Capítulo 17

532 58 10
                                    

Lo golpeo en el pecho, el oxigeno no está entrando a mi cuerpo, mis golpes pierden fuerza y mis piernas tiemblan más. Cambio de táctica y llevo mis manos a las suyas alrededor de mi cuello, no puedo respirar, siento que pierdo el conocimiento, ni siquiera los gritos de Katherine son capaces de mantenerme despierta, estoy perdiendo la batalla.


Nunca supe de qué fue la conversación entre mi papá y Kyle, solo sé que salieron menos tensos y que Robert fue menos hostil con el pobre muchacho. No sé si tomarlo como una buena señal o como una mala, solo sé que ya pasó lo peor, al menos con lo que respecta a mi familia.

—Hola, Elleri— Gordon se sienta a mi lado, trae dos cafés y un plato con dos magdalenas.

—Hola— recibo el vaso de café que me ofrece, tengo cuidado de no tocarlo —Gracias— también recibo la magdalena que me da —Como niño explorador, siempre listo— le sonrío y él parece algo asombrado por mi gesto —Si vas a reaccionar así cada vez que haga algo, me voy a irritar.

—Lo siento, no era mi intención ofenderte— él toma asiento frente a mi.

—No lo hiciste, solo que es molesto ser observado como un experimento— doy un sorbo al café, no tiene azúcar —Supongo que cuando era bebé me hacía feliz la atención innecesaria, pero ya no, créeme— doy otro sorbo más, no es tan amargo el liquido porque tiene leche.

—Tiene sentido, a mi tampoco me gusta ser observado— mira tras de él, Kid y Jay están en la mesa tras suyo, Jay alza su mano y lo saluda.

—No te observan a ti, pero no se van a ir, así que lo siento— me encojo de hombros, es cierto, no importa si se los ordeno, no se van a ir porque su trabajo no es obedecerme, sino protegerme.

—Está bien, mi abuelo también es algo así con la seguridad, no te preocupes— asiento, supongo que era normal, él Gordon Martinel es uno de los herederos de las minas de rubíes, poético, considerando el color rojo de su pelo.

—Entonces, historia— saca un computador portátil de su bolso.

Yo me volteo y saco un libro de historia sobre el periodo que nos toco, además de un cuaderno y lapicero para tomar notas. El libro estaba en la biblioteca de mamá, ella tiene una colección completa de la historia del Imperio Anglo.

—Se supone que en el periodo de Discidium inicio la monarquía, después de que las tres islas continentales decidieran no compartir el nombre de Imperio— comienzo diciendo un dato importante que encontré en mi lectura.

—Cierto, ahí fue cuando dejaron de ser el Impero Anglo y pasaron a ser los países de Larsa, Baviera y Carintia— completo Gordon.

—Sí, sobretodo porque los administradores del actual país de Carintia, traicionaron a los de Larsa y Baviera— voy anotando datos, es extraño hablar de historia, como si fuera algo ajeno a nosotros solo por el hecho que ya pasó, cuando en realidad aun repercute en nuestro día a día. en las ideologías, en la sociedad, incluso en los casos y luchas de poder que aun se tiene.

Gordon y yo pasamos varias horas trabajando en nuestro trabajo de historia, donde el objetivo es predecir que pudo haber pasado si se hubiera continuado como un imperio, que imaginamos que seríamos hoy en día, cual sería la capital, ciudad económica principal, destino turístico popular, entre otras locaciones e items. Vaya trabajo final, siento que no pensé nada en toda la clase, para venir a hacerlo para el final, todo con tal de graduarme en tres semanas.

—He visto que un chico siempre va y te recoge a la salida del colegio— Gordon interrumpe mi escritura con su comentario.

Miro un momento mis notas antes de alzar la cabeza y mirarlo a los ojos, realmente son oscuros, parece curioso y con sed de tener el último chisme, o al menos es así como interpreto su lenguaje corporal. No puedo culparlo ¿qué ser humano no ama el conocimiento? Aunque sea de cosas tan banales como mi estado sentimental.

CitrusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora