XVIII

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                  Luna tenía  las manos tan apretadas como podía en el borde de la silla mientras sentía el pitido de la llamada conectándose. Lucas era consciente de eso y solo se limitaba a parecer lo más relajado posible.

Su primera llamada fue al centro, tal como le dijo a Luna. En realidad no sería mayor problema justificarse, de hecho, no debía dar más detalles que los días que faltaría para que lo cubriesen los otros doctores. Incluso, podría hasta renunciar a los turnos y buscar un reemplazo, pero no tenía entre sus planes faltar lo suficiente para necesitarlo. Era probable que si lo hablase con el doctor Blanco él le ayudaría a cubrir sus turnos.

—¿Luisa?—Dijo Lucas saliendo de su trance al escuchar su voz—Sí, siempre me reconoce por mi voz.

Lucas le comentó que después del fin de semana largo tendría problemas para realizar los turnos que tenía agendados al menos la siguiente semana. No preguntó más, indicó que ante cualquier situación llamaran al doctor Blanco, cortó.

—¿Ves?—Lucas parecía incluso un poco avergonzado y orgulloso de su posición—Fue sencillo.

Luna solo rió suavemente y relajo los brazos.

—Parece que eres importante ahí—dijo casi burlesca—¿Es un lugar grande?

—No, de hecho, se construyó entre amigos y no aceptamos mucha gente al mismo tiempo —suspiró pensativo— Por eso podemos coordinar ciertas libertades, pero los más antiguos ya se retiraron y les encanta dar algunos problemas para mantener el orden.

El aire se sentía tan casual que cualquiera que conociera la situación no entendería, pero asi decidió manejarlo Lucas.

—Pero es bastante bonito—escupió sinceramente sin pensarlo mucho—algún día podría mostrártelo.

Luna apretó la mordida pero sonrió.

—No me gustan mucho esos lugares la verdad.

"Entonces conoces un poco de ellos" pensó lucas.

—Bueno, creo que hay un estigma en torno a ellos, pero depende del lugar y sus personas —tomó aire— Es bastante entretenido, sobretodo cuando hay talleres como baile o dibujo. Muy interesante.

La mueca de ambos se relajo y comenzaron a reír.

—No se si me estas vendiendo un paquete de viaje o si me hablas de tu trabajo —Dijo luna sacándose una lágrima del ojo.

Rieron nuevamente.

"¿Cuándo fue la última vez que me reí así?" Pensó.

—Luna—Dijo cuando ya se calmaron—¿Podría llamar a alguien más?

—¿Quién?

Lucas se mordió la lengua por primera vez aguantando decir "que te importa", "no es tu problema" o "tú me metiste en esto". Tenía que ceder, de acá en adelante era un posible viraje o dar el paso más grande en lo que llevaba ahí.

—Es que—Toció un poco para pensar un poco sus palabras— Bueno, es algo así como una persona muy importante a la cual no quiero preocupar.

— ¿Es tu familia?— Luna seguía relajada y debía jugar bien.

—No, tecnicamente no.

— ¿Un amigo?

— Sí y no.

— ¿Tu pareja?—Dijo arqueando sus cejas casi jugando.

"Lo pillo, me estás molestando" pensó lucas.

— Es como un padre —se arrepintió de decir esas palabras en voz alta inmediatamente—No, en realidad es un amigo que me ha ayudado mucho y se preocupa por mi. Si no lo llamo al menos todos los domingos ten por seguro que pondrá a la policía, CIA e Interpol a buscarme.

Luna abrió sus ojos de par en par conteniendo la risa.

—Bueno—Dijo posando su vista en sus dedos—Suena como un padre o al menos se comporta como uno.

Alcanzó el telefono y se lo entregó en las manos.

—También me gustaría llamar a muchas personas para que sepan que estoy bien y no puedo —sus manos se cerraron en las de él y lo miró a los ojos—Aprovecha de estar feliz de tener personas que se preocupen tanto por ti.

El impacto en la cara de Lucas era cómo leer un libro. Gritaba una mezcla de sorpresa y tristeza.

Miró el teléfono, tomo aire y marcó.

—¿Lucas? ¡Pensé que habías olvidado a este viejo!

Rió y de pronto sintió un poco de angustia.

"¿Desde cuando soy tan sensible?" Pensó.

Las palabras de Luna lo contagiaron de la nostalgia que expelió su tono y comprendió que quizás ella había perdido a muchas personas en su vida, tal y como él. Esto confirmó un poco más su hipótesis: Ella está totalmente sola.

Hablaron primero de cosas al azar, que había hecho esa semana, como le había ido y cuando podría ir a verlo. Respondió vagamente como siempre, saltándose el detalle de estar técnicamente secuestrado.

—No creo que pueda trabajar esta semana—Dijo por fin Lucas.

—¿Por qué?

— Debo hacer algunas cosas —Lucas metió la pata, pero sí no le decía eventualmente se enteraría y comenzaría a buscarlo.

— ¿Pero qué cosas?

Ese momento se dio cuenta que no planeó bien la excusa. Él no aceptaría una excusa vaga como Luisa, entonces sus ojos corrieron a Luna que no había notado lo miraba confundida. Moduló un "qué pasa" y Lucas solo levanto el dedo índice para que no notara nada.

— ¿Esa fue una mujer? —Dijo él con voz sugerente.

Eso era una buena oportunidad para Lucas, pero la vergüenza de aceptarlo así fuese mentira era una tortura para él.

—No—Luna lo miró casi ofendida—Bueno, estoy evaluando un estudio.

Blanco suspiró casi decepcionado.

—¿Y si mejor descansas un tiempo? Puedes hacerlo, estoy libre y puedo cubrirte —Lucas iba a interrumpirlo y lo calló— has trabajado demasiado tiempo de corrido, tómate unos días y descansa, o evalúa, o lo que sea. Siendo sincero hace tiempo estoy preocupado por ti, sentía que explotarías eventualmente. Me hace feliz que hayas bajado la velocidad.

—No es nada—Dijo rápidamente—Estoy muy agradecido de la oportunidad.

—No, al contrario, es mejor así, no pienses que no valoro tu trabajo, pero me gustaría que vivieses un poco la vida de tu edad. No puedes llegar a los 30 solo pensando en trabajo, además si explotas tampoco podrás hacer tu trabajo bien. Parte de trabajar es saber descansar.

Era cierto, el último tiempo Lucas había trabajado de corrido y asumido más trabajo del que debía para justificar su posición, o al menos eso sentía (además de dejarse sin tiempo para deprimirse). Emocionalmente ya se sentía desgastado y todo lo que podía sentir había avanzado lentamente parecía desaparecer.

Hablaron un poco más sobre el viaje que planeaba con sus amigos a algún lugar lleno de playas y que debía pensar en unirse. Lucas solo decía respuestas vagas para no comprometerse, nunca estuvo si quiera en su imaginación viajar y ahora que estaba dentro de sus posibilidades le resultaba un poco aterrador.

—Bueno —Dijo el doctor en tono de finalizar la conversación—Entonces te cubriré, solo avísame cuando pienses en volver. La llamada el próximo domingo como mínimo ¿Entendido?

—Sí, entendido.

—Recuerda tus medicamentos, mantenlos como la última vez. Te siento bien, hablamos en una semana.

Colgó.

"Mis medicamentos" pensó Lucas al recordar que los había olvidado por completo.

—¿Y que tal?—Luna parecia curiosa.

Lucas sonrió y le alcanzó el teléfono.

—Todo perfecto.

—Parecía muy preocupado de ti— Dijo luna mientras sus ojos parecían ceder al cansancio.

"Los siguientes días serán interesantes" Pensó lucas mientras comenzaba a juntar los platos de la mesa.

LA METÁFORA DE LA ESCALERADonde viven las historias. Descúbrelo ahora