Capítulo 8: Nuevos sentimientos

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Después de ese desagradable incidente, el día transcurrió con normalidad y por primera vez Leonard se sentó a comer en la mesa con todos. Se limitó a escuchar a los demás y prefirió no intervenir, todavía no se sentía en confianza pero estaba intentando convivir. A pesar de estar con ellos, su mente divagaba en lo ocurrido con Katte, él nunca la había visto tan mal y fué horrible para él ver a una chica tan amable y dulce sufrir así, Leonard la adora y ahora tiene la certeza de que quiere hacerla feliz pero no sabe como. Él es muy serio y callado, no es como ella y siente que su forma de ser es de las más difíciles en general ¿Cómo podría hacerla feliz siendo alguien tan apagado? Todo esto lo tenía confundido, por lo que se dió cuenta de que solo una persona en este mundo lo conocía tan bien como él mismo y podía ayudarlo.

Después de comer, Leonard ayudó a recoger los platos y subió al cuarto de huéspedes sin intercambiar palabra con nadie. Esto tenía preocupada a Katte porque ella sospechaba que él estaba así por su culpa, más que nada por sentirse incómodo debido a lo que pasó en la pastelería, y dicha idea la angustiaba. No quería que el chico tuviera un retroceso.

Después de llegar al cuarto, Leonard cerró la puerta y sacó su celular, tenía una llamada importante que hacer. Unos minutos después le respondió Val con su energía de siempre. Ambos se pusieron al corriente con la situación del otro y aunque no lo dijeran explícitamente era obvio que ambos se extrañaban mucho: Val le dijo a Leonard que se sentía confundida porque su plan salió a la perfección y tenía al chico correctamente capturado para regresar a casa, pero en medio del viaje él le contó su situación: por lo visto él huyó de casa por amor y por los maltratos de su padre, vivió toda su vida controlado para cumplir los intereses de otras personas y nunca pudo tener una vida normal. Escapó con su novia porque ella era la única que lo comprendía y a pesar de que Val estaba haciendo un trabajo y esa historia no tenía por qué interesarle, se sintió algo identificada y recordó que de cualquier forma es su último encargo, ella quiere renunciar pronto y al haber logrado su cometido sabe que es capaz de eso y más, pero no sabe si dejar ir al chico para que sea feliz o terminar su misión de una vez.

Leonard le aconsejó que hiciera lo que creyera correcto, efectivamente ya iba a renunciar así que si decidía dejarlo ir en este punto él lo entendería, porque ya se demostró a sí misma lo que quiere y ya no necesitan ese dinero. También le dijo que es normal que la familia quiera proteger a los más pequeños... Pero que a menudo se comenten errores y locuras tratando de proteger a quién quieres y que... Si él chico ya no es un niño él tiene derecho a hacer su vida si así lo desea. Estas palabras parecían ser justo lo que Val necesitaba y le agradeció a su manera los consejos. Luego él la actualizó acerca de todo sucedido desde que llegó a casa de Katte

-A ver... Si estoy entendiendo bien tú... Dices que... ¿Quieres hacerla feliz? -Cuestionó la impresionada chica

-Si... -Se escuchaba a Leonard un poco más avergonzado de lo habitual

-Y eres un aburrido y no sabes cómo hacerlo -Se burlaba Val, ya extrañaba esa costumbre

-Jaja que graciosa, pero si eso es lo que pasa... -Decía el chico sarcásticamente

-No pues, mira a quién le pides ayuda. Pero bueno al menos más que tú si sé, voy a ayudarte con ella -Afirmaba Val de manera entusiasta -Te diría que hicieras algo convencional pero... Sé que las palabras no son lo tuyo -Val conoce a su hermano tanto como a sí misma

-Entonces... ¿Qué puedo hacer? -Preguntaba el chico sonrojado

-Bueno las palabras no lo son todo, conquistar así esta muy sobrevalorado -Afirmaba Val intentando que su hermano no se sienta tan mal por ser una caja fuerte -Se puede hacer feliz a la gente de otras formas, ¿Qué tal los detalles?

Atrapado en la oscuridad Donde viven las historias. Descúbrelo ahora