XXIV

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                 Hasta la salida del edificio ambos caminaban en silencio, Lucas estaba sumido en su pensamiento intentando dilucidar qué haría y Luna un tanto incómoda de verlo así. El caminaba tan lento como podía, pero Luna le seguía el paso sin reprochar.

—¿Te pasa algo Lucas?—Dijo mientras lo adelantaba y se giraba de frente a el mientras avanzaba de espaldas—Pareces un poco... ¿Ansioso?

La cara de Lucas se deformó un segundo dándose cuenta de la situación.

—No, no es solo que..—Lucas notó que Luna tenía la mirada perdida y paró en seco, reconocía esos ojos y el aire a su alrededor —Luna...

Se dio vuelta lentamente, por algún motivo esta vez le resultó más peligroso la llegada de Sol, parecía rígida pero como si sus músculos estuviesen listos para correr o atacar.

Había un auto blanco estacionado en una vereda, no llamaría la atención de no ser que la calle estaba tan vacía y oscura. Tomó aire.

—Luna, pronto cerraran la tienda—Dijo casi tiernamente mientras pasaba la mano delante de sus ojos.

Tan simple como eso en un segundo su cara volvió a tener la luz característica. Así de facil, Lucas comenzó a cuestionarse si alguna vez intentó a abordar a Sol directamente, quizás esa fue la primera vez. Aunque la certeza que hubiese funcionado antes era imposible de determinar, quizás (o eso esperaba dentro de el), ella parecía confiar más en él.

Comenzaron a caminar más rápido, eso le quitaba tiempo para pensar pero temía que tuviera algún problema si no podía controlar a sol, solo debía pensar mas rápido.

La tienda estaba abierta, con el mismo chico que los había atendido la última vez. Su cara se iluminó al ver a luna, al borde de mostrar hasta el último de sus dientes con entusiasmo. Bastó ver un par de pasos más atrás a Lucas para demostrar su desagrado.

Se dividieron entre los pasillos, Lucas miraba las cajas de cereal mientras pensaba qué haría: No quería volver a casa en ese momento, eso era seguro. No podía llevar a Luna a su casa, sería extraño. No se atrevía a secuestrarla, por motivos éticos y porque fácilmente lo podría noquear.

De pronto, recordó un pequeño detalle: Las anotaciones sobre Luna quedaron en su casa.

En teoría esas notas no tenían mucho valor, al menos para un estudio, pero temía que Luna las encontrara y sintiera que era un bicho raro mientras veía distintos términos médicos como una lista catalogándola.

Más que ser descubierto o que se desquitase con él, era el temor de que Luna se sintiera mal con quién ella era, como si requiriera ser observada o estuviese mal.

Era ridículo, porque él sabía que en suma y resta, Luna no estaba bien, pero no quería que se enterara de esa forma y por su culpa que incluso su "amigo" estaba mirándola como un bicho raro, un burdo sujeto de experimento.

Y era difícil, porque además no solo esos pensamientos podrían rondar su mente, podría también pensar de dónde salió Lucas, para finalmente enterarse que técnicamente, era una secuestradora.

Luna llevaba dos canastas completas de mercadería cuando se encontró con él en la caja y Lucas seguía en piloto automático, hasta que llamo su atención. Entonces tuvo una idea que al menos le daría tiempo.

—Luna, llevas demasiado, déjame ayudarte.

—Oh, no te preocupes—Dijo mientras intentaba levantar la primera bolsa.

—Se que puedes pero al menos déjame ayudarte, te lo debo por lo de mi departamento.

La cara del chico en el mesón parecía ponerse roja con cada palabra.

—Yo puedo ayudarte luna—Dijo atropelladamente.

Hubo un segundo silencio. Ese niño terminaría arruinando el plan de ganar tiempo de Lucas.

—Sentí como un dejavú—Dijo Luna mientras reía.

—Si, la última vez...—Dijo el chico hasta que Lucas lo interrumpió con una tos estruendosa y sobreactuada.

—Oh, disculpa, no te preocupes—dijo tomando el resto de las bolsas—Lo tengo.

Una vez más la cara del chico se deformó y Lucas se apresuró en salir.

Luna no hizo más que agachar la cabeza sonriéndole al chico para seguirlo. Lucas empezó a morder su labio al punto que sus incisivos ya comenzaban a quedar marcados, solo quedaban unos 100 metros y un ascensor. Sería todo.

El vacío que sentía en su estómago (que en su mente intentaba calmar buscando argumentos lógicos) no le dejaba pensar.

—Lucas para—Se escuchó de golpe sacándolo del trance.

Luna fruncía el ceño, molesta y nerviosa.

—¿Puedes explicarme qué te pasa?—Dijo luego de suspirar, intentando buscar el temple que suele tener.

La mente de Lucas quedó en blanco y las palabras que salieron casi como si vomitara sobre la acera.

—Tengo un mal presentimiento de un auto que pasó—El vacío que sentía antes parecía servir, su voz temblaba y la sangre parecía haber abandonado su rostro.

Luna se congeló o al menos eso parecía, no había indicios de Sol. Nada.

Esa combinación de palabras que resultaba sin sentido o insignificante para cualquiera, parecía haber dado en el clavo con Luna, el problema era que a pesar de ser un ataque de impulsividad (nunca antes visto en Lucas) no estaba seguro a dónde lo llevaría.

Sí, había notado una leve tensión para Luna con ciertos autos, pero no tenía idea que era. Una vez más cayó en cuenta que no la conocía y que quizás paso una barrera que no debía pasar.

Que quizas debió ser paciente y buscarla en un tiempo, que eventualmente podrían reencontrarse de manera casual e incluso conocerse como personas normales.

Pero lo que mas le dolió en ese momento es saber que de funcionar, había manipulado a Luna para llegar a ese punto, y por algún motivo, se sintió sucio. Había usado una debilidad para poder continuar su -incipiente- dependencia emocional

En esos segundos de silencio donde su mente estaba hecha un caos volvió a mirarla, comenzando a tartamudear buscando las palabras para deshacerse de lo que dijo.

Sus ojos solo vieron una mirada perdida, oscura pero que ya conocía. Era tarde.

Luna apretaba las manos mientras sostenía las bolsas, las uñas se enterraban en la delgada piel de su palma. Su mandíbula estaba tan apretada que Lucas podía notar los músculos en sus mejillas tiritando. Se arrepintió como nunca, como nada en su vida mientras enterraba su cabeza entre sus manos.

Sintió una mano que se posaba suavemente en su hombro, entre sus manos pudo ver la cara de Luna asomándose bajo el.

—Lucas, vamos, es muy tarde—Dijo con su tono de siempre.

Su corazón se detuvo. ¿Bloqueó de alguna forma sus palabras?¿Realmente no era tan importante?.

Avanzaron en silencio, Luna lo miró un par de veces sonriendo, como buscando confortarlo, como si quisiera darle la tranquilidad que necesitaba. Lucas solo se sentía cada vez más culpable.

Ella abrió la puerta y entró a la cocina balanceando las bolsas. Lucas entró lentamente, como queriendo aprovechar los últimos minutos antes de un corte inevitable, se concentró en las notas y tomó tanto aire como pudo para darse valor.

Se giró y cerró la puerta lentamente, sus dedos se deslizaron hasta la cerradura, aquella que asumió cerrada días y que lo "detenía".

"¿Realmente alguna vez estuve encerrado contra mi voluntad?" Pensó justo antes de sentir un golpe en la nuca.

LA METÁFORA DE LA ESCALERADonde viven las historias. Descúbrelo ahora