25. Todo irá bien

189 15 2
                                    

Estaba concentrada en los dos chicos, tapaban cualquier recoveco donde pudiesen pasar los dichosos murciélagos, ahora el tráiler de Eddie parecía más un tanque, o peor, un escondite para un apocalipsis zombie. Los observaba mientras ellos pegaban chapas de metal en todas las ventanas y acordonaba la zona con alambre de espino. Cuando todo estuvo lo suficientemente seguro, se adentraron a la habitación de Eddie, que daba mucho más asco en el otro lado. Mientras cotilleaba su habitación, pude ver como cerca de la ventana había un cenicero con varias colillas y su walkman que una vez "robé". Me acerqué poco a poco hacia aquel sitio intentando entender el por qué estaba todo eso ahí, había entrado varías veces a su habitación y nunca había visto eso, levanté la mirada encontrándome con la ventana tapiada, esa ventana que antes daba a mi caravana, justo donde me ponía a leer cuando hacía buen tiempo. Recordé lo que me dijo Nancy, el otro lado se había quedado paralizado en el tiempo el día en el que atraparon a Will Byers; el 6 de noviembre de 1983, tiempo después de haber escapado. Seguí revisando su cuarto encontrándome con algunos pósteres que nunca había visto, otros seguían allí años después, había bastantes cosas que no recordaba de haberlas visto antes, pero lo único que no cambiaba de aquel lugar era su guitarra, su dichosa guitarra.
-Los dos tortolitos han encontrado a Vecna, pasamos a la fase dos, frikis, pasamos a la fase dos. -repitió Erica por el walkie-talkie. Solté una risa nasal y pude observar cómo Eddie cogía su guitarra, aquel instrumento que más de una vez me enseñó a tocar pero que nunca pude aprender.
Lo cogía como si de un diamante en bruto se tratase, pude ver como se le iluminaban sus ojos, la agarró firmemente y se dio la vuelta quedando cara a cara con Dustin. La forma que tenía de cuidar a su guitarra me producía hasta celos.
-No le digas esto a _____, pero esta de aquí es mi primer amor.
Vale, gracias Edward.
-¿Sabes que ella puede escucharte ahora, no? -dijo Dustin mientras observaba la habitación.
-¿Escucharme? No creo. -incrédulo...- Dustin, ¿estás preparado para escuchar el mejor concierto de metal?
Dustin cogió el amplificador mientras que Eddie colgaba su guitarra a sus espaldas, entre los dos subieron hasta el techo del tráiler como pudieron, acomodaron el amplificador y lo enchufó en uno de los alargadores que colgaba del hueco del tejado. Colocaron el cable de la guitarra y ajustaron el sonido, esto me recordaba a aquel concierto de su grupo en aquel bar, Dios, hoy tendría que haber actuado allí.
-Chicos, en diez minutos podéis empezar la fase tres. -habló Dustin por la radio, escuchándolo al unísono con el mío que se encontraba en el baño. -repito, diez minutos.
El chico soltó el transmisor y le hizo una seña a Eddie, haciendo que éste le respondiese asintiendo con su cabeza, se acomodó su guitarra, arrancó su púa de su cuello y acto seguido miró al cielo oscuro.
Que dramático.
-Esto, va por ti. -cogió aire y lo echó de un grito mientras daba su primer acorde.
Involuntariamente, mi piel se erizó y me transportó a aquel concierto de Corroded Coffin. Antes de este desastre. Antes de Vecna. Antes de todo.
Veía como sus manos rasgaban las cuerdas con rabia, pude averiguar cuál canción estaba tocando, "Máster of puppets", esa canción que tanto escuchamos en su habitación nada más salir, recordaba cómo estábamos atentos a cada acorde, letra y sonido de aquella canción, como Eddie se emocionaba cada vez más, pero sobre todo, en el solo de guitarra, todavía recuerdo cómo saltó de la cama y movía la cabeza violentamente de arriba a abajo. Disfrute aquel concierto como una niña pequeña, veía su lengua salir cuando tocaba alguna parte de la canción que era más complicada, mis ojos estaban llenos de orgullo, no podía disfrutar más.
-Ahí vienen... -dijo Dustin mientras se levantaba lentamente de su asiento. Miré a la misma dirección que él, pude ver una marea negra acercarse poco a poco, cada vez eran más y más. -¡Eddie, tenemos 30 segundos!
Él asintió a sus palabras e hizo aquel solo de guitarra, imaginándome ese salto en la cama mientras tocaba su guitarra imaginaria. Me preparé para la emboscada, cada vez venían más rápido y estaban mucho más cerca que antes.
-¡Eddie, 10 segundos!
Entrad ya, por favor.
Eddie hizo su último acorde y tiró la guitarra al suelo, corrieron hacia el mismo sitio por donde entraron, tapándola y dirigiéndose a la escalera de sabanas, trepando por ellas de uno en uno, se podía escuchar cómo los murciélagos se chocaban en las chapas y en las paredes del tráiler. Cuando los dos estuvieron a salvo en el actual Hawkins, las hice reventar de un chasquido, tal y como hablamos. Podía ver el reguero de sangre caer por las paredes y quedaban pedazos desperdigados de aquellos bichos, todo había salido bien.
Desperté y me quité las gafas, encontrándome con los dos hiperventilando y apoyados en el retrete y en la puerta del baño, los miré orgullosas y Dustin fue corriendo hacia a mí regalándome un abrazo.
-Sentía que no llegábamos, joder, ha sido intenso.
-Hay que avisar de que ya los hemos eliminado. Rápido. -dije señalando el transmisor.
Dustin cogió el walkie-talkie de encima del retrete, comunicándose con los demás para seguir con la Fase tres, matar a Vecna.
-Chicos, podemos dar paso a la Fase 3.
Volví a recostarme en el agua para poder viajar hasta la mente de Max, que seguramente ya estaría acompañada, si no me equivoco, por Once. Respiré profundamente y coloqué mis gafas caseras en los ojos para concentrarme otra vez, pero Eddie me tocó la mano, haciendo que fijase mi atención en él.
-Ten cuidado, por favor. -agarró mi mano y depositó un suave beso en mis nudillos, haciendo que sonriese de una forma tonta.
-Descuida, todo saldrá bien, te lo prometo.
Coloqué mis gafas y me sumergí en el agua, empecé a buscar a Max aunque no fue difícil encontrarla. Me había metido en un recuerdo, parecía un baile de graduación. He de decir que nunca había asistido a uno, pude deducirlo por las películas que veía por la tele, la diferencia era que este baile de graduación estaba solitario, sin música y parecía que había pasado un huracán. Busqué a la pelirroja con la mirada, encontrándomela abrazada a Once, esta vez llevaba ropa normal, deduzco que ya no está en el laboratorio con Brenner. Las dos alzaron la mirada encontrándonos las tres, corrieron hacia mí dándonos un corto abrazo, separándonos por completo al escuchar unos ruidos en la zona de las gradas, miramos fijamente hasta el lugar encontrándonos con Vecna, saliendo de entre los asientos poniéndose de pie de una forma amenazante.
-No te acerques. -ordenó Once a Max. Con una mirada cómplice, salimos las dos a por él, separándonos hasta quedar a los lados de Vecna, no teníamos una idea concreta, pero parecía que nos entendíamos con solo mirarnos.
-Como vuelvas a tocarla...
-Volveré a matarte. -terminó Once mi frase, haciendo que Vecna soltase una pequeña risa.
-¿Eso fue lo que hiciste? ¿Me mataste? -respondió él. -Me alegro muchísimo de que estéis aquí, las dos. Esto, va a ser precioso... precioso, sí, y será gracias a vosotras.
Empezó a levitar y con él, trozos de madera de las gradas. Nos situamos las dos a cada lado vigilando todos sus movimientos. De repente, soltó las astillas de madera, haciendo que Once las aventase a un lado y yo reventándolas en mil pedazos. Tiró a Once hasta las mesas, haciendo que ésta chocase con una de las sillas golpeándome a mí, distrayéndome por un segundo y quitando la atención que tenía sobre él, volando por los aires cayendo al suelo cerca de Max. Ella se agachó a ayudarme, pero rápidamente me levanté, apartándola hacia un lado para poder empujarle a él de nuevo a las gradas, cayendo de espaldas y rompiendo más asientos. Once y yo nos levantamos del suelo y corrimos hasta él, alzando las manos para poder matarle las dos a la vez, pero él fue mucho más rápido. A la vez que se levantaba, me empujó hasta la pared golpeándome fuertemente en la espalda, gimiendo de dolor al sentir el impacto, por otro lado, Once intentó seguir con lo que teníamos planeado, pero fue en vano, ya que otra vez estaba bajo las garras de Vecna. Lentamente le atraía hacia él, sentía como la ahogaba poco a poco al ver su pecho moverse rápidamente intentando coger el poco aire que podía inhalar. Me levanté a duras penas para poder zafarla de su agarre, pero poco después de levantarme él me agarró acercándome poco a poco quedándome cerca de Once y de él. Sentía como perdía cada vez la respiración, por mucha fuerza que hiciese, él no cesaría, y mis esfuerzos harían que me quedase sin aire mucho más rápido.
-Antes de mataros... quiero que veáis algo. -acto seguido, nos empujó hasta la pared abriéndose entre nosotras un portal que nos llevó hasta aquel lugar donde una vez estuve con Max.
Reconocí al instante los cuerpos de cada uno, sin ojos y con la mandíbula descolocada, mirarlos me revolvía el estómago y mi piel se erizaba. Giré mi cabeza encontrándome con Once hiperventilando y tumbada en el suelo al igual que yo, el golpe había sido seco y rápido, no nos había dado tiempo a reaccionar. Enseguida nuestras extremidades fueron atrapadas por las estúpidas enredaderas, dejándonos colgadas en suspensión.
Pude ver a Vecna agarrar el cuerpo de alguien, no podía reconocerlo ya que mi vista estaba algo nublada al haberme dado un golpe en la cabeza. Tiró el cuerpo y rápidamente las enredaderas lo atraparon, dejando ver su cara y formando una cruz con su cuerpo, era Max.
-Que has... qué has hecho. -dije a duras penas mientras mis ojos se llenaban de lágrimas al ver el cuerpo sin vida de mi amiga.
-Esta vez, no estuvo de su lado.
Se quedó unos instantes mirando el cuerpo de Max, la examinaba como si uno de sus trofeos se tratase, quería matarle, quería partirle en dos, quería romperle cada hueso de su cuerpo si es que tenía, quería hacerle lo mismo que a todas esas personas a los que había asesinado, quería gritar y reventarle la cabeza. Mi sangre hervía al observarle mirar triunfante a todos aquellos adolescentes inocentes que estaban atados a aquellos troncos, necesitaba matarle de una forma u otra, pero me era imposible y más estando atrapada en las enredaderas.
-¡Papá está muerto! -gritó Once haciendo que él se diese la vuelta quedando cara a cara con ella. -Sé lo que te hizo. Tú eras diferente, como yo, te hizo daño, te convirtió en esto, él es el monstruo, Henry, no tú. ¡No tú!
Henry se acercaba poco a poco hacia ella, se estaba distrayendo con la conversación. Intenté zafarme de las enredaderas pero estaban muy apretadas, me movía cada vez más rápido para intentar salir aunque lo veía difícil, necesitaba que Henry cediera.
-Tienes razón. -le contestó. -Tú y yo, somos diferentes. Papá me hizo daño, pero él no era un monstruo. No era más que un hombre, un hombre corriente y mediocre. Por eso buscaba la excelencia ajena. En ti. En mí. Pero al final... no consiguió controlarnos, no consiguió moldearnos, no consiguió cambiarnos. ¿No te das cuenta, Once? Él no me convirtió en esto, fuiste tú.
Henry dio un paso atrás, dejando unos metros de distancia entre las dos, pude ver a Once asustada por sus palabras, no entendía el por qué de todo esto, pero solo quería escapar de ahí.
-Al principio, pensé que me habías enviado al más allá, al purgatorio, pero me equivocaba. Estaba en un lugar ignoto, me volví un explorador, el explorador de un mundo no mancillado por la humanidad. Vi muchas cosas, y, un día, me topé con lo más extraordinario de todo. Algo que lo cambiaría todo. Vi un medio para desarrollar mi potencial, para trascender mi forma humana, para convertirme en el depredador que siempre había sido mi destino.
Cada vez estaba más cerca de ella, su mirada penetrante y su forma de andar hacía que Once se estremeciese, pero sus últimas hizo que su cara cambiase a una más seria.
-Eras... eras tú, siempre fuiste tú.
-Solo necesitaba que alguien me abriera la puerta, y tú lo hiciste por mí. Sin darte cuenta siquiera. ¿A que no? -ella agachó la cabeza y de sus ojos brotaron lágrimas, no sabía qué se refería Henry pero pude notar el dolor de Once. -Y, cuando te diste cuenta, decidiste resistirte.
Volví a intentar zafarme del agarre como si pudiese hacer algo con las enredaderas, pero no tenía mucho tiempo, teníamos que matar a Vecna y lo antes posible, sin embargo, el estar atadas a esta mierda lo hacía más complicado. Mientras me retorcía en mi sitio, escuché un grito, haciendo que parase de golpe, no sabía de dónde provenía.
-¡¿POR DÓNDE HAN ENTRADO!?
-¡NO LO SÉ, NO TENEMOS TIEMPO PARA ESTO! ¡AGUANTA LA PUERTA, EDDIE!
¿Eddie?
Me volví pálida como el papel, un escalofrío recorrió mi columna vertebral y mis manos empezaron a sudar. No podía salir de aquí porque dejaría a Once sola, pero necesitaba socorrerlos en la vida real. Mi corazón palpitaba más rápido y el dolor en mi pecho crecía cada vez más, estaba entre la espada y la pared. Miré a Once y ella me miró a mí, negué con la cabeza  y ella cerró los ojos con fuerza. Sin darnos cuenta, una de las enredaderas nos rodeó el cuello, cada vez apretaba más y más, nos quedábamos sin aire lentamente, cogí una bocanada de aire intentando que no me quedase sin oxígeno tan pronto. Henry se dirigió a Max, que ahora estaba medio consciente, se posicionó delante suya, levantó sus garras y las descansó cerca de su cara, la estaba poseyendo.
-¡MAAAAX! ¡PÓNTELAS AHORA! -grité tan fuerte que mi voz dependía de un hilo, me quedaba sin aire y sentía que me podía desmayar en cualquier momento, al igual que Once. Empecé a llorar al ver que mi única amiga estaba siendo poseída por él, por el que fue años atrás mi mentor en el laboratorio, como estaba muriendo lentamente de asfixia mi compañera, como no podía ayudar a Eddie en el otro lado ni a Dustin. Me sentía impotente y sin fuerzas.
-¡______, ______! ¿¡ME OYES?! -era Dustin, podría reconocerlo en cualquier parte. -¡DESPIERTA, POR FAVOR! ¡SAL DE AHÍ!
Intentaba quitarme del agarre para poder responder, pero nada, era nulo.
-¡DUSTIN, SOSTÉN LA PUERTA! -esta vez, era Eddie el que hablaba. Sentí como ahora su voz estaba cada vez más cerca de mí, podía imaginármelo ahí sentado de rodillas en la bañera intentando contactar conmigo. -_____, no sé si puedes oírme, pero si me oyes, quiero que sepas que estoy aquí, ¿vale? Y... y Dustin también. Te quiero, ¿me estás escuchando? Te quiero, lo cierto es que te quiero desde siempre, desde aquel día en que entraste a mi casa cuando te encontré ahí sentada en el merendero, desde que fuimos a ver aquella película que en realidad era muy mala, pero la vi por ti porque sé que te encantan las películas de comedia. Me cambiaste la vida por completo, recuerdo que llevabas el pelo rapado y esa ropa tan hortera que vestías, en ese mismo instante en que te vi, súper que necesitaba conocerte. Nunca había sentido nada así por nadie, y sé que me comporté como un idiota aquel día, no tendría que haberte dicho que iba a salir con alguien para darte celos, no tendría que haber hecho nada de eso, eres la única que me hace sentir querido y que me ha tratado bien desde el primer momento.
Mis lágrimas salían sin cesar, mi cara estaba húmeda por ellas y gemía del dolor, el escuchar sus palabras me transmitían tanta paz y ganas de seguir luchando, de seguir por él.
-Nunca había conocido a una persona tan hermosa como Arwen ni tan valiente como Éowyn, eres mi heroína, y no puedo perderte, _____, me prometiste unas hamburguesas, ¿recuerdas? -su voz se rompió por completo, haciendo que yo me rompiese con él, podía notar como sorbía su nariz y como suspiraba. -Eres capaz de todo, y ahora, tienes que luchar, ¿vale? ¡Tienes que luchar!
-¡EDDIE! ¡NO PUEDO AGUANTAR MÁS! ESTÁN VIVIENDO DEMASIADOS!
-¡MIERDA, DUSTIN, DÉJAME SALIR! ¡TENEMOS QUE GANAR TIEMPO!
No no no no.
-¡Déjame ir contigo! -escuchaba a Eddie alejarse de mí paso a paso. -¡No puedes ir solo!
-No, quédate aquí con ella, yo volveré ahora.
-¡EDDIE, NO!
No escuché nada más, sus voces se habían disipado, me ponía cada vez más histérica, pero necesitaba tranquilizarme, tenía que salir de aquí ahora. Once y yo nos miramos y asentí lentamente, respiraba cogiendo un ritmo lento, mientras más me relajaba, más se aflojaban las enredaderas, podía respirar con normalidad, podía mover mis articulaciones otra vez, podía notar el suelo, cogí aire y grité, grité como la que más, alcé mi mano hacia Henry arrojándolo lejos de Max, la sangre caía por ni nariz y notaba como mis venas del cuello se hacían más prominentes. Once pudo librarse del agarre cayendo al suelo y quedándose por unos minutos quieta recuperando el aliento. Retuve a Henry en una columna de enredaderas, hice que me mirase a los ojos mientras le retorcía cada vez más.
-Tus amigos y tú, creéis que habéis ganado. ¿Verdad? Ya habéis perdido.
-No, -habló Once detrás de mí. -tú has perdido.
Nos agarramos de la mano a punto de matarle, pero Henry empezó a gritar de dolor, una nube negra nos rodeó a ambas, todo desaparecía a su paso, miramos nuevamente su cuerpo, seguía allí retorciéndose de dolor, habían conseguido matarle en su forma física. Las dos conseguimos dar el golpe final como habíamos planeado, su cuerpo explotó en mil pedazos mientras agonizaba, de la fuerza, pude ver a Once desmayarse y a mí, se me cerraban los ojos lentamente, desplomándome en el suelo.

Me desperté esta vez en la bañera de Eddie, al recordar todo lo anterior me levanté de un salto, la puerta estaba cerrada desde fuera, la habían atrancado. Empecé a golpearla, pero recordé que podía abrirla desde aquí, me situé en el otro lado de la puerta y quité un fierro que habían colocado, lo moví y pude abrirla sin problemas. Salí escopeteada del baño, corrí hasta el salón donde se encontraba los cuerpos de varios murciélagos, el rastro se dirigía a la entrada de la casa, que estaba completamente abierta, quise dirigirme hasta allá, pero un terremoto que sacudió todo Hawkins me desestabilizó, cayendo al suelo de espaldas.
-¡NECESITO AYUDA, POR FAVOR! ¿¡HAY ALGUIEN!? -el walkie-talkie que tenía Dustin en su mochila empezó a sonar, sus cosas estaban desperdigadas por la habitación.
Antes de poder contestar, unos gemidos de dolor me desconcertaron y salí en su búsqueda, pero no hacía falta moverme de mi sitio, miré hacia arriba encontrándome a Eddie tirado en el suelo acompañado de Dustin en el otro lado. Veía como él tosía sin parar, su cuerpo estaba ensangrentado y tenía mordidas en algunas zonas descubiertas, Dustin le sostenía la cabeza mientras le susurraba al oído.
-¡¿Dustin?! -llamé su atención haciendo que mirase hacia arriba, pude ver un brillo en sus ojos al verme.
Trepé por la escalera de sábanas tirándome al colchón, me arrastré hacia ellos tan rápido como pude y me arrimé a ellos dos, Henderson seguía zarandeándole aunque Eddie tenía los ojos entrecerrados y no había signos de mejora.
-¿Qué has hecho? -dije en un hilo de voz mientras le sujetaba yo esta vez. -Te dije que no hicieses ninguna gilipollez.
-Necesitabas... tiempo, no quería... no quería que te pasase nada. -hablaba a duras penas, su boca estaba ensangrentada y sus pintas eran deplorables.
-Quédate quieto, voy a curarte ¿vale? -él asintió y lo dejé en el suelo. Apoyé mis manos sobre su pecho e hice mi trabajo, me adentré en él y fui curando cada una de ellas, había perdido mucha sangre. Tardé un poco al haber tantísimas heridas pero pude curarlas todas, al abrir los ojos y ver que ya no sangraba pude sentir que se me quitaba un peso de encima, lo miré fijamente y me sonrió como agradecimiento, pero poco después cerró los ojos.
-¿Eddie? ¿Qué ha pasado? ¡Eddie!
-Se ha desmayado, Dustin, no te preocupes, está bien. Tenemos que llevarle a nuestro Hawkins y hay que ir a por Lucas, acaba de pedir auxilio por walkie-talkie.


~~~~
Perdón por la tardanza, quería que este capítulo quedase lo mejor posible y más largo, a parte de que he tenido una temporada un poco regular anímicamente, pero espero que esto lo compense, seguiré escribiendo para los capítulos finales (sí, finales) y espero acabarlo antes de septiembre, os mando muchos abrazos y muchísimas gracias por vuestras palabras, sois lxs mejores, 🫶🏼

Enchanted - Eddie Munson y TNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora