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POV POCHÉ

He oído la expresión tener el corazón en la garganta, pero no sabía cómo se sentía. No sabía que el miedo puede ser una cosa visceral que te envuelve, te detiene la respiración y te ciega. No sabía que ese tipo de terror existía hasta que recibí la llamada de Layla de que Calle estaba siendo llevada al hospital.

Rompo unas cien leyes al llegar a ella y salgo tropezando de la parte trasera del auto antes de que se detenga. Irrumpiendo a través de las puertas, corro hacia el mostrador de la sala de emergencias. De la nada, Layla me agarra del brazo.

—Ven conmigo. —dice, con demasiada calma.

—¿Por qué no estás con ella? —exijo que mientras nos dirigimos hacia los ascensores.

—Me fui de su lado sólo para venir a buscarte. Pero ella está bien.

—¿Bien? —estoy hirviendo de coraje—. ¿Cómo puede estar bien?

La llevaron al hospital en ambulancia. ¿Qué le pasa?

—Te lo dirá ella misma. —Es todo lo que dice el guardaespaldas. Hay otras personas en el ascensor, así que no puedo envolver mis manos alrededor del cuello de la mujer y ahogar la información de ella como quiero. Layla se niega a decir una palabra más mientras me guía fuera del ascensor a una suite privada. Cuando entro en la habitación mis ojos caen en la cama, la cama vacía. Mi corazón se detiene—. ¿Dónde está ella?

—Aquí estoy.

Me doy la vuelta para ver a Calle, vestida con su ropa de calle, levantándose de una silla. Estoy a su lado en dos pasos y la empujo hacia abajo.

—¿Por qué estás vestida? ¿Por qué no estás en bata de hospital? ¿Por qué no estás en la cama? —La tomo en mis brazos y me acerco a la cama. Se agita y me da un golpe para que la baje, pero no la suelto hasta que llego a la cama. La pongo en ella, pero para mí frustración, se desliza enseguida fuera de ella.

—¿Qué demonios, Calle?

Me da una sonrisa suave y da palmaditas al final de la cama.

—Tal vez deberías sentarte.

Oh, mierda, no. Está a punto de decirme que tiene una enfermedad terminal. Como si mi ansiedad no pudiera aumentar más. La agarro por los hombros y la inspecciono como si pudiera visualizar su enfermedad en su rostro. Se ve bien. Su color es bueno. Sus ojos están enfocados. No veo ningún temblor. Presiono mi mano contra su frente. Se siente fresca.

—¿No has comido lo suficiente hoy? —¿Tal vez sea diabética? Tal vez tiene algún problema de azúcar en la sangre. Tal vez sea vértigo. Trato de pensar en alguna razón que pueda causar que se desmaye que no implique alguna enfermedad que acabe con la vida. Me quedo en blanco. Joder. Debería haber ido a la escuela de medicina.

Agarro su mano y la arrastro hacia la puerta. —Déjame llevarte a otro hospital. No creo que este esté haciendo su trabajo.

Se ríe y me devuelve el tirón, despidiendo a Layla.

El cerrojo de la puerta se cierra a presión cuando el guardaespaldas nos deja en paz. Calle toma mi mano y la levanta hacia su boca, presionando un beso en mis palmas.

—Estoy embarazada.

Tropiezo hacia atrás. La parte de atrás de mis piernas golpean el marco de metal de la cama y mi trasero golpea el colchón. —¿Qué acabas de decir?

—Yo tampoco lo creí cuando el doctor me lo dijo. Hice que me examinaran dos veces. Pero es verdad. Estoy embarazada. —Ella canta la última palabra, con un vibrante sonido de felicidad.

Estoy estupefacta, literalmente impactada en silencio.

—¿Wow? ¿No estás feliz? —dice, su brillante sonrisa se oscurece. Abro la boca, pero no sale nada. Ella estalla en lágrimas.

Eso levanta mi culo. Salto a mis pies y la arrastro a mis brazos.

—No llores cariño. No llores. Estoy tan feliz.

—Sé que lo estás —dice lloriqueando—, pero parece que no puedo controlar mis emociones. En un momento estoy riendo y al siguiente llorando. ¿Puedes creerlo? Poché, vamos a ser madres.

—No. No puedo creerlo. —sigo frotando su espalda mientras solloza en mi pecho. Vamos a tener un bebé. La magnitud empieza a calar y me doy cuenta de que tengo que contarle lo de su hermano. Tenemos que empezar de nuevo. Nuestro futuro no puede ser contaminado por nuestro pasado.

—Nena, hay algo que tengo que decirte.

Se retira y mira hacia arriba con expectativa. —¿Qué es?

—Acerca de Te..

—¡La Sra. Garzón ha llegado! Qué bueno verla de nuevo. —La Dra. Gupta entra con una tableta en sus manos—. Traje los resultados de la prueba ya que sospechaba que no nos creería a su esposa o a mí sin pruebas visuales.

—Me conoces tan bien. —Le quito la tableta y leo el informe del laboratorio—. ¿Estás segura de que no es un falso positivo?

—Hemos estado haciendo esto durante mucho tiempo —balbucea la Dra. Gupta. Ella me arrebata la tableta y la mete bajo su brazo—. Estoy segura de que es positivo. Ahora hablemos de algunas precauciones que debería tomar. Estamos en el siglo XX. No necesitamos ningún reposo en cama. Todo lo que recomendamos es que coman saludablemente, eviten el exceso de cafeína, alcohol o pescado crudo. Es conveniente que tome vitaminas prenatales de inmediato. Puede seguir haciendo ejercicio, pero todo con moderación. También le recomiendo que mantenga sus niveles de estrés bajos. Tanto como puedas —Ella se dirige hacia mí—, quieres mimar a la madre. Sé que eso no va a ser un problema para ti.

Mis planes de confesar lo del hermano de Calle se tiran por la ventana. A Calle le ha llevado tanto tiempo quedarse embarazada. El tipo de trastorno emocional que podría ocurrir debido a este largo secreto que he guardado podría destruir su bienestar emocional. No puedo arriesgarme.

—No digas más, Doc. Todo será fácil para Calle.

—Oh, desearía que no hubiera dicho eso, Doctora Gupta. Ahora va a ser insoportable. Tendré suerte si consigo salir a la calle.

—Puedes caminar al aire libre —protesto—, pero con alguien frente a ti con una escoba o algo así. —No puedo permitir que se tropiece con una roca perdida.

La Dr. Gupta se ríe a carcajadas. —Las dejo a las dos para que lo solucionen entre ustedes. Estás dada de alta, jovencita. No te olvides de descansar y tomar tus vitaminas. Y disfruta de tu embarazo. Es un momento maravilloso.

—Vamos. —Calle me tira del brazo.

—¿Adónde vamos?

—De compras, por supuesto. Necesitamos cosas de bebé. Necesitamos un cuarto de niños. Necesitamos ropa. Necesitamos decoraciones. —Calle levanta los brazos y da vueltas.

Miro alrededor de la habitación para asegurarme de que no va a chocar con nada. Ese es todo mi papel desde ahora hasta que llegue el bebé, asegurarme de que no haya baches en el camino de Calle. Ninguno en absoluto.

AÚN TE AMO (GIP)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora