Un vaso de agua es puesto delante de nosotras, estoy segura que es lo único que recibiremos durante el día, ni siquiera un pedazo de pan, a veces tengo la sensación que nos mantienen apenas con vida, no sé que quieren hacer con nosotras, pero temo cada vez que sus ojos se posan en nosotras. A veces creo que morir abandona en ese lugar sin ninguno de ellos a nuestro alrededor dándonos un vaso de agua para las dos sería una mejor solución que lo que nos podrían hacer.
El cielo encapotado está más triste de lo normal o simplemente soy yo que me siento cansada tras la pasada noche, demasiado contacto físico. Miro a lado y lado antes de cruzar la calle y entrar al centro comercial, Katherine me espera en una cafetería a la cual solemos ir desde que cumplimos quince, una edad para empezar a ser independiente, una mala elección de nuestros padres si me preguntan, o tal vez, solo fue el año que marco mi existencia.
El olor del café invade mis fosas nasales con solo empujar la puerta, la cual provoca el sonido de una campana, las paredes de madera oscura hacen un hermoso contraste con la clara madera del suelo, unos cuantos cuadros adornan la habitación y pequeñas mesas esparcidas por todo el lugar dan un toque sutil de elegancia. Jay entra tras de mi y se aleja hacia la barra.
Detecto la figura de mi amiga tan solo con dar un paso hacia el interior, está perdida en sus pensamientos mirando por la ventana mientras lleva una taza de café a sus labios, su sueter gris cubre por completo sus manos, su pelo recogido en una coleta deja ver sus hermosas facciones con un semblante triste cubriéndolas. Tanto ella como yo recordamos ese día, ese maldito día tres años atrás, estamos marcadas por él.
—Hola Ellie— me da una sonrisa cuando me siento frente a ella.
—Hola Kate— tomo un trago del cappuccino que ella empuja en mi dirección, supongo que lo ha pedido para mí.
—¿Que estamos haciendo acá? Hace mucho frío y amo los vaqueros que llevas puestos, algo raro en ti, pero sigo sin entender que hacemos acá— frunce la nariz como una niña pequeña.
De todo lo que puede notar en mí, lo primero que nota son mis piernas cubiertas, amo los vestidos y tengo de todo tipo de ellos, pero no soy una suicida, no quiero morir de hipotermia y el clima puede volverse loco en la ciudad, así que uso la vía mas segura para mi salud, al menos por el día de hoy, además los vaqueros también me gustan, me gusta la ropa, fin.
—Regalo de aniversario, ya sabes, la fiesta y esas tonterías que decidieron llevar a cabo mis padres, me corrijo, nuestros padres— tomo un trago más y dirijo mi vista hacia la ventana, viendo a niños correr mientras ríen.
—Ni me lo recuerdes, que sean tan amigos no quiere decir que debían casarse el mismo día, aunque las bodas dobles son tan tiernas— suspira con anhelo.
¿Qué bicho la pico? Está muy sentimental y eso provoca que sus neuronas hagan corto circuito y se contradiga, primero dice que es muy tonto que nuestros padres se casen el mismo día y luego que son muy tiernos, mi cerebro no estaba confundido, pero lamento que el suyo lo esté.
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Citrus
RomanceKyle Adkins no es el típico chico malo y él lo sabe, es más amable que molesto, más intenso que sutil y definitivamente más atractivo de lo que debería; Elleri White lo sabe muy bien y tal vez por eso siente odio a primera vista, o tal vez solo sea...