EPILOGO SEBASTIÁN

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- Valentina Leister – dijo el director por el micrófono y con orgullo me levante de mi asiento y aplaudí con todas mis fuerzas, a mi lado estaba Daniel e Isabella.

Ya habían pasado meses de lo ocurrido con Valentina, fueron meses difíciles, las terapias, las pesadillas que ella tenía de las cuales se levantaba llorando, la depresión que después se le sumo, los trabajos finales para graduarnos, ella sin querer dar la cara por el instituto. No fue para nada fácil los procesos por los cuales tuvimos que pasar.

Pero lo logramos.

Hoy nos estábamos graduando, ella estaba radiante, con su toga y birrete, recibiendo su diploma con una gran sonrisa en el rostro, más segura de sí, con menos miedo que antes, orgullosa de estar viva, y yo estaba tan feliz de tenerla junto a mí.

- Sebastián Miller – cuando dijeron mi nombre también sentí mucha felicidad, lo había logrado, después de tantos impedimentos, tantos problemas, creer que no iba a siquiera llegar hasta aquí, mírenme, recibiendo mi diploma.

Cuando lo tuve en mis manos le agradecí a Dios por permitirme estar aquí, por seguir vivo. Le dedique este orgullo a mi hermana, que donde quiera que este sabe que la amo y que nunca me olvidare de ella, para mí, ella está en todo lo bello y puro que puede tener la tierra. Voltee hacia donde estaban los asientos y pude visualizar a mi madre quitándose las lágrimas de las mejillas, ella y yo sabíamos lo que este momento significaba para nosotros y nos era imposible no pensar en Abby.

Cuando regresé a mi asiento Valentina me abrazo y me dio leves picos en los labios.

- Felicidades, mi amor – dijo para luego sentarse.

- Gracias estrella, igual para ti, lo logramos – entrelace nuestras manos y bese la de ella, Vale solo sonrió y seguimos viendo a los demás como recibían sus diplomas.

Cuando llego la hora de lanzar nuestros birretes, ese momento exacto fue mágico, suena cursi, pero esa es la única palabra que puede describir ese instante. Era el final pero a la vez el inicio de una nueva vida, estábamos dejando de ser unos niños para comenzar a ser adultos, una nueva vida se estaba abriendo ante nuestros ojos, a partir de ahora todo lo que hagamos dependerá de nosotros mismos, nuevas oportunidades y teníamos que saber cómo aprovechar cada una de ellas.

Agarré a Valentina por la cintura y la besé mientras una sonrisa se formaba en mis labios, mi chica, mi amor, mi estrella, todas la oportunidades que la vida podía brindarnos las quería pasar junto a ella.

Al separarnos miramos a Daniel y a Isabella que estaban igual que nosotros.

- Vayan a un hotel, me aturden – grité e Isabella solo me sacó el dedo medio.

Reímos y fue cuando la familia de Valentina vino hacia nosotros junto a mi madre.

- Felicidades mis tesoros. – dijo mi madre abrazándonos a ambos, luego soltó a Valentina y ella fue a abrazar a su familia. Mi madre me tomó de las mejilla y yo sonreí – Estoy tan orgullosa de ti, hijo, me hubiera gustado tanto que tu padre y hermana estuvieran aquí – su voz se entre cortó y yo la abrace.

- Mi padre tomó su decisión hace mucho, no lo necesitamos en nuestra vida, y yo sé que Abby, – hice un pequeño silencio por el nudo que sentí en la garganta, trataba de ser fuerte, pero igual dolía – yo sé que ella está feliz donde quiera que esté. Está feliz de vernos a nosotros juntos y saber que siempre la recordamos.

Mi madre comenzó a llorar de nuevo y la apreté mucho más a mi cuerpo.

- Lo sé, ella está feliz, así como lo estaba todos los días, a excepción de cuando le daba brócoli, allí si no estaba nada contenta – reí por esa mención repentina y ella se separó de mí, le limpie las mejillas y le di un beso en la frente. Fue hacia donde Valentina a abrazarla y ella la recibió con un gran amor que siempre le agradecería.

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