LA METÁFORA DE LA ESCALERA

XIV (Lucas)

                    Lucas sintió cuando Luna se paró de la cama, intentó mantenerse quieto esperando expectante lo que pasaría. Cuando salió de la habitación sintió como desde el estudio se movía como si saltase.

"¿Qué esta haciendo?" Pensó.

Se incorporó lentamente y desató su mano de la tela, se sorprendió al ver que no era un nudo ciego y tampoco estaba apretado. Sobó su muñeca y comenzó a acercarse lentamente, ahora el ruido era una respiración agitada junto a unos sollozos agudos cada cierta cantidad de segundos.

Se asomó al estudio y vio a Luna sobre su estómago, traspirando, sin ropa y con dificultad para respirar, evidentemente fuera de sí.

Lucas solo pudo desde donde estaba mirar la puerta de salida, comenzó a calcular cuanto tardaría en correr y comenzar a gritar, o incluso, desde la ventana para que llamaran a la policía. Ella estaba absolutamente desvalida, no tenía fuerza suficiente para pararse, la puerta de la cocina estaba cerrada, sabía que al menos todos los cuchillos evidentes estaban ahí y si fuese uno pequeño podría soportarlo. Podría en ese casó golpearla con cualquier cosa y ganar tiempo.

Entonces su vista se volvió a ella, parecía más pequeña que antes, sus omoplatos sobresalían y sus músculos se contraían como si electricidad corriera por ellos. Su respiración comenzó a hacerse corta y superficial.

"Va a desmayarse" Pensó "cayó de frente con sus brazos en el pecho, va a costarle demasiado respirar"

Respiró profundamente y aguantó la respiración. Su mente parecía revolverse, comenzaron a temblarle las piernas apenas saltaban recuerdos en su mente, él en el piso, su hermano convulsionando con espuma en su boca, los días de desesperación cuando se daba cuenta cuan solo estaba y cuánto quería morir pero no era capaz de hacerlo. El dolor que sentía en el pecho días después de las crisis debido a los músculos aun tensionados.

"Yo no soy así" Pensó.

Se sintió como un estúpido pero no podía hacerlo, no podía dejarla sola así. Cada vez que veía a sus pacientes retorcerse por lo mismo sentía como si eso le pasara a él, no podía aprovechar su vulnerabilidad e incluso hacerle daño. Él juro jamás ser así, quería ser quien le hubiese gustado que le acompañase en sus peores momentos y lamentablemente Luna era aquella que lo necesitaba, tampoco quería que la vieran hecha pedazos y vulnerable.

Tampoco confiaba en la policía, vio todo lo que debía ver y vivir de niño como para saber que una persona tan ingenua y cambiante como ella terminaría en un desastre.

Se acercó lentamente y esperó a que reaccionara, la ayudó a moverse y la semi sentó a los pies del sofá, tenía sus brazos tan fríos que parecía que sus uñas tuviesen un ligero tono azulado y sus labios estaban tan secos por hiperventilar que parecía que fueran a romperse a la más mínima sonrisa.

Sintió como lo observaba y no pudo evitar hacer lo mismo, con esa luz sus mejillas parecían mas rosadas y sus ojos más claros que de costumbre, casi amarillos. Ya no usaba músculos de su cuello para respirar y parecía calmarse, bajó la mirada, sintió por algún motivo vergüenza. Fue ahí cuando vio un par de cicatrices en sus brazos que no vio antes, pero no eran las únicas, tenía varias por el pecho y los brazos, parecían la mayoría antiguas excepto una en la base de su cuello casi desde cu clavícula hasta su espalda, aun era rosa pero no parecía inflamado. Si bien el tenía muchísimas más en ella le impresionó el doble.

¿Por qué cosas pasó esta mujer?

Tenía tantos lunares como cicatrices, de distintas formas y tamaños. Su vista saltó de nuevo a su cara, aun asustada pero ya menos tensa y le pidió hacer ejercicios de respiración. Tuvo que aguantar la risa cuando exhalaba y marcaba exageradamente su margarita, Luna era una mujer bonita incluso en esa situación tan deplorable.