3. La noche aún es joven

1.1K 162 18
                                    

Tras instalarse en un pequeño hotel cercano al bosque, a diferencia de su familia, a él le gustaba el lugar, tenía una apariencia algo retro, con un estilo de los ochenta, su madre no paraba de quejarse que si hubiera querido hospedarse en un lugar asi hubieran ido a casa de la abuela y Anabell opinaba, por otra parte, parecía ser que, solo Sam lo apoyaba. Ya instalados fueron a comer a un restaurante de china que habían visto de camino al hotel, llegado allá ordenaron algo de comida. Tanto su madre como Sam salieron afuera a fumar como normalmente hacian, dejándolo solo jubto a su hermanastra. Estaba aburrido, ella estana aburrida. En conclusión ambos lo estaban, sin tener una mejor para pasar el tiempo, comenzaron a jugar verdad o reto, con más retos que verdades-Te doy diez dólares si vas y le robas la billetera a esa señora pelirroja que acaba de entrar-propuso.

Una sonrisa malévola surgió en los labios contrarios, quien se levantó y acercó de manerq tranquila hacia la mujer, no mencionó nada, ran solo paso a su lado y de un movimiento ágil, metió su mano en su bolsa h saco su billetera, guardandola al instante en su chaqueta. Aquello no parecía ningún reto, la chica regresaba sonriente a su lugar enseñando la billetera la cual tras sacar el dinero la arrojo al basurero.

-Tan solo habían ocho dólares con diecinueve centavos-decia la chica a la vez que contaba el dinero robado-ahora dame mi dinero.

-Creo que el dinero de la billetera es recompensa suficiente-dijo sonriente, a lo que ella rodo los ojos-, no hagas esa cara niña, que ya te doy tu dinero.

-Yei-dijo célebre-supongo que es mi turno.

No pudo continuar, cuando de repente comenzaron a escuchar un alboroto de una de las mesas, aquel grupo de adultos salio huyendo del local, justo al mimso tiempo que sus padres entraban, la comida se les fue servida, pero la cabeza del joven estaba en otro lado, viendo a un hombre joven a unas mesas mas allá, no podía dejar de verlo, en cortas palabras de podría decir que era similar a esos galanes de las telenovelas. Sintió su rostro arder cuqndo este jocen volteo en su direccion, y basto con una leve sonrisa para que los colores se le subieran a la cara.

[...]

La noche aun era joven y prometedora, el lar de hermanos aprovechando de que dormían en habitaciones separadas a mis de sus padre, salieron de hurtadillas de sus cuartos, no tenían pensado en pasar la noche encerrados, o no señores, ellos saldrían de joda toda la noche y volverían al amanecer, bajaban con cuidado las escaleras, puesto a que sabian que estas rechinaban por las pisadas, aunque Anabell se las ingenio para deslizarse por el barandal de la escalera para llegar abajo, Emmy bajo las escaleras a la antigua. Se sorprendieron al ver aquel comediante nuevamente, pero no estaba solo él, sino tambien el escritor de terror favorito de su hermana, quien no paraba de sonreir emocionada al verlo, parecía como si quisiera salir corriendo emocionada hacia donde se hallaba como una fangirl loca, ella se contuvo y camino con lentitud hacia donde se hallaba el escritor, no dejando de sonreir como una boba, siendo seguida en todo momento por el joven-Oh por Dios, eres Bill Denbrough-dijo apenas por la emoción, llamando la atención del susodicho y de su grupo de amigos, pero la atención de estos se desvió hacia el joven detrás de ella, se sorprendieron por lo pálido que era- ¿Podríamos sacarnos una foto?

El escritor asintió gustoso, la chica le extendió su telefono celular a su hermano para que le sacara la foto, el grupo se sorprendió ya que creían que era una alucinación, ¿raro no lo creen? Dejaron de prestarle atencion al muchacho, a excepción de cierto comediante de stand-up que los reconoció al instante-Oye tu eres el muchacho blanco del avión-señalo, una vez que la foto fue tomada- ¿Que hacéis aquí?

-De vacaciones-dijo cortante. No tenía ánimos de hablar con esos personas-, vámonos Ana o no llegaremos a la horita feliz.

-Esperen un momento-los detuvo el escritor- ¿Cuantos años tienen?

-Diecisé...

-Dieciocho-la interrumpió el chico, tapando su boca para que no siguiera hablando-y si nos permiten, debemos irnos.

-No es seguro que salgan-bramo la única mujer del grupo.

Cuando el par se dio la vuelta se dieron cuenta de que era la misma mujer pelirroja del negocio, intentaron actuqr con normalidad, pero digamos que las habilidades de actuación de Anabell son muy nulas q difernecia de su hermano que podía actuar como si nada pasará ante cualquier situación.

- ¿Porque lo dices? -inquirio.

-No saben que los niños desaparecen en este pueblo-explico la mujer pelirroja al joven, aunque el muchacho no se mostraba muy convencido-asi que vuelvan a la cama antes de que algo malo les pase allá afuera.

Poniendo los ojos en bla co se alejo con la chica, llevándola hacia las escaleras, incitando a la joven pata que subiera las mismqs-No somos niños-bramo el joven albino-o al menos yo no lo soy, vos si, asi que te tendrás que quedar Ana.

- ¡No pienses abandonarme aquí! -exclamo molesta la chica.

Golpeando la pared, sentenció firme-Es preferible que te quedes aca en lo que yo voy a comprar algo para beber, tu sabes que yo soy mas rápido así que podre ir y venir en un santiamén.

Dejando a su hermana en su habitación, se  escapó por la ventana más cercana, procurando no ser visto por aquel grupo de adultos, corrió hasta el auto mas cercano, un Ford fiesta blanco, no era de sus padres claro y seguramente sería de alguno de esos tipos, rompiendo la ventana con su codo, pudiendo abrir el vehículo, tras cruzar los cables el automóvil encendio, y si se preguntan, sí, ya lo habia hecho antes, un tío suyo, en vez de enseñarle a jugar algun deporte o cualquier otra cosa, le había enseñado como robar autos y también en ese entonces le enseño a conducirlos, al menos algo bueno había sucedido en aquél verano en casa de su tío Collins. Cuando el vehiculo encendio y arrancó con rumbo al pueblo, logró escuchar al dueño del vehículo quejarse de que se lo habían robado, alguien iba a tener una mala noche y se aseguraría de no ser el quien la pasará mal. De todas formas regresaría el auto.

Pronto llegó al centro de la ciudad de Derry en donde se dirigio a una licorería, en la cual le pidieron su identificación, les enseño la falsa claro está, aun tenia diecisiete años y cumplía la mayoría de edad en marzo del año que entra.

Con una botella de ron en la mano y algunas frutas que consiguió en el supermercado fue hasta el auto robado, dejo lqs cosas en el asiento del copiloto. Y los colores subieron nuevamente al rostro cuando a la lejanía volvía a ver aquel hombre joven que vio en el restaurante, si que era sexy y no lo hacia gay el saber aprediar el atractivo de otro hombre, ¿o si? No, no, y no, él no era gay.

Copito de nieve ᴾᵉⁿⁿʸʷⁱˢᵉ/ᴮᵒᵇ ᴳʳᵃʸDonde viven las historias. Descúbrelo ahora