7. Ursa maior

557 35 2
                                    

Eddie y yo dimos una vuelta por nuestro vecindario, no había mucho que ver por aquí, pero pasear bajo la luz de la luna me relajaba. Me hablaba de su día en el instituto, de ese tal Jason, el capitán del equipo de baloncesto que tanto repudiaba. Había aprobado con un cinco justos en el examen de química, de momento sabía que tenía una asignatura aprobada, también de su grupo, Hellfire club, hoy habían vencido a Vecna después de una semana jugando horas y horas, lo poco que sabía de ese juego era de lo que me hablaba él, parecía bastante divertido el hecho de convertirte durante unas horas en un personaje totalmente inventado en un mundo de fantasía, a veces Eddie me explicaba algunas partidas y me enseñaba cómo se jugaba a D&D. Gracias a él pude jugar un poco y cogerle el truco a ese juego, había creado mi propio personaje, un elfo-pícaro experto en bombas y en ataques a corta distancia llamado Leliana, que llegó a un nivel 10.
-Esta semana jugaremos otra vez, si no tienes nada que hacer el miércoles, ven a vernos jugar al instituto, estaré encantado de presentarte a los demás integrantes de Hellfire Club.
-Por supuesto, nunca os he visto jugar.
Nos sentamos en unos merenderos lejos de las casas rodantes, se veía perfectamente las estrellas brillar, nos recostamos en la mesa mirando el cielo, intentábamos buscar las constelaciones mientras las dibujábamos con nuestro dedo, que más de una vez se chocaron, haciendo que nos entre la risa floja.
-Creo que encontré la osa mayor. -señaló Eddie a unas estrellas que estaban a su izquierda.
-No la puedo encontrar, ¿dónde está la forma? -Eddie me cogió la mano suavemente y levantó mi dedo índice dibujando en el cielo la osa menor.
-Si seguimos esta línea, haremos el mango, y aquí, haremos en cazo, creando así la osa mayor.
-Eddie, eso parece una cuchara de cocina. -me reí mientras lo miraba. -no veo ningún oso.
-La mitología griega cuenta que Calisto, una cazadora que pertenecía al cortejo de Artemisa, diosa de la caza, hizo un voto de castidad. Zeus, el dios principal del Olimpo, se enamoró de ella y Calisto se quedó embarazada de él. Cuando la esposa de Zeus, Hera, se enteró, se enfadó mucho y él, para proteger a Calisto, la convirtió en osa. Pero con el tiempo Hera descubrió el engaño, hizo que Artemisa le disparase en una cacería. Para salvar a su amante y a su hijo, Zeus trasformó a Calisto en una constelación, la Osa Mayor, dándole así la inmortalidad. Al igual que con Fénice, a quien Zeus convirtió en la Osa Menor. -miré a Eddie con cara de circunstancia, sabía que a este chico le gustaba leer, pero no tanto.
-Eso no le quita su forma de cuchara por mucha mitología que me cuentes, señor Munson.
Eddie se empezó a reír, su risa me contagió a mi también y nos quedamos riéndonos como dos tontos durante un rato, nos hacía más gracia el hecho de estar boca arriba los dos mirando un cielo estrellado. Él carraspeó y aclaró su garganta después de un largo rato de risas.
-Me recuerdas a la osa mayor. -soltó de repente.
-¿Porque parezco un oso? -solté una leve carcajada.
-La osa mayor tiene una diferencia con la osa menor, y es que sus estrellas brillan más y destacan por encima de la osa menor. Siento que brillas más que cualquier persona que haya conocido. -En ese momento, me quedé en silencio, no sabía verdaderamente qué contestar ante aquella frase, sentí que el corazón me iba a mil y mi estómago estaba revuelto. -Perdón si ha sido abrumador, no pretendía asustarte ni nada parecido.
-No, solo es que, me ha pillado de sorpresa. -nos quedamos en un silencio algo incómodo, Eddie se incorporó y se quedó mirando a un punto fijo.
-_____, ¿puedo preguntarte una cosa? -preguntó Eddie de una forma melancólica.
-Claro, puedes decirme lo que quieras. -posé mi mano en su espalda dando a entender que podía confiar en mí.
-¿En estos momentos, te sientes atraída por alguien?
-¿Atraída en qué sentido, Eddie?
-Ya sabes, si te gusta alguien... - verdaderamente nunca me había gustado nadie, en mis 15 años en el laboratorio nunca tuve tiempo para conocer esa faceta mía de enamorarme, solo estos 3 años he podido saber lo que es gracias a las películas, series y libros que leo, pero sólo por cómo se comportaba los personajes, nunca sentí nada parecido. Eddie era un amigo y me encantaba estar con él, su compañía me hacía feliz y el tiempo que pasaba con él era maravilloso, pero nunca se me había pasado ese sentimiento por mi cabeza.
-Si te soy sincera, nunca me ha gustado nadie, porque no sé lo que se siente, aunque no lo sé, todo ese tema es nuevo para mí. Lo siento, ¿por qué lo preguntabas? -Eddie sacudió la cabeza sutilmente, se levantó de un salto quedando a mi altura.
-No, por nada. Deberíamos irnos, se nos está haciendo tarde. -me regaló una sonrisa haciendo que se le adorne sus características arrugas, me tendió la mano para poder incorporarme yo también.
Nos fuimos a casa, ninguno de los dos hablaba, seguimos hasta nuestro destino sin decir palabra, él me dejó en mi casa despidiéndose de mí con un abrazo y se fue, me quedé esperando a que él entrase pero no me miró ni se despidió de mí a la distancia, como hacía siempre cuando entrábamos a casa, me quedé en el portal un rato más mirando su caravana por si salía a despedirse, pero no lo hizo. Entré a mi casa con un sabor agridulce, intenté despejarme escuchando música con mi walkman y la cinta que me había comprado hace unos días de "a-ha", haciéndome bailar por toda la casa, recogí algunos platos que había dejado en la encimera mientras meneaba la cadera al ritmo de Take on me. Recogí del tendedero la ropa de trabajo que necesitaba para mañana, entré a casa y me fui a mi cuarto a dormir. Mañana sería otro día.

A diferencia de otros días, hoy llegó muchísima gente a comer helado, estuve liada durante todo el día, por suerte, no me tocaba turno de tarde. Serví el último helado del día y divisé la hora, empecé a recoger la tienda poco a poco, hoy cobraba por fin, necesitaba el dinero para poder comprarme una bicicleta y despedirme de mi amigo el autobús.
Salí de la heladería con mi dinero en la mano y dirigiéndome a una tienda de bicicletas que estaba a unos 10 minutos andando, mientras andaba, veía que mucha gente salía del instituto, más tarde iría a visitar a Eddie para preguntarle por el examen de historia, estuve atenta para ver si veía su coche por alguna parte, ya que normalmente pasaba cerca de mi trabajo, pero no lo vi. Sin darme cuenta ya estaba en la entrada de la tienda de bicis, entré haciendo sonar la campana que tenían en la entrada, observé todas las bicicletas que había ahí dentro, todas eran preciosas, pero me decanté por una con flecos, algo tan ridículo como unos flecos.
Salí de allí con una bicicleta nueva y con los flecos dándome en ambas manos, sentía el viento chocándose en la cara y como mi pelo se mecía con él. Di la vuelta, ya que el camino a mi casa estaba pasando por la carretera donde se situaba mi lugar de trabajo, acordándome de que también estaban allí Steve y Robin en el videoclub, les haría una visita, siempre me vienen a ver a la heladería y yo apenas me paso por ahí.
Aparqué mi bicicleta con su respectivo candado en el aparcamiento, entré a la tienda y vi como Robin discutía con Steve, pegaban tan bien esos dos...
-Steve esa película es una basura, trae déjamelo a mí.- Robin y Steve estaban discutiendo por cuál película era mejor para poner en la tele. - voy a poner la mejor película que seguramente verás jamás.
-No, esa otra vez no por favor, estoy harto de verla y no entiendo la trama, ¿por qué él se tiene que ir? ¿no bastaba con simplemente hablarlo? Las mujeres sois muy raras. - Steve se echaba las manos a la cara mientras resoplaba fuertemente.
-Hey, no es nuestra culpa que no sepáis captar indirectas. -respondí- además, que tiene de malo ver otra vez la película, a mi me gusto y estuvo entretenida.
Robin me miró triunfante y después miró a Steve con un gesto de superioridad, contestándole él rodando los ojos y formando una mueca de cansancio a la que nos reímos las dos.
-¿Qué hacéis aquí tan tarde? Yo ya he terminado mi turno, ¿cuánto os queda? -pregunté curiosa.
-Nos queda recoger un poco y cerrar. -Contestó Steve.
-¿Y estabais discutiendo por una película que no va a durar ni cinco minutos?- los dos se miraron y me volvieron a mirar, Steve sacudió la cabeza y Robin empezó a reírse, a la que yo le seguí también.
-Robin, encárgate de la tele y yo recojo un poco por aquí. -empezaron a moverse y yo solo fui una mera espectadora, de repente una voz se escuchó en el mostrador de la tienda.
-Chicos, soy Dustin, ¿hay alguien? -Steve dejó la escoba y fue a recoger el walkie-talkie del mostrador.
-¿Qué ocurre Dustin? - habló preocupado.
-¿Por casualidad a nadie le interesaría ir a una partida de Dungeons & Dragons para mañana? Lucas nos ha dejado tirado por culpa del baloncesto y necesitamos urgentemente un compañero.
-Dustin, nosotros no sabemos jugar a ese juego, ¿no puedes simplemente aplazarlo?
-¿APLAZARLO? Eddie nos mata, mañana es la secta de Vecna y tenemos que destruirlo, por favor es importante. -¿Eddie? Si, es probable de que pueda asesinarlo. Me hacía gracia la forma de hablar de ese chico, era tan dulce y no paraba de cecear. Steve siguió insistiendo de que no y cortó.
Me fui con Robin a la salida, nos despedimos y me fui en bicicleta a mi casa.

Enchanted - Eddie Munson y TNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora