POV CALLE
-Tierra a Calle. -Laura pone sus uñas perfectamente pintadas delante de mi rostro.
-Lo siento. -Miro las hojas de cálculo que estaba revisando por tercera vez para asegurarme de que mis números eran correctos. No confío en mí misma en este momento, así que sigo comprobando tres veces mi propio trabajo. Los números me resultan fáciles, pero últimamente nada parece así.
-No lo lamentes. Dime qué es lo que te preocupa. Y no digas que nada. -Laura se sienta a mi lado. Normalmente se sentaría de golpe, pero ahora lleva gemelos. No está muy avanzada, pero con dos bebés en el horno ya se le nota. Extiendo mi mano a lo largo de su vientre. Con suerte, un día podré experimentar lo mismo.
-¿Estás bien con los planes? -pregunto, cambiando de tema. Di mi aprobación final sobre ellos cuando llegué esta mañana. Ella dijo que quería revisarlos de nuevo. Sabía que eso significaba que quería mostrárselos a Carlos. No podía culparla. A mí también me gusta que Poché revise las cosas por mí. La mujer es brillante en los negocios y sería una mentirosa si dijera que no me hace feliz cuando me pregunta algo sobre el trabajo. Siempre me recuerda lo mucho que valora mi opinión.
-Envié los contratos firmados y alerté a las tiendas de que empezarán con el primero -responde-. Sé que estás evitando mi pregunta.
Dejo escapar un largo suspiro, sin querer hablar de ello.
-¿Tú y Poché se pelearon? -Sus cejas se arrugan con preocupación.
-Estamos bien. -Sonrío. Lo estamos. ¿Cómo no vamos a estar bien? Poché es la esposa perfecta. Una que haría casi cualquier cosa por mí. Soy yo la que se queda corta. Eso no es cumplir mi parte del trato. También soy yo la que se ha convertido en una mentirosa. No he sido capaz de quedarme embarazada y estaba mintiendo acerca de hablar con mi hermano.
Vale, no estaba mintiendo sobre eso, sólo lo estaba escondiendo, pero estoy bastante segura de que eso es igual de malo. Y sé de hecho que le haría daño a Poché si supiera que tuve contacto con mi hermano y no se lo dije. También sé que ella diría que estoy siendo ridícula por culparme a mí misma por no quedarme embarazada, que no es mi culpa y no tengo que sentirme obligada, pero no puedo evitar sentirme así. Así que no se lo digo. Lo guardo todo dentro y trato de lidiar con ello por mi cuenta.
-Vale, entonces ¿qué pasa contigo? -Ahí está el problema. Yo. Todo lo que está mal en mi matrimonio se vuelve a mí. Poché es perfecta. No sé cómo se le ha metido en la cabeza que soy una criatura perfecta, pero lo ha hecho. No puedo hacer nada malo en lo que a ella respecta. Cuán equivocada está mi esposa.
Ella es realmente la que es perfecta. Desde el primer día que se acercó a mí en el almuerzo y se convirtió en mi amiga. Mi mejor amiga. La conozco desde hace más tiempo que a nadie con quien no esté emparentada. Ni siquiera Laura a quién encontré hasta la universidad. Ella no sabe de ningún momento en el que no hayamos sido Poché y yo. Siempre hemos sido nosotras dos. Somos un equipo. Pero últimamente, me siento sola incluso cuando estamos juntas. Mis pensamientos parecen tomar el control, consumiéndome.
-Realmente no quiero hablar de ello.
-Es tu hermano, ¿no? -Su rostro se arruga.
-No. -Me apresuro a decir. De nuevo, soy una mentirosa. Ella estrecha sus ojos hacia mí y no estoy segura de que me crea. Ella es la única persona además de Poché que puede decir cuando no estoy siendo sincera. Pero sé que no me presionará demasiado. Me empujará hasta que consiga lo que quiere. Puede que no sea hoy, pero es una amiga paciente.
-Pronto te quedarás embarazada. Sólo tienes que dejar que suceda. -Ella me toma de la mano-. Y hay otras opciones ahí fuera. -No quiero llorar. Estoy tan cerca de dejar que las lágrimas se derramen, pero sé que eso no ayudará en nada ni resolverá ninguno de mis problemas. Además, no quiero hacerla sentir mal por estar embarazada. Me alegro por ella. Ella y Carlos se merecen esto después de todo lo que han pasado. Pero su vientre de embarazada es un recordatorio constante de mis defectos. Ese solo pensamiento me hace sentir aún peor porque Laura es como una hermana para mí.
-Puede que tengas que dejarme acurrucarme con tus bebés todo el tiempo. -Le doy un último masaje en la barriga antes de recoger los papeles que estaba mirando. Muestran que nuestro negocio tuvo otro mes de beneficios pero que lo usaríamos todos para renovaciones. Sorprendentemente estamos obteniendo beneficios, pero los usamos tan rápido como llegan.
-Por supuesto. -Ella me mira. Ella realmente está brillando. Lo ha estado desde que descubrió que su esposo estaba locamente enamorado de ella. Algo que le he estado diciendo durante años. Estaba convencida de que tenían un matrimonio de conveniencia. Justo antes de que todo esto sucediera, tuvo una loca idea de comprar una cadena de supermercados con el dinero que él depositó en su cuenta como un acto de rebelión. Me arrastró con ella. Vale, quizás no tenía que arrastrarme. Entré de buena gana. Quería algo para mantener mi atención lejos del hecho de que no me iba a quedar embarazada.
Ahora mi hermano ha vuelto a mi vida y creo que he mordido más de lo que puedo masticar. Esta mañana fue un ejemplo perfecto de eso. Nunca he rechazado a mi esposa en lo que se refiere al sexo. Siempre lo quiero. Entonces mi teléfono sonó. Supe por la persistencia que era mi hermano. Eso había matado el humor en un segundo.
-¿Te veré mañana? -pregunto. Ella mira su reloj.
-Sí. -Me mira por un segundo-. ¿Tú y Poché tienen grandes planes?
-No, sólo tengo que manejar algunas cosas. -meto mis papeles en mi bolso.
-Está bien, pero si necesitas hablar... -se pone de pie y se acerca a mí para darme un abrazo.
-Ya sé. -La abrazo. Por un momento pienso en decirle que Teddy ha vuelto pero mi teléfono suena, recordándome que ya llego tarde.