09 VALENTINA

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- ¡Valentina arriba tenemos que arreglarnos! – grito Isabella arrojándome el uniforme en la cara.

- ¿Qué día es? ¿Qué hora es? – dije con voz pastosa y tapándome con la sabana hasta la cabeza.

- Es lunes y son las seis y media y muévete que ayer no me quisiste contar lo que paso con Sebastián – me quito la sabana –. Mueve el culo Valentina Leister, te quiero duchada y vestida en media hora – me jalo de los pies y después se fue.

Me levante de la cama a regañadientes y fui directo al baño, cuando entre que abrí la ducha toda el agua fría cayó sobre mi cabello y me desperté enseguida, mientras me pasaba el jabón por el cuerpo recode como Sebastián acariciaba mi cuerpo, su toque era suave pero sus besos eran salvajes, me sonroje y se me escapo una sonrisa; alejando esos pensamientos termine de ducharme y salí. Me estaba poniendo el uniforme cuando Isabella grito desde la planta baja:

- ¡Te quedan diez minutos!

Estaba de esa forma ya que anoche no le conté lo que paso, me insistió hasta más no poder, llego a ponerse de rodillas, pero la convencí diciéndole que lo haría apenas nos levantáramos, ya supongo que no debió dormir tranquila esperando a que se hiciera de día, me daba mucha vergüenza decírselo ya que yo me había prácticamente jurado de que eso no volvería a pasar, pero no me arrepentía de haberlo hecho, lo deseaba mucho, y valió la pena arriesgarme. Ya lista baje e Isabella estaba sentada en una silla de la isla con los dedos entrelazados y su mentón reposaba sobre en ellos, ya el desayuno estaba hecho.

- Siéntate Vale – dijo en tono sofisticado haciendo un ademan hacia la silla del frente, trate de no soltar una carcajada y me senté - ¿Quieres tu café con azúcar o prefieres jugo?

- Sabes que prefiero café, y si, con azúcar, gracias – lo sirvió como si estuviéramos en la realeza, me mordía la mejilla interna para contener la risa. Me lo dio y cuando le iba a dar un sorbo me dijo:

- Ahora Vale cuéntale a tu mejor amiga que paso ayer con Sebastián.

- ¿Y si comemos primero?, tengo hambre – cuando fui a tomar una tostada me detuvo.

- No estuve casi toda la noche despierta aguantando la incertidumbre para que tú me digas que quieres comer primero. ¡Habla ahora!

Ok, esto estaba siendo demasiado gracioso, pero si seguía dejándola con la duda era capaz de encerrarme en la casa y no ir al instituto para hacerme hablar, así que solo tome un poco de café y proseguí a hablar.

- Intento besarme primero en la cocina y descubrí... - no sabía si contárselo, pero sé con certeza que ella no diría nada – marcas en sus brazos.

- ¿Marcas? ¿Así como las tuyas?

- Si, eran cortadas, no me dijo porque lo hacía, solo que se arrepentía de haberlo hecho y entonces intento besarme pero lo frene. Isabella me jure no hacerlo otra vez, no volver a besarlo más; pero cuando estábamos en el jardín, comenzamos a hablar tan bien que simplemente cuando me pregunto no me pude negar, sus ojos brillaban con una intensidad tan hermosa que mi respuesta fue un rotundo "si".

- ¿Qué sentiste cuando lo besaste? – dijo y se llevó una tostada a la boca.

- No sé cómo describirlo, fue muy lindo, me acariciaba el cuerpo y lo mejor de todo es que no lo hacía con desagrado, nada lo hizo con ese sentimiento, todo él fue tierno, no quería que ese momento acabara – di un suspiro y sonreí –, y también justo antes de que se fuera me dio un pico en los labios.

- Creo que ahora si te perdimos Vale – dijo y levanto una ceja.

- ¿Y qué me dices de ti? Daniel te beso la comisura de la boca y no lo apartaste, ¿acaso paso algo de lo que no me hayas hablado Isabella? – me cruce de brazos y noté que se puso nerviosa.

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