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“Nos vamos a divertir mucho en cuanto te atrape” Nobita no hacía caso a esos comentarios y seguía corriendo con todas sus fuerzas.

Era tanto la adrenalina que sentía dentro de esa pesadilla pero poco a poco sus piernas comenzaron a cansarse.

”¡Oh vamos!” exclamó el azabache.

Volteó repentinamente para ver si había perdido a esa cosa, pero lo único que consiguió fue el echo de que se estrellase contra un enorme árbol.

Despertó de golpe, se acababa de golpear contra la pared, al parecer no solo en el sueño si no que también en la realidad se movía.

“Ay ay ay” Nobita se quejaba mientras se sobaba la cabeza, con algo de dificultad ya que no traía sus lentes puestos se disponía a prender la lámpara.

Con la luz se disponía a buscar, pero que era lo que buscaba ni él tenía idea, no ubicaba sus anteojos y eso que juraba haberlos dejado en el mismo lugar de siempre. No fue hasta cuando su mirada observo un extraño bulto ubicado bajo su escritorio.

“¿Q-Qué… qué eres?” se armo de valor y aún sin los lentes puestos logró tomar el bate de béisbol, tomó una pose de defensa listo para lo que sea (le salió vigote al hijo de…. Mejor no termino la frase).

Esa cosa al escuchar las palabras del azabache se movía lentamente, estaba en una pose que le permitía darle la espalda al antes mencionado.

En cuanto lo tenía de frente nobita no lograba distinguir, no se parecía a esa cosa que vio en esa tremenda pesadilla.

Parpadeó varias veces, el agarre del bate se hizo más fuerte cuando ese ser salto sobre él, después del impacto se metía al armario dejando al azabache nuevamente en el suelo.

Nobita tenía sus anteojos puestos, “Al parecer esa cosa los tenía” se levantó rápidamente y con esa misma velocidad habría su armario “¡¿Qué?!”.

No había nada de nada, cuando de repente la puerta se cerró de golpe, por poco los dedos de su mano terminarían como  puré de manzana.

Nobita reaccionó más molesto que asustado, trató de abrir la puerta del armario nuevamente, con toda la fuerza del mundo pero nomas dicha puerta no se abría.

Nobita jadeando miraba el reloj para saber la hora “Es de muy de madrugada” murmuró, ya ni sabía si seguía dormido, “Estas cosas no suelen suceder, bueno no sucedían anteriormente… anteriormente de entrar….” Rápidamente recordó esa vez con Suneo Gigante y los demás.

Hasta ahora envuelto en esta situación sabía que algo se había llevado de aquella cabaña. Un extraño escalofrío recorría su espalda al recordar que en unos días anteriores encontró casualmente un cascabel.

Sin pensarlo dos veces busco donde lo había ocultado, allí estaba, en el cajón de su escritorio.

"No... no... no... no es cierto... seguramente es una broma… ¿broma?” el escalofrío se había echo más fuerte, el azabache estaba templando (como que broma, Nobi no jodas).

“Ni se te ocurra gritar y pedir ayuda a tus padres” una vez más aquella voz se hacia presente, no pareciera que saliera de algún sitio más bien era como si estuviese en la cabeza de Nobita “A menos que quieras que los lastime” una risita continuo después de aquella amenaza.

“¡¿Qué demonios eres?!” muy apenas logró juntar las fuerzas necesarias para preguntar (nuevamente digo, le salió vigote sjsjsjsjsjsjs).

En la actualidad:

Nobita suspiró pesadamente, se encontraba justo en frente de su casa, aún no se acostumbraba a su nueva vida… no tenía ni un mes y ya sentía que eran años estando con él.

No solo se conformaba con joderle todas las noches, esa cosa le encantaba ver como sus padres lo reprendian por cosas que claramente él provocaba, pero afortunadamente ‘eso’ no les tocaba ni un pelo… por el momento, claro está.

Entro sin ninguna pizca de ganas.

“Ya eh llegado” habló en voz alta.

"Bienvenido hijo” respondió la señora Tamako “Tu almuerzo ya esta en tu habitación” continuaba sin apartar la vista de aquellas hojas donde normalmente hacia las cuentas.

El azabache se dirigía a su cuarto, entró de la manera más deprimente que podía disimular.

Desde días atrás su cuarto era la única pieza de la casa donde la temperatura era baja (dato que nadie me pidió) aclimarse fue difícil, bueno solamente han transcurrido dos semanas aproximadamente era lógico.

"Hey... Ya llegaste" la voz que solamente el azabache podía escuchar se hizo presente.

“Si…” respondió sin ganas “Me podrías dejar un rato de tranquilidad… tengo que estudiar” dijo con los cuadernos en las manos.

"Mmmmh... ¿Qué recibiré a cambio? preguntó juguetón aquel ente.

Nobita tenía que pensar muy bien qué podía darle sin necesidad de perjudicar sus calificaciones “Fastidiarme en las noches no es una opción… ya sé” se la paso un rato pensando “Que te parece si en los próximos 3 fines de semana jugamos todo el día y toda la noche” propuso.

"Me parece bien" esa respuesta si que tomo por sorpresa al azabache, normalmente recibía un mal trato por parte de él.

No lo pensó dos veces, en cuanto sintió el ambiente menos pesado se disponía a trabajar.

Tranacurrieron las horas hasta que la puesta del sol alertaba a Nobita, el llamado de su madre para que bajara a cenar lo tranquilizó.

Era común que desde su encuentro con ‘eso’ cada vez que entraba la noche el azabache estuviese en total pánico.

Pero esta vez fue muy diferente a aquellas noches “No me voy a salvar de estos fines de semana” murmuró para que acto seguido bajaba a cenar.

Doraemon: Un nuevo compañero.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora