Capítulo #14. "Encuentros".

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Tal vez al Tiempo hay que dejarlo expresarse y no esmerarse en cambiar lo que ya fue.

—Odio la indecisión. —Gruñó la mujer en dirección al señor de espaldas.

Se sentía la tensión entre las tres personas, de un momento al siguiente pasaron de estar hablando en calma a convertir el lugar en un desastre.

Hablaban de mí, porque sí. Porque aunque me costara creerlo sí, lo hacían hablaban de mí. De explícitamente que haría conmigo.

—La mataremos —afirmó el más joven del grupo sin esperar a la tan anhelada respuesta que buscaban del hombre.

Fue cuando mi piel se puso aún más de punta, el joven decidido se empezó a dirigir a grandes pasos hacia la puerta por la cual yo espiaba.

Y no sé cómo pasó o qué pasó primero. Lo que sé es que el hombre de espaldas se dio la vuelta mostrándome por fin su rostro y no solo quede pasmada al ver que no tenía pupila y que eran totalmente negro, pero no quede más paranoica cuando vi que en realidad no tenía ojo en sí. Si no que únicamente tenía dos hoyos, vacíos sin nada.

Mi corazón late en mi oídos y siento como mi estómago se revuelve por el miedo al encontrar eso mismo en mí. Un vacío, un hoyo, nada que sentir.

Cuando ya el chico estaba a punto de llegar a la puerta y yo de salir corriendo a no sé dónde. Lo vi, el hombre solo lo miró y extendió una mano en su dirección, está comenzó a alargarse como la raíz de un árbol debajo de la tierra a una velocidad de vértigo.

Y le dijo:

—¿Cómo aprenderás que no debes desobedecerme?

La mano de este lo tomo por el cuello y lo apretujo sin piedad, con fiereza. Me dolió la cabeza de ver tanta crueldad.

Era solo cuestión de segundo para que la presión lo dejará sin aire o quebrara el hueso y este muriera, pero para mi sorpresa el joven no te tomo siquiera la molestia de apartar o disminuir la fuerza del hombre. Simplemente, lo miro y negó.

—No sabes quién es ella y mucho menos la cantidad de problemas que puede ocasionarnos.

Desafió al hombre.

—No es tu derecho decidir lo que sucederá con ella, ¿quién la trajo?

El chico se limitó a soltar aire por la nariz en forma de risa.

—Cuando vengan a cortar nuestras cabezas, será muy derecho mío arrancar la tuya de su lugar y tomarme la molestia de lanzarla al reino azul para qué los escamas la devoren con gusto.

¿Cómo podían? ¿Cómo ese chico podía hablar? ¿No sentía? ¿Qué es esto? Pero siento que la pregunta que ahora sí se me hace la más importante es saber, ¿dónde estoy?

No estoy segura de sí fui la única que la olvidó, pero gracias al hombre y al joven llevarse mi atención ignore a la mujer de vestido rojo.

Se encontraba inmóvil. Sin siquiera pestañear, las aletas de su nariz se mantenían abiertas oliendo. Su mirada estaba prestando atención a otros acontecimientos de los cuales los que estábamos dentro no estamos al tanto, lo sé por la forma en la que sus ojos se iban al lado derecho de su cara.

—Control.

Pronunció la mujer y solo eso basto para que el hombre soltará el cuello de joven y su mano con la misma velocidad con la que se alargó volviera a su tamaño normal.

Ambos hombres la miraron.

>>Escucho unos pasos —explico para ellos.

—¿Una persona? —preguntó el joven dirigiéndose hacia el otro lado de la sala.

El conocimiento de lo desconocido. (Proceso).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora