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La chica te miraba al otro lado del gimnasio desde las gradas

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La chica te miraba al otro lado del gimnasio desde las gradas. Tenía el instrumento entre sus manos, estaban teniendo otro ensayo. Las porristas a veces coincidían con el horario al término de las pruebas de la banda de la escuela, pero ella siempre se quedaba unos minutos más para observarte.

Se sonreían y nada más que eso, pero así sucedía todos los martes y jueves, empezabas tu práctica y sabías que alguien estaba ahí expectante a cada uno de tus movimientos.

No se conocían, ni siquiera sabías su nombre, era el único momento en que la veías así que suponían no compartían ninguna clase. Querías saber más de ella, cómo se llamaba, qué edad tenía, porqué te sentías tan nerviosa cada vez que cruzaban miradas aunque fuera de reojo.

— ___, Es hora de la práctica. ¿Te sientes mal? — Chrissy se acercó a ti algo preocupada, era la única con la que te llavabas bien al menos en el grupo de porristas.

— Estoy bien, no te preocupes.— Te habías quedado perdida en tus pensamientos, no querías pensar de más en alguien que ni siquiera conocías ni habías cruzado palabras.

Saliste de los vestuarios mirando directamente hacia los asientos del gimnasio, la viste ahí, en el mismo lugar de siempre, pero ella no a ti.

A su lado había una pelirroja que le sonreía mientras platicaban, al parecer bastante entretenidas porque podías notar los ojos de la rubia muy interesados en ella. Te sentiste molesta, tus manos se apretaron como puños entre las porras y te enfocaste en otra cosa que no fuera la muchacha.

El ensayo transcurrió con normalidad, todas habían hecho un buen trabajo y estaban agotadas de haber estado practicando tanto para el juego más importante de la escuela.
Chrissy te invitó a comer a la salida con su grupo de amigos, se lo rechazaste amablemente, no querías tener que ver mucho con ninguno de ellos fuera de allí.

Tomaste tu bolso y te fuiste corriendo hasta la puerta que daba con el patio. Chocaste con el pecho de alguien haciendo que tropezaras en el suelo, tus pertenencias se cayeron y tus rodillas se rasparon un poco haciendo que se pusieran rojas.

— Idiota.— Maldeciste con voz baja acariciando tus heridas que comenzaban a doler un poco.

Viste una mano extenderse hacia ti, la tomaste con un poco de duda y lograste pararte en tu lugar un poco enfadada. ¿Quién se paraba en la puerta de esa manera? Bueno... Más bien, quién salía corriendo sin siquiera ver el camino.

— Discúlpame, te lastimaste por mi culpa, déjame ver...— Tus ojos se abrieron por completo al ver la cabellera brillante de la persona que tenías enfrente. Ella se agachó examinando la herida y mordió su labio apenada por lo que te había hecho. — Fue sin querer, no te vi en ningún momento. Realmente lo siento.—

Tu rostro se relajó al ver que realmente se sentía culpable por el accidente. Tiraste con tus dientes un poco de la piel seca que tenías en el labio y miraste hacia otro lado intentando que todo pasara más rápido y pudieras irte de ahí. Las imágenes de unas horas antes volvían a tu cabeza causandote una pequeña presión en el pecho.

- Robin Buckley • 𝗼𝗻𝗲 𝘀𝗵𝗼𝘁𝘀 𝆬   ׅDonde viven las historias. Descúbrelo ahora