Capítulo 23

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Nos encontrábamos recostados en la cama, había anochecido y tenía hambre, podría jurar que ella también, pero el abrazo en el que estábamos con YeonTan entre nuestros pies era bastante cómodo.

Luego de nuestra de declaración de amor, si podría llamarse así, nos recostamos con intención de dormir una rato, cosa que no pasó.

-Ahh- se quejó -Debo hablar con Jungkook- dice apenas audible

-¿Porque?- trataba de que los celos que me genera el pelinegro no se noten.

-Es que, antes.. antes de venir, el me escribió pidiéndome otra cita, y- vacilaba en lo que decía

-¿Aceptaste?- negó

-En ese momento tocaste la puerta, tu otro yo, quiero decir- se aclaró la garganta. -Entonces no le respondí, creerá que lo ignoré, pobre- ¿pobre? Pobre yo que apenas ahora puedo llamarla mía. -Cuando regresemos debo decirle- dijo

-¿Que le dirás?- las dudas venían a mi

-Que ya no saldremos- también eso pero no

-Que tienes novio- aclaré lo que deseaba que dijera

-Que tengo novio- afirmó

-Esposo- abracé su cuerpo aún más

-Debo decirte algo, pero no se si te gustaría saber, es solo que creo que debería, es decir, debería decirte- asentí -El beso que nos dimos en el parque no fue mi primer beso- hablaba con algo de cautela, asentí comprendiendo de que iba.- Cuando el y yo salimos, nos.. nos.., yo no quería, es decir si quería. No ahora, en ese momento quería y luego ya me dio pena y no volvimos a hablar tanto. Lo que quiero decirte es que me hubiese gustado que mi primer beso fuera contigo.- sentía su cuerpo nervioso removerse a mi lado.

¿Debería decirle ya?

-Hana, ¿recuerdas el día de Harry Potter?,- asintió- Cuando bebiste y te dije que te dormiste- asintió nueva vez -Puede que haya pasado algo más antes de que te durmieras- se sentó en la cama colocando algo de espacio entre ambos.

-¿Qué cosa?

-Me dijiste que me amabas y me besaste- enrojeció -No te pongas tímida, fue lindo, lamento que no lo recuerdes- dejó caer nuevamente su cuerpo a mi lado y la atraje a mis brazos nueva vez.

-Tengamos una cita- está se sentó en la cama apenas hablé. -Iré a bañarme, bajo, arreglo todo y vengo por ti- asintió, besé su frente y me adentré al baño.

¿Una cena romántica quizás?

Apenas estuve listo salí del cuarto dándole tiempo para prepararse, bajé al lobby y pedí un reservado para ella y para mi, algo íntimo, solo los dos cenando y conversando.

Esta halagó lo feliz que estaba así que le dije que era una especie de segunda luna de miel para ambos y se comprometió a supervisar que todo saliera bien.

Cuando estuvo todo listo pasé a la habitación nueva vez, pensé en abrir pero si quería que fuera una verdadera cita debía recogerla en su casa.

Aunque si fuera en nuestros tiempos quizás nuestras madres organizarían una salida al lago o parque más cercano, estás de chaperonas cuidando la virtud de la joven y luego de unas dos salidas públicas más y algunas flores de mi parte anunciar el casamiento.

Ahora son otros tiempos, unos donde la recojo frente a la puerta de hotel de la habitación que compartimos y me infarto al verla.

Porque si, tengo el rostro más angelical que he visto frente a mi, cabellos suelto y enfrascada en un hermoso vestido floreado, no necesitó nada más, ni siquiera labial para su ya rojos labios o maquillaje para su tersa y hermosa piel.

Solo ella siendo perfecta

-Estás hermosa- No me contuve y tomé su mano, la atraje hacia mi y planté un beso en sus labios, el carmín de sus mejillas la hizo aún más bella.

Nos dirigimos al lugar, estaba en una especie de terraza en el piso 13 del hotel, luces por todas partes y un ramo de rosas rojas sobre el asiento de Hana.

Pedimos nuestra cena acompañada de vino y cuando esta se nos fue entregada quien nos servía se marchó dejándonos con la compañía del otro.

Irónicamente no teníamos de que hablar, nos conocíamos incluso mejor que nosotros mismos, solo nos dedicábamos a mirarnos y tomar nuestras manos cuando alguno decía algo sobre la suave brisa o el clima.

Cuando terminamos de comer nos plantamos frente al balcón de la terraza a admirar la brisa, mañana debíamos regresar a Seúl y regresaba con todo lo que alguna vez desee conmigo.

Regresamos al cuarto ya tarde y nos enfrascamos en nuestras pijamas, dormimos abrazados como tantas veces, solo que esta vez era distinto, cada uno sabía de los sentimientos del otro.



Desde alguna parte del mundo

-No, te digo qué hay algo raro en ellos- el menor trataba de darse a entender

-No es de tu incumbencia eso, que manía de meterte donde no te llaman, te estoy diciendo que te necesito aquí.

-No iré, no iré hasta que descubra que hacen esos seres inmorales en mi territorio, y el porque de su estado, no son como nosotros.

-Solo déjalo maldición, si no saben de ti no te expongas, te conozco, no hagas ninguna tontería, ya ella se dio cuenta que no eras su compañero de viaje, no te metas-

La llamada se cortó luego de eso.



Los fanáticos de En Las Sombras que no han leído Gritó Lobo (¿es enserio?)

Lean entre líneas (se va saltando)😉



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