Capítulo 2

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- ¿Una carta del rey? ¿Para mí? – dijo anonadada Adara, y es que no esperaba una carta dirigida a ella de alguien tan importante, como lo era el mismísimo rey de Jerusalén.

- Así parece ser, cielo mío. – respondió Delia.

Constance llegó en ese instante al mostrador, observando el silencio que se formó. En la escena se hallaba Adara con los ojos y boca muy abiertos y Delia junto a ella con una carta entre sus dedos.

- ¿Qué pasa? – preguntó Constance.

- Bueno, sucede que su majestad el rey solicitó la presencia de Adara, tal parece ser a una reunión al palacio. – respondió Delia volteándose hacia la otra joven. - ¿Has comido algo querida?

-  Ya comí. – le respondió, luego se centró en su amiga. - ¿Por qué el rey te mandó a llamar?

- No lo sé. – respondió vacilante, aún con la sorpresa.

- Salvaste a la madre del rey, por supuesto que querrá agradecerlo personalmente. – contestó Delia.

- Ojalá te de oro. – comentó la médico.

- ¡Constance! – le gritó la mujer mayor.

La charla se detuvo en el momento en que algunos clientes entraron a la tienda, por lo que abandonaron la conversación a favor de trabajar, sin embargo, el asunto seguía en la mente de Adara, quien ya comenzaba a sentirse ansiosa sobre la situación.

¿Cómo debo actuar frente a un rey? ¿Hay reglas que seguir? ¡¿Me ejecutarán si cometo un error?!, pensaba la joven mujer mientras ordenaba mercadería de la tienda.

La mañana transcurrió tranquilamente, de manera que para la comida después del mediodía, las tres mujeres de la tienda se encontraron para comer juntas.

- Tengo un manto precioso para que lo uses hoy, estoy segura de que combinará con tus ojos. – Le dijo Delia mientras comía.

- No creo que deba ir...

- ¡Tonterías! Todo saldrá bien, además, no todos los días se te presenta la oportunidad de conocer al rey de tierra santa. – trató de calmarla Delia.

Aquello dio que pensar unos momentos a la joven, y es que quizá no sea tan mala idea, después de todo, tenía que generar redes y vínculos con las personas, una persona tan poderosa podría ser algo beneficioso para ella en el futuro, si es que sabía jugar sus cartas correctamente.

- ¿Cómo es? Me refiero al rey. – preguntó ella.

Delia dejó de comer tras la pregunta, quedó mirando la nada en silencio, aquello puso un poco nerviosa a Adara. ¿Quizá no era alguien bueno? ¿Era un viejo con un carácter fuerte y terrible?

- Bueno.... – empezó la mujer mayor. – Lo conocí en persona un par de veces la verdad, y en esas ocasiones él mostraba ser todo lo que se decía de él.

- ¿Qué se decía de él?

- Un hombre justo, muy respetado por los caballeros cruzados e incluso por el propio enemigo, pero también alguien muy bondadoso. – dijo mientras sonreía. – Es un hombre muy calmado para hablar, alguien tranquilo y sereno, pero el poder podía notarse en su voz, eso es definitivo, emana un carácter fuerte a pesar de la serenidad en su voz y presencia.

- Vaya, cuando lo describes así no puedo evitar pensar en mi abuelo, que en paz descanse. – comentó Adara mientras sonreía ente los recuerdos.

Agápi mouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora