04 SEBASTIÁN

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  Me sorprendí mucho cuando recibí el mensaje y la dirección de Daniel pidiéndome que lo buscara a casa de Valentina, ¿desde cuándo se hacía amigo de las raras? Bueno eso no era mi asunto. Cuando llegue a su casa note que era muy grande, de dos pisos, de color blanca y los tejados eran de color naranja muy elegante, ¿tendría la misma posición económica que la mía?, ya me enteraría con el tiempo. Y bueno que se puede decir cuando la vi, estaba rara, más de lo normal, ni me hablo solo saludo con la cabeza y eso fue todo, siempre cuando me veía se ponía nerviosa, pero no pasó nada ¡nada! Daniel si me saludo como siempre pero note algo que me llamo la atención y fue su sonrisa, era falsa, sabía todo de él hasta sus expresiones y esta no era la de siempre. Ya cuando nos despedimos de Valentina subimos al auto y comencé a conducir, el silencio era incómodo, de verdad que había algo raro con Daniel y justamente en ese instante hablo.

- ¿Por qué lo hiciste? – y ahora estaba más perdido que antes.

- ¿Hacer qué?

- Besarla ¿Por qué lo hiciste? – esto no estaba llegando a ningún lado.

- Daniel beso a muchas chicas todos los días, ¿me podrías decir cuál de todas? Porque de verdad que estoy perdido.

- ¡Joder a Valentina Sebastián! ¿Por qué lo hiciste? – levantó la voz y solo reí al recordar lo de esta tarde - ¿Por qué te ríes?

- Así que te dijo, como se ve que no puede mantener algo en secreto.

- Eres un idiota, termina de decir porque lo hiciste - ¿por qué estaba tan molesto? Si él era igual que yo.

- No entiendo porque estas así, si antes cuando lo hacía te molestabas pero era porque yo besaba a más chicas que tu – era como un juego para ver quien superaba a quien, casi siempre empatábamos pero siempre ganaba yo –, y si quieres saber por qué lo hice, fue porque no me pude acostar con una chica y estaba frustrado, pensé que con el simple hecho de besarla caería, pero no paso, se puso como una loca y le tuve que decirle la verdad.

- ¿Cuál verdad Sebastián? – volví mi la cabeza hacia él por unos segundos y tenía las manos echas puños. Mire de nuevo la carretera.

- Cual más Daniel, que da asco, es desagradable a simple vista – estacione el auto frete a nuestra casa y cuando me gire para volver a encararlo me tomo por el cuello de la camisa.

- Escúchame bien Sebastián te prohíbo que hables así de ella ante mi presencia, no la conoces, no sabes quién es ella.

- ¿Y tú sí?

- Lo suficiente como para decir que ella es mejor persona que tu – me soltó y me acomode en mi asiento al igual que él – ¿Qué ha hecho ella para que la trates así?

Me quede en silencio, era verdad ¿Qué me había hecho?, aceptaba que me gustaba utilizar a las mujeres pero... ella era diferente. El primer día que la conocí la trate bien ¿Por qué ahora la trataba de esta forma? Ni yo mismo lo entendía y además ¿desagradable? ¿dar asco? Se podría decir que ella era una chica demasiado linda, era morena clara, cabello castaño oscuro largo, ojos marrones pero muy intenso al igual que su mirada, simplemente era bella, aunque siempre parecía triste pero eso la hacía ser más tierna; no sentía nada por ella y sé que aunque la pusiera nerviosa con mi presencia ella no debe sentir nada tampoco. Valentina no iba a caer a mis pies como las demás chicas, de eso estaba seguro, pero para ser sincero me gusta verla nerviosa, es como si mi ego al igual que mi autoestima crecieran, aunque el beso de hoy fue diferente al que le doy a las demás chicas, no lo sé pero a decir verdad, me gusto haberla besado.

- Sebastián respóndeme – Daniel volvió a hablar y salí de mis pensamientos.

- No lo sé hermano, es algo extraño, sé que he sido un idiota pero... no sé exactamente porque lo he sido.

Lo que encontré en tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora