Al día siguiente, seguía sin sacarlo de mi mente, seguía muy agradecida, tipo, ya era la segunda vez que me salvaba, no cabía duda de que él era un ángel que el universo me había mandado para seguir adelante, así que en forma de agradecimiento, decidí escribirle una carta cuando estaba en la escuela, la escribí a mano, aunque nunca le dije el motivo, sólo se la envié.
"Querido Sam:
Esta carta es para ti, quiero darte las gracias, gracias por todo; Gracias por apoyarme en todo, por escucharme aunque sea de madrugada, por acompañarme, por aconsejarme, por hacerme reír y por hacerme feliz aunque tú tengas tus propios problemas. Eres un excelente hermano y quien considero mi única familia. Eres amable, inteligente, atento y muchas cosas más. Gracias por apoyarme cuando tengo crisis, cuando me dan ataques y por siempre estar pendiente a mí.
Sé que yo no te brindo el apoyo que mereces y también perdón por ser tan inmadura, por decir las cosas sin saber o decir cosas fuera de contexto, por no comprenderte a veces, por no dar buenos consejos, pero hago el esfuerzo por ayudarte de la misma forma que tú a mí. Una vez más, muchas gracias por todo, te mereces el mundo y te quiero mucho. <3
Atte: Mariana.💜"
No recibí respuesta sino hasta 4 días después, 8 de agosto a las 11:15PM:
—Este... amor, está divina, la entendí por completo, gracias también por estar conmigo. 💛
Amor... ¡Amor!
Recuerdo que esa noche me emocioné demasiado, reí, salté, casi grito y ni siquiera pude dormir por pensar en él y ese mensaje, ¡Dios, cómo amaba ese apodo! Actualmente me sorprende cómo es que en ese momento decía que él no me gustaba, cuando en realidad estaba tan pero tan enamorada, ni siquiera se me pasó responderle, sólo pensaba en lo que me dijo, aunque siendo realista, no era nada del otro mundo, sólo me emocionaba el simple hecho de que me haya dicho amor.
Al día siguiente, le respondí en la mañana:
—Y perdón por decir que te mereces el mundo, el mundo es horrible y tú mereces algo mejor.—Dije, poco después, respondió:
—Tú también, pero así cómo el mundo es horrible y podemos ver lo bueno en él, podemos hacerlo con nosotros, luchar y salir adelante. —Respondió, en mi mente sólo sonaban todas las canciones de amor existentes, no pude concentrarme en clases por estar dibujando su nombre con corazones en todos mis cuadernos, pero ¡Ojo! "No estaba enamorada".
Ya no hablábamos tanto, pero al menos ya no respondía de mala forma a mis mensajes y se preocupaba en preguntar por mí de vez en cuando, aunque esta vez, podía vivir con la tranquilidad de que era porque pasaba un mal momento, no podía juzgarlo.
Un 27 de agosto estaba almorzando, pero de la nada recibí un mensaje suyo, que me sorprendió un poquito:
—Hola hermanita, ¿Cómo estás?, ¿Qué haces?, ¿Cómo te sientes? Perdóname por haber abandonado mi labor cómo tu hermano, pero ahora estoy al 100%. Dime que necesitas, ¿Te ayudo en algo?
Repito, detestaba que me dijera hermana, ¿Por qué? No lo sabía, pero ahora sé que era porque me sentía muy en la friendzone, o mejor dicho, sisterzone y yo odiaba decirle así por la misma razón, pero por alguna razón que desconozco, lo hacía. Aún así, apreciaba mucho sus disculpas, nunca le dije cómo me dolió que se alejara, así que me alegró que él lo reconoció por su cuenta y se tomó el tiempo de disculparse.
Luego de eso, le respondí, hablamos un rato y además le mostré un dibujo que hice de los dos juntos con el pincel de Instagram.
Se trataba de él y yo, juntos, frente a una casita tradicional y pequeña al aire, en un día soleado con el cielo muy azul, una pequeña flor de color rosado y corazones flotando en el aire; Dijo que gracias y que me quedó hermoso.
Seguimos hablando toda la tarde, cómo de costumbre, me alegraba tenerlo de vuelta.
En la noche tuvimos la que a mi parecer, es nuestra segunda conversación más memorable, porque la primera, por supuesto que era la de dos horas que tuvimos el 9 de junio en la madrugada, cuando me enamoré de él.
Tuve un ataque de impulsividad, así que cogí unas pastillas y me iba a suicidar, sí, de nuevo, no paraba de llorar. Pero recibí un mensaje:
—Estaba leyendo otra vez tu carta y esa carta me da motivos para vivir. —Dijo Sam.
Ni siquiera puedo describir lo que sentí en ese momento, fue una mezcla de todo, no paraba de sonreír, pero a la vez lloré de felicidad, estaba increíblemente sorprendida y a la vez tenía toda especie de mariposas en mi estómago, incluso le tomé captura al mensaje.
—¿En serio?—Es lo único que pude responder.
—Sip, jiji. —LO TENÍA RIÉNDOSE CON I.
—Gracias, la escribí de corazón. —Dije, era cierto.
—Lo sé, por eso me encanta, la tengo en mensajes destacados.
Sam era un chico que sin duda sabía cómo volverme loca.
—Tú también eres de mis motivos para vivir, por eso la escribí. —Respondí, era demasiado cierto, ya me había salvado tres veces del suicidio.
—Gracias por todo, te quiero mucho.—Hace mucho no me decía que me quería, inmediatamente me tapé la cara con una almohada y grité, lo amaba demasiado.
—Yo también. <3—Yo no lo quería, yo lo amaba.
Intento de suicidio del cual me salvó #3.
El siguiente dicho, es uno que muchos han escuchado, pero morir es demasiado fácil, así que yo no moriría por él, mucho menos me suicidaría y menos si es por problemas externos; Yo viviría por él, porque vivir es demasiado complicado, pero seguiría haciéndolo por él, seguiría adelante sólo por él, tal cómo él dijo haberlo hecho por mí.
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Sam y Mariana: Una mala historia de amor
Teen Fiction"Dicen que todas las personas tenemos un hilo rojo en el dedo meñique amarrado a la persona que amaremos por siempre. El hilo se podrá contraer, enredar o estirar, pero jamás romperse.", eso es mentira. Sam y Mariana eran dos chicos con gran diferen...