Ok, no me excusare, me encantó eso que paso con Sebastián, fue lo más excitante que he hecho en mi vida y ame todo.
Estaba acostada en mi cama recién despertando, ya habían pasado unos días de lo sucedido con Sebastián y hoy era su cumpleaños, recuerdo que me lo dijo después de lo que pasó, que me quería en su fiesta el diecisiete de diciembre. Pero desde el día de la cena no lo he vuelto a ver, tampoco me ha escrito ni nada, aunque esa era su actitud, ser apegado y distante a veces. Traté de no darle muchas vueltas a eso y me terminé de levantar de la cama, ya cuando me había cepillado los dientes y terminado de hacer todo lo que conlleva ir al baño recién despiertos me vestí con ropa ligera y bajé a desayunar.
Encontré a mi hermano comiendo solo en la isla de la cocina y una sensación de tristeza me invadió por dentro, ya estaba acostumbrada a este tipo de cosas, pero no dejaban de ser fáciles de pasar.
- Buenos días – dije y Gabriel volteo con una sonrisa muy amplia en el rostro.
- Muy buenos días hermanita – dijo más alegre de lo normal y eso me causó intriga.
- ¿Y a ti que te pasa?
- No sé, pareciera que el cielo estuviera más azul, el sol brillara más que nunca, el hecho de que mi cuñado esté cumpliendo años hoy, no lo sé, muchas razones la verdad – dijo mientras se balanceaba de un lado a otro.
Yo mientras sacaba la leche y el cereal lo miraba con mucha rareza con una ceja lazada.
- Aja ¿y eso que tiene de especial? – me serví la leche y el cereal para ya sentarme a comer.
- Lo tiene todo mi querida Tina, pues hoy yo mismo te llevaré a su casa y por sobre todo hoy tienes que estar más preciosa que nunca.
Ok, se volvió loco, definitivamente.
Mientras seguía comiendo pensé en lo que podría ponerme, y sonreí cuando se me vino a la mente todo el atuendo completo, sí, me vería muy linda.
- Nuestros padres salieron temprano por cosas en el bufe, creo que regresan en la noche – dijo Gabriel de repente con un poco de pesar en un voz.
- Cuando no hacen eso, no es raro – dije con rabia, no podía dejar de sentir eso.
Todo este tiempo que estuvieron en casa solo duraron en ella cómo dos días seguidos, ya los demás nos despertábamos y no estaban, mientras comíamos se iban con la misma excusa, y una de las noches que decidimos ver películas, ellos la eligieron, a nosotros no nos gustaba mucho el género, pero como siempre les dimos el honor, hicimos palomitas y cuando recién estaba iniciando la película se tuvieron que ir, eran las ocho de la noche y día domingo, no dijeron si quiera adiós, solo se cambiaron y se fueron, no regresaron en toda la noche.
Al día siguiente Gabriel y yo nos fuimos a comer a un restaurante, no queríamos comer con ellos, y cuando llegamos nos regañaron, diciendo que donde estábamos, que por qué no les avisamos, que nosotros no nos mandábamos solos, y ahí explote, les dije muchas verdades que sentía, Gabriel trataba de calmarme, pero no podía, no dejaba de gritar, cuando ya saqué todo lo que tenía dentro me fui a mi habitación. Me había quedado dormida, al despertar ya se había hecho de noche, fue cuando decidí bajar a buscar algo de cenar que encontré la casa sola y una nota en la isla que decía:
"Valentina, nos fuimos al bufe por una emergencia y tu hermano vino con nosotros, hay comida lista en el microondas, un beso.
Att: mamá"
Arrugué la nota con rabia y lloré, nunca cambiarían.
- ¿A qué hora piensas ir a dónde Sebastián? – preguntó Gabriel sacándome de mis pensamientos.
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Lo que encontré en ti
Novela JuvenilSoledad, tristeza, odiar con toda tu alma a las personas que te hacen daño y tener un rencor tan grande al no saber cómo liberarte de ese espantoso sentimiento. Bueno esos sentimientos rondaban en mi día a día, pensaba que solo yo era la única que p...