Capítulo [29]

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Esas manos, Mason, esas manos


Alex

Desperté en una cama que en definitiva no era la mía. Aparté mis brazos de Mason y me puse de pie; estaba desnuda. Las piernas me temblaban a cada paso que daba. Miré la hora en el reloj antes de ir por una toalla en el armario de Mason. Me la puse y salí de la habitación, era casi medio día. Había faltado al último día de la universidad, maldije en voz baja.

Antes de salir, vi mi ropa tirada en el suelo. Estaba húmeda y fría. Volví a maldecir, pero esta vez a Atenas. Fui a la puerta del baño y cuando entré me llevé una gran sorpresa, una que no esperaba.

-¿Qué...? ¿Por qué...?

En eso, veo a Jason desnudo saliendo de una habitación. Al darse cuenta que estoy mirandolo, dió un brinco y se tapó con amba manos, solté un gritó, le di la espalda y me tapé la boca con la mano. ¡¿Qué acababa de ver?!

-¡Sht! ¡No grites, Ale! -susurró Atenas- ¡Tú largarte a la habitación!

-¡¿Qué haces aquí?! -chillé, no sabía si estaba emocionada, confundida o atónita.

-Es... Es que yo...

-¡¿Él es con quién estás saliendo?! -volví a chillar.

Atenas se queda observándome, lo que dice a continuación me deja todavía más confundida.

-No... -pasa saliva.

Bajo la mano y abro los ojos.

-¿Qué?

-Yo... Estoy saliendo con alguien más, se llama Andrés. Es rubio, guapo, y me hace sentir muy especial -dice, siento la culpabilidad en sus ojos.

-¿Pero?

-Pero no me causa placer.

Mi boca forma una «o».

-En ese caso, corre, ve y que te saque todo el líquido -la empujo fuera del baño. Me estoy orinando.

-¡No! Yo... Quiero a Andrés, él...

-Si no te da placer, no sirve -me encogo de hombros.

-¡Pero...!

Cierro la puerta.

-¡Hablamos luego!

Me quito la toalla y entro a la ducha.

Cuando salgo, Atenas ya no está. La puerta de donde vi a Jason desnudo está cerrada, sacudo mi cuerpo al sentir la desagradable sensación que sentí. Por poco entro en pánico. Le robo algo de ropa a Mason, unos pantalones y una camisa. Aún sigue dormido, me acerco a darle un beso en la mejilla y salgo de la habitación.

Sin embargo, Mason me sujeta de la muñeca y hace que caiga a su lado. Me rodea con su brazo y apoya la barbilla en mi hombro.

-Hay que dormir un rato más -murmura con la voz ronca.

-Tengo hambre y tengo que ir a trabajar -dije, le acaricié la mejilla.

Abrió los ojos y hundió sus gruesas cejas.

-¿Trabajar? ¿Dónde?

-Conseguí trabajo en una cafetería. Necesito dinero para poder rentar un departamento, por si no lo sabías dejaré de ser un estudiante en poco tiempo.

-Hoy no vayas al trabajo y quédate conmigo -me estracha entre sus brazos.

-Sabes que no puedo -me quejé.

Mason siguió con los ojos cerrados, sentía su respiración chocar contra mi cuello. Le acaricié el cabello y dejé un casto beso en su frente, miré a una cámara imaginaria. ¿Acababa de hacer una cursilería? Negué con la cabeza y le di un golpe en la mejilla a Mason. Abrió los ojos un poco, confundido, luego volvió a cerrarlos.

Es raro el amor ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora