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¡ Pizza night !

Pedido hecho por: Belova_Romanova

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A veces pensar en la cena no era algo en lo que quisieras romperte la cabeza. Desde que Robin llegó a tu casa estaban tan despreocupadas hablando sobre cosas varias y muchos chismes que se les olvidó la cena. Tu refrigerador estaba totalmente vacío, vivir sola era una tortura para ti asi que olvidabas hacer las compras del mes o ibas a lo largo de la semana, cuando se te diera el tiempo.

La rubia buscó y buscó hasta que encontró un paquete de harina y tú sacaste alguna botella de jugo de tomate que encontraste por ahí, de suerte no estaría caducada. Los ingredientes eran perfectos para ser dignos de una grandiosa pizza, el problema era quienes la harían.

— ¿Sabes cuánto hay que poner de cada cosa? — la miraste negando lentamente cruzada de brazos frente a la fila de elementos con las que se suponía "podrían" llegar a hacer algo.

— Creo que vi a mí mamá haciéndolo una vez, no creo que sea tan difícil. — dijiste sin dudar alejada de lo que entonces pasaría.

De un momento a otro la mesada de la cocina estaba tapada en harina sin dejar ni un borde vacío, había agua tirada por ahí y algunos huevos que tenían la cáscara rota. Bueno, después de todo no era una tarea tan simple como lo pensaron.

De alguna forma lograron hacer un bollo de masa al que Buckley golpeo varias veces fingiendo ser una chef profesional, según ella eso lo elevaría y quedaría mejor. Tú le echaste la salsa de tomate y algunas rodajas de queso fresco que con mucha suerte había en el refrigerador. Le hizo unos ojitos y una gran sonrisa a la cara de pizza que tenía más cara de matenme que una amigable. Pero si a Robin le gustaba no sería problema para ti.

— Uh, creo que hemos hecho un buen trabajo.— apenas podía sacarse los restos de masa que se habían pegado entre sus dedos. — esto está muy viscoso.—

— deja que yo te ayudo.—

Te acercaste retirando todo lo que se había apegado a su mano, quitaste los anillos que ella antes no había hecho y poco a poco lograste hacer que no quede tan pegajosa.
Notaste que las manos de Robin eran mucho más grandes que las tuyas, seguramente era debido también a la altura ella te llevaba por lo menos una cabeza de diferencia de lo cual a veces te burlaba.

Te quedaste unos segundos sólo mirando, no sabías que hacías, era extraño estar tan cerca de ella y sentir que tu estómago dolía de una forma diferente, tus labios picaban o tus mejillas agarraban calor.

— ¡Cuidado! — cuando levantaste la vista ella había tirado un poco de harina sobre tu cabeza. Querías matarla mientras que te miraba con una expresión graciosa tratando de no reír.

— ¿Es una maldita broma, Robin? — te alejaste para ir al baño a limpiar tu cabeza pero agarraste un puñado de harina y lo lanzaste contra ella sin importar nada más. — ¿Quién pierde ahora? —

— Claro que no, esto no se va a quedar así.— te escondiste al otro lado de la mesada con un puñado de harina y viste como ella agarraba más sin dejar de seguirte con la mirada. — Corre.—

Apenas te moviste ella venía detrás tuyo dando vueltas por toda la cocina intentando llenarte de más harina. Era muy divertido ver como a veces se resbalaba por lo sucio que estaba el suelo, claramente la obligarías a que se quedara para ayudarte con todo el desastre que estaba siendo el lugar.

Sentiste el pequeño golpecito en tu espalda cuando todo el ingrediente se deslizó a través de tu ropa, eso era ya colmar tu paciencia. Esta vez corriste hacia ella aprovechando que no había recargado nada y te lanzaste haciendo que las dos cayeran al suelo, tú encima suyo.

Desesperada te sentaste sobre sus caderas queriendo estamparle tu palma en el rostro pero te quedaste totalmente quieta al notar la forma en la que estaban. Dejaste caer todo el ingrediente al suelo y recuperaste el aire sin dejar de mirar cómo su pecho subía y bajaba tratando de regular la respiración. Por un momento ambas rieron tontamente por todo lo que había sucedido unos segundos atrás, al ver alrededor tuyo notaste que era un total desastre.
De repente sentiste un tirón en tus muñecas haciendo que quedaras a pocos centímetros suyo, con tu pecho apegado al opuesto haciendo que el calor de sus cuerpos fuera directo. Sus manos fueron amables y proporcionaron caricias sobre las tuyas haciendo que entrelazaran sus dedos.

— Robin, creo que debemos ordenar un poco.— intentaste levantarte pero su fuerza te lo impidió. En su lugar tragaste hondo, luchando con mantener la mirada sin ponerte demasiado nerviosa.

— No, así está bien.— Ya no demostraba esa expresión de juego, ahora todo era mucho más íntimo y quería hacertelo saber con la manera en la que otorgaba calor a tu cuerpo. Una de sus manos se soltó posandose sobre tu espalda para acercarte por completo, primero humedeció un poco sus labios pasando la lengua y buscó alguna aprobación en tu mirada.
No dijiste nada más, fuiste quién terminó por cerrar esa pequeña distancia que las alejaba del dulce sabor de sus bocas. Su mano se aferró a ti tironeando un poco de tu blusa buscando alguna manera de liberar todas las sensaciones que tenía guardadas. Tu diestra acariciaba su mejilla mientras te alejabas un poco terminando por rozar sus narices luego del tan romántico beso, uno que no te esperabas en absoluto.

— Lo siento...— la oíste decir viendo como sus ojos se ponían aguados, no entendías porqué sentiste que te romperías en ese instante. — No debí hacerlo, no es correcto.— esta vez tú no la dejaste levantarse, callándola con otro beso que dejara más que claro que los sentimientos existían y nadie podía privarlas de ello.
Le sonreiste volviendo a tomar sus manos que ahora estaban algo temblorosas, de pronto se sentía como el ser más frágil de la tierra.

— Tranquila, no tienes que disculparte.— besaste su mejilla intentando calmarla. — Te amo demasiado, Robin.—

¡¡¡Ring!!! El timbre del horno sonó hasta que te paraste a apagarlo y viste la realidad de la situación, esa pizza daba pena pero después de todo sabía bastante rica.
Quién lo diría, esa noche había dado lugar a una buena cena y el inicio de una bonita relación.

- Robin Buckley • 𝗼𝗻𝗲 𝘀𝗵𝗼𝘁𝘀 𝆬   ׅDonde viven las historias. Descúbrelo ahora