𝑮𝑶𝑵𝑬 | ᴛʀᴜᴇ ʙᴇᴀᴜᴛʏ sᴘɪɴ-ᴏғғ

2t: ocho [2/2]

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—¡HWANG RACHEL! —gritó Suho con la esperanza de que la rubia saliera y detuviera al niño

—¡NO DIGAS SU NOMBRE CON TU SUCIA BOCA! —también le gritó Ian

Rachel por su lado, con desesperación tiraba de la manija de la puerta hacia atrás al mismo tiempo que la giraba. Pero no sé abría. Miraba por todos lados la puerta pero aún no encontraba que clase de trampa había hecho el pequeño.

Se asomó de nuevo por la ventanilla de la puerta y pudo ver a Suho acelerado, aún con sus manos arriba y en son de paz

— Hey —tomó aire— baja es-esa cosa. Podemos arreglarlo sin utilizar eso

Rachel no sabía quién es más idiota.

Si Ian por querer descuartizar a Suho por nada. O Suho intentando negociar con un niño de nueve años sediento de venganza.

—Oh, ¿me estás diciendo que quieres pelear con puños? —preguntó el niño con esa pequeña arruga en su frente

— Y-yo, yo no...

—Bien, no me importa que seas mayor —se recoge las mangas de la camiseta— ¡Ahí te voy San Pedro!

Dicho y hecho, Ian dió un salto tan fuerte como para alcanzar el cuello de Lee Suho y de ahí se guindó como cual mono y empezó a jalarlo de un lado a otro.

Suho perdió el equilibrio y cayó sobre su trasero en el césped con el pequeño tirando de su cabello mientras gruñía.

Jugyeong asustada puso sus manos en su boca mientras miraba en la escena.

Y Rachel estaba a punto de llorar de frustración. Por un momento pensó en saltar del balcón de su habitación, pero eso tendría una fractura segura en alguna extremidad.

Pasó las manos por sus hebras rubias con desesperación, y caminando de un lado a otro se preguntaba por qué Seojun no había llegado. Esperaba ningún vecino estuviese viendo esa escena ahora mismo y tampoco quería que llegara Aspen ya que Hyung estaría con ella.

—¡Deja de besuquearte con chicas inocentes! —decia mientras jalaba mechones de Suho de allá para acá

Al escuchar eso Rachel terminó de entrar en crisis. No quería que Jugyeong oyera eso. Enseguida empezó a golpear la puerta desesperadamente con la esperanza de que Ian la escuchara

—¡Ian! ¡Ian abre la puerta! —exclamó

Pero no servía de nada. El niño seguía encima de Lee Suho.

Aunque de un momento a otro el chico pudo zafarselo, sin intención, hizo que Ian cayera sobre su trasero, al lado de una manguera que utilizaban para regar el césped.

De repente el niño empieza a llorar

— auch...—lagrimas empiezan a correr por su rostro y a quejarse

Ian se agarraba su brazo derecho y lloraba a mares. Jugyeong rápidamente se acercó a él, poniéndose a su altura

—¿e-estas bien? —preguntó en Coreano, cosa que Ian no pudo entender