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Habían pasado tres días, 18 de abril, recibí algunos mensajes de él, supuse que había terminado con Julieta:

—Hola, la verdad: necesito pedirte un consejo. Y yo sé que a pesar de todo lo que pasó y que estoy arrepentido, eres una persona en la cual siempre pude confiar. —Sinceramente, me dio mucha rabia que se le ocurriera escribirme para eso, pero tenía ganas de saber si terminó con Julieta, ni siquiera porque me importase, sólo por curiosidad, en otras palabras, chisme; Por otro lado, también porque soy una persona empática, le ayudaría incluso a mi peor enemigo si es que tiene problemas, también porque ese es el poco respeto que me tengo.

—Claro, dime, ¿Pasó algo? —Respondí.

—De hecho... es bueno. Yo estaba en una relación, ¿cierto? Con una chica, pero las cosas se volvieron malas, porque no le gustaba hablar, entonces nos dimos un tiempo; En ese momento, un amigo se me confesó, se siente demasiado bien y pues yo le dije que sí. La verdad, se siente mejor de lo que he podido sentir y quería preguntar si estoy haciendo mal... —Sam, tú haces todo mal.

—Bueno, mira: Ten en cuenta que si las cosas no se dieron con la chica, es por algo, tal vez así no lo quería el destino y si te sientes bien con tu amigo, no está mal, al fin y al cabo, las personas no controlamos nuestros sentimientos, así que no, no está mal. —Eso era todo lo contrario a mis pensamientos, ¡Por supuesto que está mal!

En primer lugar: Al terminar una relación, esperas cómo MÍNIMO dos semanas, no un día. Segundo: Si fue por culpa de ella, entonces tú eres la víctima, por lógica, deberías sentirte mal, más aún cuando decías amarla tanto. Tercero: No puedes enamorarte de alguien en un día, enamorarse es una palabra demasiado fuerte, no puedes enamorarte por el simple hecho de que se te declararon y aceptaste porque no sabes estar solo; Cuando nos conocimos, tenía una novia llamada Hanna, al terminar se volvió cercano a mí, al alejarnos, estuvo con Julieta y al terminar con Julieta, al día siguiente está con este chico, llamado Jackson, es el claro ejemplo de que depende de dependencia hacía las personas de su entorno y atención, en otras palabras, narcisista, eso era, un narcisista de mierda.

—Gracias. Me hace feliz volver a hablar contigo.

De verdad, era un chiste malo.

—A mí también.

La verdadera pregunta era: ¡¿Por qué respondí eso?!, ¡Por supuesto que no me hacía feliz hablar con él!

O sí... ¿?

—Tendré una nueva meta: volver a hablar contigo, así cómo antes. —Dijo Sam.

Para la mayoría sonará estúpidamente estúpido (valga la redundancia), pero para mí esto era algo de vida o muerte.

Es decir: ¿Darle una cuarta oportunidad y creerle a Sam para poder abrir sus ojos de una vez por todas y que se dé cuenta que yo era el amor de su vida y casarnos, tener tres hijos, un perro y cinco gatos o simplemente ser realistas, poner límites para que no siga jugando conmigo y hacer algo por mí misma para poder superarlo y seguir con mi pre-adolescencia?

Claramente escogí la primera.

—Me alegro mucho por eso. Intentaré poner de mi parte.

Y aquí íbamos de nuevo...

Tal vez estaba en la etapa de rabia y resentimiento. Sí, sólo eso, una fase.

¿Por qué? La respuesta era simple.

Yo sufría de dependencia emocional: un problema mental; algo así, no desaparece de la noche a la mañana, habían personas a las que les tomaba uno, dos, tres... Más de cinco años, depende de cada quien. En mi caso, cuando lo conocí, era junio, tenía 11 años, después en agosto cumplí los 12 y luego dentro de un año, los 13, mientras que él tenía 15, 16, 17 en lapsos de tiempo similares... Todos conocemos esa historia.

Ya sabemos, la niña pequeña súper inmadura y manipulable, el adolescente (casi adulto) ya experimentado, solo, narcisista y traumatizado. Aquél chico conoce a esa niña y la usa cómo su marioneta personal, sólo la quiere cuando le conviene, esto siempre pasará en las "relaciones" con alta diferencia de edad o etapas, ya sea intencionalmente o no... Siempre he querido creer que Sam no lo hizo de forma intencional, ni siquiera se había limitado a decirme lo "madura" que era cómo lo hacían los demás chicos manipuladores o a incitarme a tener una relación amorosa... Pero eso no lo justifica, porque cuando quieres a alguien, lo MÍNIMO que puedes hacer, es tener responsabilidad afectiva.

¿Amaba a Sam? Por supuesto. ¿Tenía dependencia emocional? Una muy grande... En ese entonces, lo habría perdonado en cada maldita oportunidad que se me presentara, porque yo no podía vivir sin Sam.

La charla fue fluyendo, habíamos pasado media hora texteando y el 90% de esa media hora, fue hablar sobre su novio, Jackson, sólo suplicaba que en cualquier momento me hablase de otra cosa o no podría aguantar las ganas de eliminar la distancia y ponerle una sierra en la boca, apostaba a que ni así se callaría.

—Este año cumples 15 años, ¿cierto? ¿Qué fecha? Se me olvidó, lo siento... —Increíble, esa pregunta era el claro ejemplo de que actualmente no podíamos tener una conversación con un tema diferente a su novio, ¡Ni siquiera recordaba mi edad o mi cumpleaños! Qué lamentable... (Sarcasmo).

—Cumplo 13 años. El 30 de agosto

—Lo siento.

xd

—Si quieres en tu cumpleaños, puedo invitarte a salir y vamos con Jackson, tenemos que salir y vernos. Oh y por cierto, he visto tus fotos en tus historias, estás bien linda.

No sabía qué responder primero, pero me sonrojé por lo último.

—Ummm, gracias... Y claro, me gustaría salir, aunque vivimos algo lejos.

Hago un pequeño recorderis de que Sam y yo estábamos en la misma ciudad... El problema es que la ciudad es demasiado grande. Yo estaba en el suroccidente y él también, pero él estaba cómo a una hora de camino en auto, no tengo auto, los servicios cómo Uber o taxis no me daban confianza y en transporte público era el doble de tiempo considerando el metro y unos cuantos autobuses. Pero claro, tenía que salir con él.

—¿Vives en donde? ¿Por algún centro comercial? ¿Molinos te quedaba cerca?

Mínimo recordó que centro comercial me quedaba cerca.

—Sí, Molinos me queda cerca.

Bueno, no tan cerca, pero sí el más cercano a comparación de otros.

—Bien, yo hablo con Jackson.

Seguimos hablando hasta aproxímadamente media noche... Mejor dicho, él hablaba, sobre Jackson específicamente, yo me limitaba a comentar.

—¿Mañana tienes clases?

—Sip.

—¿A que hora?

—A las 6AM.

—Igualmente. Mañana te hablo cuando vaya al colegio. Cuídate descansa, me hace feliz hablar contigo.

—Descansa, a mí igual. —Respondí refiriéndome a que también me gustaba hablar con él.

Era realmente contradictorio el cómo me daba rabia que sólo hablase de su novio, pero al mismo tiempo... Me gustara.

Masoquismo, creo.

Sam y Mariana: Una mala historia de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora