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—¿estás segura de que no me vas a hacer daño? Es decir, no es que le tenga miedo, para nada —titubeó Han Seojun— solo que...ya sabes, el dolor puede arruinar este físico

Rachel rió un poco y negó.

—Solo sentirás un pequeño pinchazo, nada del otro mundo, Junnie. —respondió ella con dulzura— no lo haría si te llegase a hacer daño

El azabache sonrió y detalló los rasgos faciales de ella. Luego levantó su mano derecha y acarició su mejilla; por la tez tan pálida de ella, su piel da la impresión de ser fría. Pero Han Seojun ha comprobado lo contrario: Hwang Rachel es lo suficientemente cálida como para querer abrazarla todo el día.

—¡Ya, háganse novios por favor! —exclamó Aspen interrumpiendo el momento— es estresante verlos coquetearse y nada de besos. Llevan meses en esto.

Al escucharla Rachel enseguida quitó la mano del chico Han. Con nervios encima decidió no responder; le muestra a Seojun el algodón [con su mano algo temblorosa].

Seojun miró a Aspen, era una exagerada. A penas ella llevaba cinco días en Corea.

—V-voy a, ponerte el alcohol —avisó

Dicho esto Rachel pasó el algodón con alcohol en el lugar donde iba su inyección. Seojun estaba aterrorizado, hacía mucho tiempo que no se había encontrado frente a frente con una aguja.

—Aishh, maldición...—se quejó

La rubia se cruza de brazos y lo mira con cara de pocos amigos

—¡Deja de decir groserías! —lo reprende

—Ya, ya, ya

Ella bufo, volvió a tomar la jeringa en su mano y poco a poco introdujo la aguja a través de la piel de Seojun. El chico apretaba sus labios tratando de no llorar como un bebé.

Podía ser muy rudo pero su miedo a las agujas había Sido algo que lo perseguía desde muy niño; ni hablar de cuando su médico le dijo que debía inyectarse vitaminas. Enseguida corrió hacia Rachel para que fuera ella quien hiciera el trabajo, no tenía tanta cara de malvada al hacer ese tipo de procedimientos.

Al principio se negaba, pero luego de una pequeña charla donde la rubia le explicaba lo importante que eran sus vitaminas, accedió.

—¿me prometes que no va a doler? —preguntó el pelinegro

Rachel lo miró a los ojos y ladeó a su cabeza. Sonrió, era tierno ver a Junie comportarse como un niño pequeño; le daban ganas de abrazarlo y tenerlo en sus brazos.

—No será el peor dolor que experimentarás en tu vida, Junie —respondió con cariño— además, prometo darte una paletita cuando terminemos

Una amplia sonrisa se formó en la cara de Seojun.

—Bien, aquí vamos, Junie —avisó— respira profundo y suelta el aire poco a poco

El chico de mullet apretó sus ojos con todas sus fuerzas mientras hacía caso a lo que Rachel le decía. Sus pulmones se llenaron de aire y luego sintió aquella presión en su brazo, de la aguja entrando a través de su tejido subcutáneo. Sin embargo, aún no dolía.

𝑮𝑶𝑵𝑬 | ᴛʀᴜᴇ ʙᴇᴀᴜᴛʏ sᴘɪɴ-ᴏғғDonde viven las historias. Descúbrelo ahora