Capítulo #9. "La única razón de esta vida inmortal".

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Después de que oscureció comprendí el por qué de las luces.

Llegar en la noche a casa, eran un cuarto para las ocho. Hablamos tanto, en algunas ocasiones notaba que se quedaba en blanco como cuando le hacía preguntas sobre cómo fue su primera vez, él me miraba, sonreía y me contesta pregúntame cómo era capaz de hacer esas preguntas. Cuando le pregunté si antes se había enamorado, me contestó: -solo a ti Saríf, solo a ti. Y ustedes dirán que estoy loca porque en verdad le creo.

Abrazados en frente de la puerta de mi hogar, él me suelta un:

-Te quiero.

-Yo más Chrislaen -un beso y él toca el timbre con su índice.

Mi hermano aparece en ella al instante y me dio la sensación de que él tenía la oreja pegada a ella.

-Buenas noches, Chrislaen. Sin un rasguño dijo mi papá.

Sebastián le da la mano a Chrislaen, parecen muy amigos, ¿no?

-Buenas. Sin un rasguño, en perfecto estado.

Mi risa sale escandalosa.

-¿No quieres pasar? -sugirió mi hermano a Chrislaen.

Una pregunta: ¿yo no existo?

-No, ya es tarde y mañana hay colegió. Sarif tiene que descansar.

-¿Y mamá y los gemelos?

-Ellos duermen -contesta Sebastián-. Yo estoy a cargo -se señala con el pulgar.

-Chrislaen adiós -me pongo de puntillas para dejar un beso en la mejilla de Chrislaen.

-Adiós Saríf -me abraza y luego le da la mano a Sebastián-. Adiós cuñado.

-Adiós -Sebastián ríe.

Chrislaen va a su auto, se introduce y se va.

Sebastián me carga en brazos cuando pilla qué el auto va lejos.

-Bájame, bájame.

Sebastián me lleva a mi cuarto. Ya dentro de las sábanas y mi hermano a mi lado.

-¿Cuéntame qué pasó? -cuestiona animado.

-Ya no soy virgen.

Sebastián pega el brinco que cualquier mejor amiga daría ante esta respuesta, luego voltea y me mira con cara de espanto.

-¿Él te...? -empecé a burlarme a todo volumen, tan alto que tal vez los gemelos despertaron.

Detengo mi burla al sentir la palma de la mano de Sebastián en mi cabeza.

-Eh... yo no tengo culpa de que no hayas captado el chiste.

-En serio, ¿dime qué pasó?

-Me cubrió los ojos y me llevo al bosque -lo miré, él tenía los ojos muy abiertos-. Tranquilo no abusó de mí.

Se supone que lo que acabo de decir es un chiste, pero recuerdo lo que me pasó con los amigos de Max y la tristeza intento cubrirme. Sebastián lo notó en mis ojos y la preocupación lo asalta.

El conocimiento de lo desconocido. (Proceso).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora