee el espacio en la cama.

—Siéntate.

—Gracias —Lo hizo y soltó un gran suspiro —Veo que eres feliz con el chico que amas —Sonrió.

—Sander...

—No lo digas —Negó —Yo estoy bien, y... me alegro por ti —Tomo mi mano —Por lo que debes ser fuerte, ¿me oyes? El Mauricio que conozco no se da por vencido nunca —Toco mi mejilla —Tu vida no se ha detenido, ¿bien?

Mis ojos se llenaron de lágrimas mientras observaba mi pierna enyesada y tapada con la manta.

—Siempre sabes cómo me siento, ¿no?

Se rio sin humor.

—Julián menciono un poco el cómo te has sentido y bueno... sí, soy bueno leyendo personas.

—Yo... todos los días me digo que debo seguir adelante, todos los días me digo que debo esforzarme por ser feliz —Lagrimas desenfrenadas empezaron a correr por mis mejillas —Pero algo... algo aquí —Puse mi mano en mi pecho —Algo me oprime, algo me dice que no tiene caso levantarme un día más. En ocasiones solo quiero ver a Julián despertar y decirle que avance sin mí.

En medio de ambos (Serie amigos #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora