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"¡Nobita!" gritó Gigante sumamente enojado ya que el chico parecía tardar más de lo esperado "Ay tenia que ser él".

"No te molestes por eso ¡Oh gran Gigante!" elogiaba un Suneo que prácticamente era el que normalmente lamia los zapatos de otros (en el sentido de que está al lado de quien más le convenga).

"Si no te das prisa te vamos a dejar... aquí... completamente solo, me escuchaste" gritó otro de los compañeros.

"Ya voy... ya voy" una pequeña voz rápidamente respondía, al cabo de unos cuantos segundos el joven salía de dicho lugar.

Sin perder el tiempo los 5 integrantes regresaban a casa, subiendo al autobús, y enseguida se sentaban en los asientos libres.

Sin embargo y como de costumbre dejaban de lado al pobre Nobita, éste no se atrevió a platicar sobre el pequeño incidente que tuvo dentro de ese lugar, como no querer comentarlo si la herida seguía sangrando. La escondía en volviéndola entre su camisa.

Pero a sus compañeros no les importaba en lo absoluto de que el azabache estuviese herido, solo lo llamaron para ver si este al entrar a esa cabaña se asustará, según Suneo en ese bosque pasan cosas un tanto paranormales.

"Son cuentos, cuentos para niños" comentaba uno de los acompañantes que llevaba una gorra puesta. "Realmente creen que existan los fantasmas" continuaba mientras se acomodaba su gorra.

"Eh... puede que si puede que no" contestó otro que estaba algo llenito (gordo por si hay confusión) "Eso si, ese bosque es el único testigo de las múltiples muertes".

Gigante escuchaba atentamente, el en lo personal no creía en esas cosas "Es una lástima que tan bonito lugar tenga un historial tan tétrico" fue lo único que salió de él.

Al cabo de 15 minutos bajaban de el dichoso autobús para que este siguiera su ruta (como de costumbre) y los 4 chicos se despedían para después encaminarse a sus casa.

Nobita por su parte trato de alcanzar a Suneo "Fue divertido ir a ese lugar" comentaba aún con su mano derecha escondida. "Podríamos planear ir a otro sitio, que dices Suneo".

Esté al escuchar las palabras del contrario, rápidamente  se reincorpora ya que no había notado que él estaba siguiéndolo (según él, Nobita lo seguia). "Pues realmente no creo que podamos salir por un tiempo, mis padres vieron mis notas y posiblemente me regañen por lo bajas que son" mentía para quitarse al raro de encima.

"Ya veo, bueno" deteniendo el paso "No pasa nada, creo creo también yo no podré salir a algún sitio" tratando de empalizar "Pero bueno nos vemos mañana en la escuela".

Suneo suspiró tranquilamente después de que el azabache se fuera "Es una suerte de que nadie me haya visto hablando con ese idiota" pensaba para después seguir su camino a casa.

Mientras tanto Nobita caminaba a su casa, era un poco tarde así que enseguida apretaba el paso. Finalmente llego, se quito los zapatos, "Ya has llegado hijo" hablo su madre que se encontraba en la cocina (posiblemente preparando la cena).

"Si mamá" respondió el chico. "Aún no a visto mis exámenes, eso es bueno, aún que tarde o temprano los va a ver".

Esté se dirigió al baño para poder checarce la cortada. Enseguida levantaba su mano para verla, le pareció realmente extraño que la sangre siguiera manando, no tan exagerado pero si no la trataba posiblemente le causara un daño.

"Esto es extraño" murmuraba mientras que metía su mano lentamente al lavamanos, el roce del agua con esa cortada le provocó un ardor del diablo (bueno para él esa sensación era del diablo). Para que después buscará entre ella si algún fragmento de cristal aún estába allí.

Después de colocarse una curita (benda o lo que se haya puesto para detener el sangrando) subía rápidamente las escaleras, aún le faltaba una cosa: cambiarse la camisa ya que estaba manchada casi en su totalidad.

Afortunadamente logró su objetivo, decidió que lo mejor era que él la lavará por su propia cuenta, realmente le atemorizada que su madre se enterara ya que le haría mil preguntas y pues eso significa decirle al lugar a donde él fue.

Luego de esconder su camisa dentro del armario donde normalmente guardada sus juguetes o los exámenes  con esos enormes ceros y una que otra cosa se disponía a bajar ya que era la hora de la cena. Afortunadamente la conversación de esa noche con sus padres parecía ser agradable, Nobita ocultaba su mano, fue difícil pero no imposible.

Después de dar las buenas noches a sus padres, Nobita se acomodaba para ir a dormir. Para su suerte no dejaron tareas que hacer en este fin de semana (una preocupación menos), así que tranquilamente guardaba sus cosas en la mochila ya con las luces apagadas este se encontraba ya acostado en su respectivo futon.

Doraemon: Un nuevo compañero.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora