No estoy segura de la sensación que me embarga, es un extraño vacío en el estómago mezclado con una presión en el pecho, no me estrangula o quita el aire, pero si me inquieta en otros sentidos.
—Aquí es cuando sonríes— dice Kyle como si no fuera gran cosa mi falta de respuesta.
Yo niego con la cabeza porque sí es algo importante, porque me estoy alterando, aunque no sea visible en mi rostro, solo en mi temperatura corporal que va en aumento en esta fría noche.
—No me preguntastes si quería ser parte de tu familia— digo a modo de broma, aunque esto ocasiona una mueca en el rostro de Adkins.
—Espero que me consideres parte de tu familia sin necesidad de preguntarme— guarda el punzón en el bolsillo de su pantalón y vuelve a entrelazar nuestras manos —Todavía no es tiempo de casarnos, así que por el momento solo seremos familia sin papeles legales, quedate atenta para más actualizaciones— me guiña un ojo, toma la lámpara de aceite y comienza a caminar de regreso al campamento.
—Oye, pero tampoco me has preguntado si quiero ser tu novia o algo— lo sigo aun sosteniendo la taza de chocolate caliente.
—Eso, señorita Elleri, es una pregunta para otro día, por favor, un paso a la vez, vamos muy rápido— hace cara de espanto, pero comienza a reír al final —Nunca nadie había estado tan ansiosa por ser mi novia, lo tendré en cuenta— el brillo en sus ojos y su expresión de superioridad me hace caer en cuenta de que tal vez he cometido un error.
—Lo que te deje dormir en las noches— no voy a refutar su conjetura, mi chocolate es más atractivo en este momento que sus palabras que solo pueden llegar a irritarme en un punto o a avergonzarme.
No digo nada más y él solo sonríe. No puedo evitar imitarlo, porque yo sé algo que él y ya quiero ver su rostro cuando finalmente lo diga, espero que para ese momento siga sintiendo lo que ahora.
—Por cierto ¿no hemos perdido varias clases de salsa?— recuerdo el tipo raro de citas que teníamos, a la cual fuimos dos veces y que de alguna manera cada momento fue un suplicio porque solo pude pensar en ser tocada y en cómo lograr huir de ello, sin embargo nunca tuve de que preocuparme, y ahora que no me molesta que Kyle me tome de la mano, no estamos yendo a las clases de baile.
—Cierto...— ladeo la cabeza —El baile— hace un sonido como si estuviera pensando, que no estoy muy segura que realmente lo hace o solo quiere verse interesante.
—Sí, bailar— repito para sacarlo de sus cavilaciones y devolverlo al presente.
—No sé si las clases que nos faltan aún están en vigencia— dice —Sin embargo sí sé que tu guardaespaldas ha hecho muy buen uso de ellas— su tono pícaro no pasa desapercibido para mi.
—¿Jay? ¿Por qué lo dices?— pregunto por qué realmente estoy curiosa, las clases también eran para él ¿acaso volvió a alguna sin mi? Me sentiría traicionada, sino hubiera asimilado que quiénes me protegen tienen una vida alejada de mi y que conocen más gente.
—Bueno, la profesora me contó que...
—¡Señorita!— su relato es interrumpido por el protagonista en sí.
—¿Sucede algo, Jay?— volteo a mirar de donde proviene la voz.
—Es peligroso estar tan apartados del grupo, y se dificulta la tarea de cuidar de todos, le pido volver con los demás— su voz no tiembla y es estable.
Ladeo la cabeza, es sorprendente cómo puede actuar como si fuera el dueño de sus emociones cuando probablemente entró en pánico en cuanto su secreto estaba a punto de ser revelado. Ello solo me hace tener más curiosidad sobre lo qué pasa con su vida y eso que no suelo entrometerme en sus asuntos, dejo que ellos vivan su vida como quieren, siendo felices.
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Citrus
RomanceKyle Adkins no es el típico chico malo y él lo sabe, es más amable que molesto, más intenso que sutil y definitivamente más atractivo de lo que debería; Elleri White lo sabe muy bien y tal vez por eso siente odio a primera vista, o tal vez solo sea...