Quisiera encontrar la verdad entre tantas mentiras, pero, ¿y si me conformo con lo que sea que sea esto?
Chrislaen.
La choza a la que Daledion nos trajo es un poco acogedora. Tenía muebles de madera, repisas con adornos, en medio de la pequeña sala una mesa con algunos libros y una lámpara de fuego.
Antes de entrar Daledion se notaba indeciso a la hora de abrir. Esta noche tendría que encontrar la forma de lograr descansar y a la vez estar pendiente de Sarif.
Nos abrió las puertas, pero eso no significa que nos deba algún tipo de lealtad. Que tenga que darnos su palabra de no intentar asesinar a Sarif, por eso si llegaba el momento tenía que estar alerta y no permitir un ataque por su parte.
—Chrislaen —escuche la voz de Sarif—. Quizá no es el momento adecuado, pero...
—¿Estás bien Sarif? —Pregunte.
—Tengo hambre —La sentí avergonzada—. No sé cuánto tiempo llevo acá, pero mi estómago ya no está soportando.
Sonríe, esto no podía ser más difícil. Casi todos los que estamos en Ginebra después de que fuimos transformados nos alimentamos de carnes y para eso podías durar días cazando algún animal, otros de yerbas dudo que Sarif quiera una caña de azúcar. Pero hay otros pocos que no sufrieron la transformación y que han sobrevivido, estos puede que tengan algo para Sarif.
Asentí.
—Ya vengo —no sabía cuánto tiempo me iba a llevar eso—. Trataré de no tardar.
Iba a ir directo hacia la puerta, pero Daledion se interpuso.
—Es mejor que yo vaya —me dio una mirada que no supe entender—. Quédate acá con ella, yo me encargaré.
~•~
Creo que no fue tan buena idea dejar que Daledion se fuera, pase todo el rato mirando a Sarif dormir y cuando por fin llegó tenía un bolso en su espalda.
Sin decir palabras me lanzo el bolso y lo ataje el aire.
—No recibo ningún tipo de agradecimiento —comenzó a decir—, pero sería maravilloso que me digan que ya todo está solucionado.
Ya hacia oscurecido así que decidimos intentar dormir Sarif estaba muy cansada y yo aún más. Todo lo que estaba a punto de contarle no era tan fácil de escuchar así que debíamos estar bien preparados para lo que ella iba a oír.
Cuando el sol despertó y toda Ginebra despertó con él era el momento de contar la verdad.
El por qué yo me había acercado a ella, el por qué había hecho que todo fuera tan fácil para que ella me aceptara.
Sarif.Me sentía exhausta, mi piel estaba pálida y mi mano ya estaba mejor.
—Pero no recuerdo nada —fue lo único que pude decir.
—Intenta recordar un poco —sugirió Daledion.
Chrislaen volteo a verlo y le hizo mala cara a lo que él hizo señal de rendición y me dijo en voz baja.
—Solo fue una sugerencia.
—Tus sugerencias son una mierda —respondió Chrislaen.
Me puse de pie, tenía en mano un vaso de leche y un pedazo de pan rancio.
—Dicen que me llamó Anleslines, que vengo... Digo que soy de acá de Ginebra un planeta exageradamente lejos de la Tierra que crecí acá y que mis padres fallecieron, que Chrislaen —me mira a los ojos—, es el único que queda vivo de todas las personas que alguna vez amé.
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El conocimiento de lo desconocido. (Proceso).
FantasyDos mundos. Uno lleno de maldad y el otro convertido a ella, una chica con sueños atormentadores, un chico que la extraña y lleva un monstruo dentro. Una vida de sacrificios por una normal. Culpas, miedos, monstruo, poco amor y una sola oportunidad...