La joven se hallaba nerviosa, pues no sabía cómo responder ante la exposición de sentires que el rey le había manifestado tan abiertamente hace unos momentos, por lo que luego de mirarlo, tanto como pudo, decidió guiar su vista hacia los hermosos arbustos recortados en formas redondas y angulares.
El rey en cambio se dedicó a apreciar el avergonzado rostro que revelaba la joven a su lado, distinguiendo las largas pestañas de la joven, así también las coloradas mejillas que generaban en él ansias por tocar y pellizcar.
Baldwin notó como la joven tiraba levemente de su brazo en son de seguir el paseo, por lo que decidió colocar un poco de resistencia.
La joven inmediatamente lo notó.
El rey estaba completamente detenido, rehusado a continuar el paseo.
La joven intentó nuevamente tirar con mayor entusiasmo del brazo del rey, sin lastimar claro está, pero eran intentos inútiles, el rey estaba molestándola.
Él quería que ella lo mirase al rostro.
— Su majestad, un paseo dejaría de ser uno si no existe una caminata de por medio. - expresó resignada la joven, mirando finalmente al rey.
La gracia estaba escrita en los ojos color cielo de Baldwin, quien no trataba de ocultar el hecho de que estaba estático en su lugar.
— Bueno, es cierto aquello que dice. - respondió Baldwin, mientras iniciaba el paso nuevamente, notando como la joven a su lado nuevamente se aferraba a su brazo.
Le gustaba aquella sensación al rey.
— Sin embargo, un paseo es mucho más enriquecedor si existen conversaciones fluidas de por medio. - dijo él, mirando finalmente la bella flora que entregaba el jardín.
Adara sabía a lo que se refería el rey, eran aquellas palabras que él le expresó anteriormente y que ella no tenía manera de responder.
— Usted es un hombre que se divierte a expensas del sufrimiento de esta pobre mujer, su majestad. - manifestó con falsa melancolía en su voz ella, mientras apretaba sutilmente el antebrazo del rey, en donde ambos entrelazaban sus brazos y codos a fin de caminar juntos.
— En absoluto, mi dama, ¿Como podría cometer tal acto deshonroso sobre una joven tan buena como usted? - respondió con diversión el rey.
Adara permaneció en silencio tras eso, pensando acerca de las palabras antes dichas con tanto fervor por el rey, y es que pensaba en algún grado similar a él. Ella sentía que conocer al hombre a su lado fue algo que, si bien no esperaba, fue totalmente magnífico.
— Yo también, su majestad.
Habían permanecido varios minutos en silencio, por lo que el escuchar la voz de la joven lo sorprendió, sobresaltándolo aunque apenas leve.
El rey guió su vista a la joven junto a él.
— Si bien las circunstancias no son en absoluto idóneas, agradezco a Dios poder haberlo conocido. - soltó la joven.
Fue simple, pero fue sincero, y él lo captó.
Ambos sonrieron tras eso, una destacando sus labios llenos teñidos de un rosa jovial, y otro oculto tras una máscara plateada.
Los jardines del palacio eran preciosos, algo digno de apreciar cuando eran visitados, sin embargo, los jardines personales del rey eran mucho más elaborados, ya que, si bien no eran grandes, eran destinados a ser parte del espacio del rey, quien debido a su cargo y a la lepra debía mantenerse aislado. Por lo que al contar con ciertos espacios personales se le dedica mucho más énfasis al lugar donde él permanecía, siendo embellecido la mueblería, las paredes y los jardines.
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Agápi mou
FanfictionUna breve historia en la que el rey no falleció a la edad de 24 años y pudo curarse de la terrible enfermedad de Dios. Una historia en la que el rey Baldwin IV de Jerusalén consagró en sagrado matrimonio junto a Adara de Lebron, una mujer francesa...