Capítulo #4. "Dolorosos recuerdos".

30 9 51
                                    

No sé lo que está pasando pero, ¡me encanta! Primero llevó a Neftalí y luego a mí, es tan lindo. Mamá lo hizo pasar y nos sirvió almuerzo, él comió sin quejarse y mami le volvió a servir. Papá solo lo miraba callado, sé que está celoso, él hace esa mirada de: mi hija está creciendo. Pero nunca dice nada. Los gemelos son muy inquietos, pero por lo visto no acabaron con la paciencia de Chrislaen.

-¡Adiós, Chrislaen! -me despido, se está retirado de casa, él me mira sonriendo, se acerca y me besa la mejilla. Se dirige a su auto, abre la puerta de conductor y se sube.

-Mira tú te llamas Saríf y mi nombre no sé, suena demasiado "Chrislaen", -él se detiene pensando y luego me mira a los ojos-. Mira escúchalos juntos, Saríf y Chrislaen. ¿Se escuchan bien junto? A mi parecer sí, pero ¿qué piensas tu?

-Yo... -al parecer es un tema que le importa mucho y una sonrisa se forma en mis labios pensando en lo lindo que es que piense en nuestros nombres juntos-. Sí, suenan bien.

Nos miramos a los ojos por un rato en silencio. Pensamos lo mismo; nuestros nombres juntos, nosotros juntos y el mundo lejos.

-Adiós, Sarif -se despide.

Enciende el motor del auto y me da una última mirada.

-Adiós.

En lo que veo que ya va lejos empiezo a brincar de la emoción. Nunca me había pasado algo así, Chrislaen es un amor.

Voy entrando en la casa con la felicidad gritándome que ahora es mi comienzo, y me detiene una voz que reconozco en dónde sea que mi cuerpo pueda estar presente en forma física. Trago pesado en lo que volteo con mi expresión toda seria. Es mi hermano.

-Hola, Sebastián -saludo ocultando la emoción en mi voz, él se acerca y me da un beso en la mejilla.

-¿Quién es ese tipo? -pregunta, yo no sabía que hacer, así que lo tomé del brazo.

-¡Vamos a dentro y te explico!

¿Les parece raro esto? Déjenme les explico algo primero. Lo que pasa es que mi hermano es como una mejor amiga confidente. Sí, se hace el serio y todo, pero la verdad es que es una vieja chismosa peor que la vecina que tiene un perro pequeño, feo y chillón. Mi hermano es mi confidente, ¿es extraño para tí? Pues el mío es así como una Neftalí versión hombre y aunque ella no tenga mi sangre es mi hermana también. Sebastián siempre me escucha, no solo para después decir mil respuestas, no, aunque mi hermano es buen consejero, escucha mejor que nadie. Solo escucha y cuando tiene que decir algo lo dice.

Subimos a la habitación y le conté cómo me sentía con Chrislaen. Que desde ayer que nos conocimos, parece mentira podría jurar que lo conozco de todo la vida y es que así lo siento.

-... Y por eso fue que me viste despedirlo de casa -lo mire finalizando mi explicación.

Sebastián sentando en la cama con mi cobija enrollada en las piernas. Se levanta de su posición y se acerca a mí, me envuelve en sus brazos y su rostro de lado derecho queda junto a mi lado izquierdo. Me da un beso en la mejilla.

-No quiero que sea un Max y quiero que me lo presentes -me expresa con un tono de preocupación en la voz.

Asiento varias veces recordando. De la nada una pequeña respiración se vuelve una nota de tristeza, Max.

-Todo estará bien -le expresó a mi hermano-. Entre Chrislaen y Max hay muchas diferencias y la primera es que Chrislaen no es un maldito odioso de la verga.

Sonrío al decir ese montón de groserías juntas. Sebastián se separa de mí y niega.

-No me gusta que hables así.

El conocimiento de lo desconocido. (Proceso).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora