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Look at me

Look at me

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Hacía quince minutos estaban esperando a que los chicos vinieran por ustedes ya que últimamente estaban siendo casi como sus niñeras. Se quedaron en la camioneta mientras la radio sonaba en un volumen medio, al menos eso podía atenuar el silencio incómodo que había entre ambas.

Desde la semana anterior Robin había estado comportandose de manera muy extraña, ustedes eran muy buenas amigas hasta que comenzó a evitarte un poco más. Ahora sólo se veían cuando salían con los niños o en el trabajo, ya que habían conseguido ser contratadas, junto a Steve, en la tienda de películas.

Solías ser muy cercana a ella, compartían malos chistes y gustos musicales, incluso se quedaban a cenar en algún lugar de Hawkins cuando querían escapar de todo lo monótono. Bueno, no tanto luego de los extraños sucesos, pero ahora su vida corría con normalidad.

Bajaste el volumen de la música echándote nuevamente para atrás en el asiento con vista a la ventana. Te sentías mal porque ella no había intentado ni siquiera hablar contigo, cuando era la persona que nunca se quedaba sin tema de conversación.
Te atreviste a mirarla, sus ojos miraban a la nada y sus brazos estaban detrás de su cabeza en una posición cómoda. Ignoraste el hecho de que tus ojos casi bajan por completo a sus piernas abiertas sobre el asiento, era extrañamente atractivo.

— Madonna, me gusta.— Hablaste tratando de entablar por lo menos una conversación de más de tres oraciones con ella.

Finalmente te miró, sentiste tu cuerpo tensarse ya que parecía hacerlo de una forma triste. Pudiste ver apenas como sus comisuras se levantaban mostrando una pequeña sonrisa en su rostro pero no se veía del todo feliz.

— ¿Estás cansada? Ésos niños tienen demasiada energía, no sé cómo aguantamos toda la semana.—
Acotaste al menos dándole un incentivo para que me contestara.

— Lo sé, nunca pensé que tendría que hacerlo hasta que fuera una adulta. Al parecer ya somos padres.— Una pequeña risita se te escapó. Tenía razón, los cuidaban más que sus propios progenitores. — Tú eres como su mamá y Steve su papá.—

Frunciste las cejas en una mueca, su voz parecía volver a apagarse y nuevamente su mirada se centró en otra cosa que no fueras tú. Apoyaste tu mano sobre la suya tratando de llamar su atención, al parecer eso la sorprendió ya que su cuerpo se acomodó derecho en el asiento y te miraba atentamente.

— Claro que no, Steve es la mamá y nosotras somos las tías alocadas. No tenemos que renegar tanto como él lo hace.— Le sonreiste, ella me respondió de la misma manera y por primera vez sentiste una pequeña chispa encenderse.

— Uhm, tú y él se ven muy bien juntos, al parecer siempre han sido muy cercanos.— Eso fue como una bala al corazón, ¿Por qué estaba hablado de esa forma acerca tu relación con Steve? — Más de uno los habrá confundido como una pareja.—

Mordió su labio inferior con fuerza tratando de no hablar de más, conocías eso de Buckley, no podía guardarse nada porque inmediatamente su boca se movía más rápido que su cabeza.

— ¿Yo y Steve? Puaj, no, nunca! Somos como hermanos, el hermano mayor que nunca tuve. Nunca podría verlo de esa manera, no es del tipo que me gusta.—

Te acercaste un poco a ella riendo al imaginar a Harrington y tú como algo más, pero ni siquiera eso pudiste. Ella te vió confundida, parecía creer que te estabas burlando de ella cuando claramente no era así.
Decidiste aferrarme a su brazo como usualmente lo hacías cuando estábamos juntas, ella era más alta que tú asi que miraba hacia abajo y te daba palmaditas en la cabeza como muestra de afecto. Esta vez parecía nerviosa, como si nunca hubieran tenido contacto físico y eso te pareció extraño.

— Qué tontería, es decir, ustedes siempre están haciendo cosas juntos y...—

— ¿Y? Es como un lugar seguro para mi, sólo eso. Y pensar que antes lo veía como un idiota, hasta que llegaste tú y digamos que lo pusiste un poco en su lugar. — Ambas se miraron con una expresión divertida y se quedaron así por un momento. Pudiste ver su boca entreabrirse tratando de formular algo y ya estabas muerta de curiosidad sobre esa suposición suya.

— Lo siento, he estado siendo una tonta contigo. Es que... Yo... Me sentía...— asentiste un poco con mi cabeza para que siguiera. — Me sentía mal al gustar de ti. Pensé que estaba irrumpiendo en su relación o algo así, sí, demasiado estúpido.— empezó a mover sus manos como siempre lo hacía al estar nerviosa, tú simplemente te quedaste con los ojos bien abiertos sin dejar de mirarla, esto era una confesión.

Pensaste un poco en si hacerlo o no, era una situación bastante delicada pero me atrevería al saber que ella también sentía cosas por ti. Pusiste la palma sobre su boca haciendo que se callase y te sentaste sobre ella haciendo que sus rostros quedaran frente a frente.

— ¿Qué haces? — su voz era temblorosa, no sabía ni dónde poner sus manos.

— Lo que tenía que haber hecho hace mucho tiempo.— Tomaste sus muñecas haciendo que se aferraran a tu cintura. Tú te inclinaste apenas un poco para alcanzar a rozar sus labios. — Y para que sepas, tú eres la idiota que me gusta.— Te acercaste uniendose en un beso suave, como si ambas lo necesitaran desde hace tiempo. Sus fuertes manos se apretujaron contra tu cuerpo y tus brazos se abrazaron a su cuello. Era como un sueño.

— ¡POR DIOS, hay niños aquí! Aguantense hasta que lleguemos, locas hormonales.— Vieron por la ventanilla cómo Steve intentaba taparles los ojos a todos sus niños.

- Robin Buckley • 𝗼𝗻𝗲 𝘀𝗵𝗼𝘁𝘀 𝆬   ׅDonde viven las historias. Descúbrelo ahora