ELIAN
Dejar a Ayla llorando en la playa, no me gustaba nada, pero suponía que no me quería allí. Lo entendía.
Suspiré. Me subí en mi coche y conduje hasta mi casa. Al pasar por la casa de Ayla, detuve el motor, mirándola. Demasiados recuerdos en esa casa.
—Adiós —susurré.
En cuanto llegué a casa, subí rápidamente a mi habitación. No tenía ganas de encontrarme con mis padres. Abrí la ventana y salí al tejado. Me quedé mirando las estrellas mientras escuchaba una canción que me recordaba demasiado a Ayla. A Sky Full of Stars de Coldplay se reproducía en mis auriculares. Cogí el libro entre mis manos y abrí la tapa, encontrándome con la letra de Ayla.
<< Hola Elian. Obviamente sabes quién soy. Esto va a ser muy corto porque se me dan fatal las dedicatorias. Quiero que sepas que el verano ha sido increíble a tu lado y, aunque llegue a su fin, quería decirte que a nuestra historia le quedan muchos capítulos. Este verano no va a ser el final. Y ya termino. Quiero pasar el resto de mis atardeceres contigo. >>
Una lágrima brotó de mi ojo. Ella me había escrito esto y poco después, le rompí el corazón. Me siento muy miserable ahora mismo. No la merecía. Ni ahora ni nunca. Era demasiado buena cómo para estar conmigo.
No sé cuánto tiempo pasó, pero ya eran las once de la noche. Las estrellas brillaban en el firmamento. Me incorporé y volví a entrar en casa. Bajé a buscar algo de comer. No había nadie. Suponía que mis padres ya se habían ido a dormir.
Me preparé un simple sándwich y volví a subir hasta mi habitación. Me senté sobre mi cama y encendí la televisión. Volvería a ver Mamma Mia. Era una película que me encantaba y no dejaría de ver nunca.
Al terminar la película, recogí todo, llevándolo a la cocina y me tumbé sobre mi cama, para intentar conciliar el sueño.
***
Me despertó la alarma de mi móvil. Con los ojos cerrados intenté apagarla. Al conseguirlo, suspiré. Otro nuevo día.
Me quedé tumbado con los ojos cerrados hasta que me di cuenta de que llegaba tarde. Me levanté rápidamente, me duché y me vestí.
Iba a abrir la puerta para salir, pero mi padre me frenó.
—¿A dónde vas?
—Al aeropuerto.
—¿Se va Ayla?
—Sí.
—Vale. Luego quiero hablar contigo.
Cogí mi coche y arranqué rápidamente para llegar a tiempo al aeropuerto. Aparqué el coche y entré en el aeropuerto. El aire acondicionado me golpeó como un soplo de aire fresco. Me dirigí a las escaleras mecánicas y vi a los padres de Ayla junto a Josh y Maddie. ¿Dónde estaba Ayla?
Me quedé quieto cuando la vi aparecer. Estaba hablando con Abby. Y se veía igual de preciosa que siempre.
Estaba paralizado. Todo se seguía moviendo a mi alrededor, pero yo no podía. Quería bajar por las escaleras mecánicas, pero no podía moverme.
—Perdona, ¿me dejas pasar? —me giré hacia la derecha. Vi a una mujer junto a dos niños que intentaban pasar y yo les obstaculizaba el paso.
—Eh... Sí, perdone.
Me aparté y les dejé pasar. Seguí caminando, viendo cómo Ayla ya se despedía de sus padres cogiendo su mochila para embarcar.
Definitivamente, era gilipollas. Tuve la oportunidad de despedirme de ella y no pude moverme. Estaba paralizado. Aunque sentía que me iba a mandar a la mierda. Seguramente no quería ni verme. No me entendía ni yo mismo.
Volví a mi coche y arranqué hacia mi casa. Aparqué en el garage y entré por la puerta principal. Sólo quería irme a mi habitación y no hacer nada más.
—Elian.
Me detuve y vi a mi padre sentado, esperándome en el sofá.
—Ven, quiero hablar contigo.
Arrastré mis pies hasta llegar al sofá y me senté a su lado.
—¿Estás bien?
—Sí.
—¿Te ha dado tiempo a despedirte de Ayla?
—Papá, ve al grano. ¿Qué querías decirme?
—Responde.
—No, no he podido despedirme de ella. No sé ni para que he ido —susurré.
—Es tu novia, ¿verdad?
—No, ya no.
—¿Qué ha pasado?
—He roto con ella. No soportaría la idea de no verla cada día.
—¿Se lo ha tomado bien?
—No. No sé en qué estaba pensando, al ir al aeropuerto —aclaré.
—Tal vez no quieras mi consejo, pero creo que te hará bien. No pienses demasiado en lo que ha ocurrido y las decisiones que has tomado, céntrate en los estudios que ahora mismo son tu prioridad. Luego, el tiempo dirá. Tal vez acabéis juntos de nuevo —dijo y me apretó el hombro. Asentí y me incorporé.
—¿Me puedo ir?
—Sí, claro —suspiró.
Subí hasta mi habitación y me tiré sobre la cama. No tenía ganas de hacer nada, así que me quedé ahí hasta que me dormí.
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Bajo el sol
Novela JuvenilAyla Gibson es una chica con pocos amigos, tímida e insegura. Cada vez que confiaba en alguien le rompían el corazón. El verano había comenzado y Ayla pensaba que iba a ser como siempre. Leer, estar con sus mejores amigos e ir a la playa. ¿Qué iba...